Mujeres al frente

Argentina quedó afuera del Mundial pero dijimos que estaríamos hasta el final y esto es sólo el principio

Por Laura Farina. Especial para La Marea Noticias

Qué difícil es explicar la nostalgia por algo que no pasó. La sensación de haber estado tan cerca del objetivo no una, sino tres veces y no haberlo conseguido. Estaban convencidas de que éste iba a ser el mundial que nos quitaría de encima la ansiedad por la primera victoria; y quizás la tristeza las haya agobiado tras el resultado pero queda en la retina la impresión de haber estado sólo a un paso de conseguirlo.

Era justo que lo lograra esta generación de jugadoras que lo dieron y lo dijeron todo, que pusieron el cuerpo y la voz contra la AFA y el silencio cómplice de sus titiriteros. El equipo que vio a su capitana y máxima estrella, Estefanía Banini, ser apartada por decir lo necesario, por gritarles en la cara a los de traje y corbata que así no se podía seguir, por mostrarle al ex técnico que en el fútbol la que no arriesga, no gana.

Y aunque no se obtuvo la victoria deseada, está garantizado que no habrá historia del fútbol  femenino argentino que no hable de una tal Banini, que no cuente de la garra y las hazañas hechas goles de Florencia Bonsegundo, que no mencione las atajadas de Vanina Correa, que no narre sobre la estadounidense que no sabe hablar español pero que decidió jugar con la celeste y blanca porque así se lo transmitió su mamá.

Por ellas, por las que jugaron hace 50 años y tuvieron que ser rescatas del olvido y por las que este miércoles pudieron verlas por televisión -jugando ante estadios llenos-, siendo las 4 de la mañana, queriendo imitarlas, soñando ser ellas; esto es un triunfo.

El fútbol es adrenalina, es pasión, un sentimiento inexplicable, tan inexplicable que pese a ser discriminardas como futbolistas, ahí están todas ellas, gritándoles goles al mundo entero. Bienvenidos, bienvenidas, bienvenides todes quienes se suman a este deporte tan lindo y tan frustrante al mismo tiempo. Sepan de antemano que, por suerte, siempre da revancha.

Las vimos intentar hasta último momento, abroquelarse frente a cada ataque sueco, presionar ante cada posibilidad, no achicarse a pesar de la diferencia jerárquica y buscar nuevamente la épica como contra Sudáfrica el jueves pasado.

Queda la sensación de que Argentina pudo haber hecho más. No tanto por déficit de las jugadoras sino por errores ajenos. Cambios tardíos con el marcador ya en contra, jugadoras inexplicablemente titulares, goleadora sentada en el banco hasta último momento, defensoras históricas que no fueron convacadas.

Mucho más no se le puede pedir a una selección que tiene apenas 5 años de semiprofesionalización en su liga local, la cual terminó excasos días antes del Mudial, imposibilitando que las jugadoras entrenen y practiquen juntas el tiempo necesario; un equipo nacional que tuvo que viajar a la Copa del Mundo en tandas repartidas en 3 días distintos porque no le consiguieron otro vuelo y que fue uno de los últimos en llegar a Nueva Zelanda.

Al quedar eliminadas, y tal como había anunciado antes de viajar, Estefanía Banini ratificó su alejamiento de la albiceleste por cansancio; pero no por el desgaste físico ni por su edad sino por lo que le ha costado ponerse al frente de tanto reclamo. En el inicio del encuentro contra Suecia, quizás ya sabiendo el final, y luego del mismo, sus ojos quedaron completamente enrojecidos de tanto lagrimear. La jugadora que lleva la 22 en la espalda pero la 10 en el corazón, dijo a la televisión: «Me toca irme de la Selección, me hubiese gustado hacerlo de otra manera en cuanto a los resultados, pero estoy tranquila. Ahora le toca a las nuevas generaciones defender esta camiseta». Además, al preguntarle por su legado resaltó que deja: «Amor, pasión por la camiseta argentina y una gran lucha. A nosotras nos tocó enfrentarnos a muchas discriminaciones».

Otra despedida dura parece ser la de Florencia Bonsegundo, la cordobesa que salió lesionada y que nos tiene acostumbradas a persistir una y mil veces, a ir por la pelota como si fuera su alma, a encarar al arco rival porque no queda otra, a ser precisa porque puede ser la última chance y a perseguir el sueño que se esfuma, nuevamente.

