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Feminismo Socorrista en la segunda edición de las «Rondas de lucha: hacer memoria en tiempos de cuarentena»

El lunes 6 de abril el encuentro fue junto a Ruth Zurbriggen, referente del feminismo socorrista en nuestro país: «Una nueva política de los afectos para acompañar abortos»

Te compartimos como en cada ocasión el texto escrito para recorrer y archivar, y el video (link al pie) para poder presenciar la hermosa ronda compartida.

#RondasDeLucha

#LaMareaNoticias

 

Ruth Zurbriggen

Activista feminista, acompañante en la decisión de abortar

Maestra y Profesora de ciencias de la educación.

Mi profesión más querida es la de ser maestra. Haber estado muchos años en escuelas primarias e institutos de formación docente en la ciudad de Neuquén.

Elegí de nombre: “Una nueva política de los afectos para acompañar abortos”. Puede sonar un poco grandilocuente este título, pero yo siento que sí estamos construyendo desde esta red de acompañamiento, una nueva política de los afectos. Quizás todavía nos falten palabras para describir esa nueva política. Quizás no es nueva tampoco, sino que es una política de los afectos, voy pensando en voz alta…

Yo siento que los acompañamientos se nos pegan en la piel, tengo sensaciones corporales vinculadas a otras afectividades relacionadas con los abortos

Y creo que esos acompañamientos se encarnan en nuestras corporalidades, allí aparece esto de la política de los afectos

Voy a leer una poesía de Mary Coler, que es una médica generalista y escritora de la región que trabaja en cuidados paliativos en salud publica en Río Negro. A ella la invitamos junto a Edith Galarza (abogada y escritora) a escribir poesía sobre abortos, luego les puedo contar cómo surgió esta idea.

 

Poema 10 del libro “Hoy elijo contarlo” 

Hay mujeres a(r)madas sosteniendo la sangre

Con las manos pintadas, así tiñendo el aire

ajustan la pupila, acomodan el cuerpo

y te dicen, miáame

                                          como si fuera simple

agarráme la mano,

                                               como si fuera fácil.

Espirales andantes en calles embarradas

activan los abrazos, de mujeres en ronda.

Se meten en las casas, cuestionan los prejuicios

patean tanta práctica de recaudo instalado

                    hasta del que lo hace, dentro del consultorio.

Hay un caldo que quema, debajo de esos cuerpos

y entonces, mansamente

estallan las ventanas.

 

Esta es una de las tantas poesías de este libro, y elegí regalárselos para empezar esta Ronda de Lucha.

Este es un momento muy difícil que nos encuentra conectadas de esta manera.

Escribí algunas cosas.

Parte de lo que estoy pensando a raíz de esta práctica feminista, es que los feminismos que estamos andando buscan poner todo bajo sospecha, incluso lo que nosotros y nosotres pensamos dentro de esta práctica.

Intentamos alejarnos de un feminismo q piensa ritualizadamente su hacer y consignistamente.

Y esto no quiere decir que a veces no haya que elaborar consignas, pero nuestra producción busca alejarse la ritualización de prácticas y de pensamientos.

Me parece muy interesante la idea de insistir en un feminismo que sospecha constante y permanentemente, aunque eso a veces traiga la sensación de abismo.

Cuando hablamos del feminismo socorrista debemos decir que somos parte de un entramado feminista, que hace de la acción directa, su modo de estar haciendo feminismo.

También venimos diciendo en la red que hacemos un feminismo arriesgado, apasionado, un feminismo que hace del reconocimiento, una práctica para construir confianza, y que hace de y con las escuchas, una pedagogía corpo-abortera. Y entonces allí es donde provocamos y se nos provocan ciertas sensaciones y ciertas afectividades a la hora de acompañar.

Historia de la Red de Socorristas

Este es un relato interesado. Es una memoria que nos narra y es una memoria singular y situada, y puede haber otros relatos de esta red.

En este caso la singularidad está atada al hecho de que soy una de las impulsoras de la red, y una de las actuales coordinadoras del impulso político que tiene.

Además, formo parte de esa historia junto a otras y otres, con quienes hacemos un feminismo que ancla su práctica en el sur del país, y no en los lugares centrales de la política de Argentina.

Eso le da al feminismo socorrista cierta impronta, no ser parte del centro político donde pareciera que se definen todas las cosas en este país.