“Todavía me resisto a hablar de ustedes en pasado. No hay clasificación, Copa ni medalla que valga lo que hicieron por esta camiseta. Inolvidables dentro y fuera de la cancha. Referentes de todos los frentes. Capitanas eternas. Un orgullo ser contemporáneas de ustedes”, expresó la comunicadora Macarena Jorge Caamaño y parecía estar sintetizando el sentimiento de muches.

La capitana Banini anunció su alejamiento de la selección por cansancio mental.

 

Falta lo que falta

En lo estrictamente futbolístico, la verdad es que queda la impresión de que Argentina podría haberse llevado algún punto en ese primer partido con Italia, siendo que las europeas marcaron el 1 a 0 a tres minutos de terminar el partido y aprovechando que el técnico argentino, Germán Portanova, hizo el primer cambio recién a los 77 minutos, pese al evidente desgaste de las jugadoras.

En la segunda fecha contra Sudáfrica, el primer tiempo agarró mal parada a la selección rioplatense y, luego de ir dos tantos abajo, el DT acusó recibo, mandó a las más rápidas al campo de juego y consiguió un empate que se sintió como hazaña.

En la madrugada del miércoles, Argentina se paró muy firme contra el combinado número 3 del Mundo, Suecia. Pero casi que renunció al ataque hasta el ingreso de Yamila Rodríguez, cuando quedaban apenas 10 minutos de partido. Los que, sin embargo, le bastaron para ser la jugadora con más llegadas al área sueca.

La actual futbolista del Palmeiras no solo vivió la mayor parte del campeonato desde el banco suplente pese a ser la máxima goleadora de la era Portanova, sino que fue objeto de una campaña espantosa desde las redes sociales por su aspecto físico, por su apariencia estética, por su forma de expresarse, por su admiración a Cristiano Ronaldo, por su manera de vivir su vida. “Su amor me hace fuerte, tu odio me hace indomable”, escribió en sus redes sociales.

Queda mucho por aprender, a ellas futbolísticamente, o muchos otros como sociedad, como humanidad.

¿Cómo es posible que en un país donde este deporte genera tanta pasión, tanta euforia, tanta adrenalina algunos se arroguen el designio divino o biológico de ser los únicos en poder disfrutarlo, que alguien se crea capáz de apropiárselo, de privatizar el placer según el género, de creerse dueños de la pelota?

Y ahí está la AFA felicitando a las jugadoras. Y ahí están las futbolistas diciendo que el mérito es de ellas y reclamando un fútbol profesional local que aún hoy se sigue suspendiendo por falta de ambulancias o por cambios de fecha a último momento.

Pese a todos estos escollos, Argentina logró clasificarse nuevamente a un mundial, quedar terceras en la Copa América y pararse de igual a igual frente a las potencias. Imaginen lo que va a ser esto el día en que ellas tengan los recursos además del recococimiento que se ganaron con tanto esfuerzo.

Y si no pregúntenle a Marta, la jugadora más importante de todo Brasil y según muches, la mejor del mundo durante mucho tiempo. Goleadora histórica de la Copa del Mundo y ganadora de 6 balones de oro, no pudo salir campeona mundial nunca.

Antes del partido que también dejó afuera a las verdeamarelas, ella cantó victoria: “¿sabes lo que es genial? Que cuando empecé a jugar yo no tenía una ídola del femenino. Ustedes -dijo, en referencia a los medios de comunicación- no mostraban fútbol femenino. ¿Cómo se suponía que los iba a ver?, ¿cómo iba a imaginar que podía llegar a la selección, convertirme en lo que soy, una referencia? Hoy salimos a la calle y las personas nos paran para hablar, nos dicen ´mi hija te adora, ella quiere ser como vos´. Y no es sólo conmigo, es con otras jugadoras también. Entonces, hoy tenemos nuestras propias referentas. Esto no estaría sucediendo si nosotras nos hubiésemos detenido ante los primeros obstáculos. Es una lucha que continúa, que no comenzó conmigo, que comenzó con mucha gente atrás, por eso estamos muy orgullosas. La gente nos pide que nuestra generación continúe haciéndolo, continúe inspirando cada vez a más jóvenes. Estoy muy contenta de ver todo esto porque veinte años atrás nadie conocía a Marta, era mi primera Copa. Veinte años después todo cambió, soy referenta para muchas mujeres en el mundo entero, y no sólo en el fútbol. El periodismo también, que la gente vea muchas mujeres periodistas que antes no veíamos. Entonces, hemos abierto puertas para la igualdad. Y ya me hicieron llorar”, y con ella, lloramos todas.

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