Algunos hitos:

Primer en el 2010, las “Revueltas de Neuquén”, armamos nuestro espacio Socorro Rosa. Un espacio que buscó desde un primer momento, dar información y acompañar la decisión de abortar, que no era como lo tenemos hoy. El espacio socorrista devino en lo que es hoy, y posiblemente dentro de unos años se siga reconfigurando.

Lo que sí sabíamos en ese momento, cuando armamos el espacio Socorro Rosa dentro de La Revuelta, era que no queríamos ser una línea de información. Esto lo digo porque

Nos reconocemos como parte de un entramado social. No activamos en el vacío social, y en eso hago un reconocimiento especial a las compañeras a cargo de las líneas en relación a la discriminalización del aborto. Ellas socializaron muchísimo los conocimientos sobre cómo abortar con medicamentos, en particular con misoprostol

No queríamos ser sólo una línea de información, y la manera que encontramos de diferenciarnos fue el hecho de que acompañamos. Damos información y acompañamos.

Creamos Socorro Rosa en Neuquén, y por el 2012, entendimos que hacía falta extender el espacio. Nos preocupaba la idea de que: Si en Neuquén lo podíamos hacer, por qué no hacerlo en otros lados…

Poner a disposición la experiencia de Neuquén, para que otras colectivas feministas con las que coincidíamos dentro de la Campaña, nos juntáramos en esto de los acompañamientos.

Nosotras entendíamos que eso nos iba a fortalecer en Neuquén pero, sobre todo, que podíamos construir este feminismo de la acción directa junto a otras colectivas, y que no quedara reducido sólo a esta provincia.

Además, porque empezábamos a tener también contacto con mujeres de otras provincias que nos llamaban para ser acompañadas.

Así es que lo que hacemos, y lo que diferencia a esta colectiva de otras colectivas que acompañan todavía hoy, es que definimos impulsar la conformación de una red.

Intuitivamente, como una necesidad para nosotras. No es que diagramamos toda la red en los términos en que está hoy, como impulso político. Con la apuesta de extender los socorros rosas a otros lugares de Argentina, año 2012.

La primera reunión de esta red se hizo en la ciudad de Córdoba y siempre contamos que éramos tan pocas, pero era tanto el deseo de juntarnos, que éramos cinco colectivas (alrededor de 22 compañeras), en el comedor de una casa. En ese momento no imaginamos esto que se iba a producir después.

Esto que está siendo hoy, está directamente vinculado a un momento político del feminismo de Argentina. No es que somos un grupo de iluminadas y por eso hay una red de 500 activistas. Se da porque hay un momento político nacional y global con el feminismo, que hace que esta red haya crecido tanto.

Del “mientras tanto” al aborto libre y feminista

Empezamos a impulsar entonces la conformación de la red y en ese momento (en el 2012) decíamos que la red era un mientras tanto hasta que el aborto fuera legal en Argentina. Esa era nuestra carta de presentación. No nos despegábamos para nada del reclamo por el aborto legal seguro y gratuito (como no nos despegamos ahora de ese reclamo), pero insistíamos en nuestra primera declaración en que éramos un mientras tanto…

Y el definirnos como un mientras tanto, determinó algunas cosas de nuestra política en ese momento. Por ejemplo, que nos interesara enormemente hacer articulaciones con el sistema de salud.

Eso tiene ahora una potencia enorme, y más en este tiempo de pandemia por el covid19, pero en ese momento nuestra definición de: si somos un mientras tanto hasta que el aborto sea legal, entonces tenemos que construir relaciones necesarias con el sistema de salud, para que cuando el aborto sea legal, haya personas profesionales de la salud que garanticen la práctica del aborto.

Es decir, seguíamos siendo depositarias de esa idea de que los abortos deben pasar centralmente por el sistema de salud.

Hacer público nuestro hacer. Debates y avances de la Red

Un debate muy interesante que nos dimos en febrero del 2013 cuando nos volvimos a juntar en esa segunda reunión en la que fuimos menos colectivas incluso, fue si era pertinente o no (o si nos poníamos en algún tipo de riesgo) por dar a conocer lo que hacíamos. Las “Revueltas” fuimos a esa reunión planteando: “hay que hacer cada vez más público nuestro accionar”, e impulsamos esa conversación.

Hubo compañeras que plantearon en esa reunión que, si lo hacíamos público, nos exponíamos en términos legales y que no querían estar si hacíamos público nuestro hacer. Fue una discusión política muy interesante y consensuamos que sí valía la pena plantear lo que hacíamos porque parte de nuestra estrategia fue siempre desclandestinizar las prácticas de aborto.

Durante los primeros años de existencia nuestra red se planteaba como un espacio que era ese “mientras tanto”. En esos primeros años, diría que casi hasta el 2014, nuestra concepción no se salía del concepto del aborto como un tema de salud.

Hoy hemos “saltado” eso que, de alguna manera, se convierte en una barrera para pensar el aborto.  Pero pensarlo de esa manera nos permitió definir, en ese momento, la importancia de las articulaciones con el sistema de salud. Digo esto, porque si nuestra apuesta era en la red, que éramos un “mientas tanto”, teníamos si o si que hacer articulaciones con el sistema de salud para que cuando fuera legal el sistema acogiera ese derecho.

Estoy hablando de un momento en el que no teníamos protocolo de interrupción legal del embarazo. Teníamos las causales de no punibilidad en Argentina (porque están desde 1921), no teníamos un movimiento reclamando las causales como reclamamos después, y que tanto bien nos hicieron para instalar el tema de las prácticas de aborto en el sistema de salud, aun con todas las heterogeneidades que hay.

En un momento, en el año 2013, una conversación dentro de las que iniciamos la red fue si hacíamos publico nuestro accionar. Dar cuenta de nuestra existencia públicamente, y parte de lo que fortalecimos fue los argumentos de que dar información y acompañar en procesos de abortos no es ilegal, sino que es un derecho que tenemos. Derecho puesto fundamentalmente en cuidar la salud y la vida de quienes abortan.

Otro debate que nos dimos en las Socorristas en Red (porque pensemos que se fueron sumando colectivas. En algún momento en el año 2015 fuimos alrededor de 30 colectivas) fue que si bien nos poníamos de acuerdo en cierta modalidad, cada colectiva es autónoma dentro de la Red.

Con esto quiero decir que hay que avenirse a ciertos modos de acompañar los abortos, y si no estamos de acuerdo con esos acuerdos políticos, no se puede ser parte de la red. Voy a poner un ejemplo, si hoy viniera una colectiva y dijera que quiere ser una línea que da información, les diríamos que no está todo bien pero que no pueden ser parte de la organización política de Socorristas en Red. Porque Socorristas en Red tiene un modo de organización que incluye las líneas de información pero que fundamentalmente busca acompañar y encontrarse presencialmente con quienes necesitan abortar.

En 2015 empezó un debate interno profundo dentro de Socorristas en Red. Y me interesa plantear que, así como hay una política de los afectos a la hora de acompañar abortos, esa política tiene que poder mirar a las organizaciones hacia adentro. Generalmente hay un planteo de las organizaciones como capaces de hacer muchas cosas, pero pocas veces se publican los debates internos. Son debates que a veces provocan disputas o diferencias tan enormes que no podemos seguir juntas.

A principios del 2016 iniciamos la discusión acerca de que ya no nos cerraba esto de ser un “mientras tanto”.

Empezamos a ver a partir de la experiencia de acompañar las interrupciones legales de embarazo dentro del sistema de salud, que nosotras pensábamos el aborto de otra manera. Y que en todo caso abortar dentro del sistema de salud, es una posibilidad entre otras muchas otras, como puede ser abortar en casa

Allí iniciamos una conversación acerca de cómo el sistema de salud burocratiza las prácticas vinculadas a garantizar los abortos. Ahí también iniciamos la discusión acerca del concepto de “amigables” que tanto molesta en algunos sectores de la salud que dicen “yo no soy amigable, yo garantizo interrupciones legales”.

Allí nosotras pudimos diferenciar que hay gente que garantiza pero que no deja de maltratar y de burocratizar. Que, al ver a esa persona con capacidad de gestar que solicita la interrupción legal, pone sus prejuicios sobre la práctica.

Y fuimos trabajando más en torno a esta idea de qué significa ser amigable en el sistema de salud de la causa.

Y también cómo dentro de la red a veces burocratizamos la practica y nos manejamos con prejuicios sobre la práctica de abortar.

Cuento una experiencia al respecto: en Neuquén muchas de las activistas de La Revuelta somos docentes, y cuando no teníamos la línea como la tenemos ahora, y la teníamos en nuestras casas y nos organizábamos por mail para saber a quiénes veíamos cada día… si una de esas mujeres ya había abortado con nosotras, en nuestra información nos poníamos que era “repitente” de Ruth o de Graciela, o de Belén. Y entonces nos empezamos a cuestionar qué significaba la palabra repitente, qué prejuicio había al pasarnos esa información. En el sentido de que en el sistema educativo repite quien no cumple con los parámetros esperables para pasar de grado. Y eso pasa a ser un mote o no es visto positivamente.

En esas cosas cotidianas empezamos a ver como nosotras también estábamos cargadas de prejuicios y a lo mejor todavía tenemos muchos otros por desarmar vinculados a la práctica del aborto.

Aborto libre y feminista

En 2016 instalamos la discusión en la red de la necesidad de reclamar el aborto libre y feminista.

Allí se abrió una discusión dentro de la red acerca de qué decíamos al decir: “aborto libre, aborto feminista”.

Si eso significaba inmediatamente dejar de pensar en el reclamo por el aborto legal y nos alejaba de la campaña, o que pasaba allí.

Claramente nosotras nos sentimos parte impulsora y activa dentro de la Campaña por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito. No nos hemos ido, no nos queremos ir, pero eso no significa en nuestros horizontes actuales, que nuestro deseo este puesto solamente, en los límites que puede darnos la legalización del aborto en cualquier país.

Porque entendemos que las leyes de estos estados siempre terminan generando fronteras y estratificando.

Densificamos nuestras apuestas políticas y reafirmamos la idea de no ser más un “mientras tanto” sino que nuestra existencia, aunque el aborto fuera legal, iba a seguir siendo necesaria. Y que nuestro horizonte no se reducía al techo que puede significar la ley en el país

Decimos el techo, porque queremos que sea un piso de posibilidades y no el techo que organice nuestros deseos por venir de este tema.

En 2018 a raíz de estas conversaciones, discutimos en torno a la consigna de la Campaña por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito que a nosotras no nos contiene más (desde hace algunos años), que es: “Educación sexual para decidir, Anticonceptivos para no abortar, aborto legal para no morir”, porque pone al aborto en el lugar del mal menor.

Lo pone en el lugar de: “lo reclamo para que no se mueran quienes abortan”. También es una consigna que hace sentido con ciertos reclamos de los sectores conservadores, que dicen que, si se cuidaran, no sería necesario el aborto.

Y pone a los métodos anticonceptivos en el lugar de lo infalible y eso no es así. Está científicamente comprobado. Más allá d que haya personas que decidan tener relaciones sexuales y no utilizar métodos anticonceptivos cuando las tienen.

Empezamos a plantear la discusión al interior de la Campaña.

Es una discusión que no está abierta ya a esta altura (porque pareciera que ya no hay diálogo posible) pero como nosotras entendemos que lo primordial es andar en lo que sí nos encontramos, y es el reclamo por la legalización y despenalización, entonces seguimos andando y profundizando el accionar de la Campaña.

Actualmente en la Red de Socorristas somos 504 activistes. Eso daba el censo que teníamos para la plenaria que hacemos anualmente (que por la pandemia este año no la pudimos hacer).  El 70% de activistes tiene entre 25 y 30 años de edad, o sea, este es un movimiento que recoge en parte el proceso de Argentina. Es decir, cómo les jóvenes han tomado en sus manos las ideas feministas para provocar cambios.

Es una red intergeneracional en la que convivimos profesionales, estudiantes, heterosexuales, bisexuales, lesbianas y personas trans.

Integrar la Red

Para ser parte de la red hay que estar de acuerdo en poner a disposición líneas de teléfono. No hay una sola línea de teléfono, sino que hay tantas como colectivas hay en la red. Esto es algo que es una práctica que tiene que ver con una cierta horizontalidad que impide la centralización en una única línea.

Ser parte de la Red implica que estamos dispuestas a encontrarnos con las mujeres y personas con capacidad de gestar para reuniones presenciales, en lo posible grupales, donde se pueda dialogar y poner a circular la conversación que esas personas quieren poner a circular acerca del devenir de esa decisión. Y quien no quiera poner su palabra no está obligada pero sí es importante dar la información de manera presencial. Esa es nuestra apuesta.

Cuando las personas viven muy lejos del lugar en el que nos vamos a encontrar, los acompañamientos son a distancia. Así los llamamos.

Otro punto es que tenemos que estar dispuestas a acompañar durante el proceso con guardias telefónicas activas. Lo que decía antes de ponerle rostro es que esa esas personas que van al taller son acompañades por las activistas que estuvieron en ese taller y se comunican con ellas. Nos parece que es muy importante que la persona que está en el baño, o en otro lado (aunque generalmente los abortos suceden en el baño) con malestar o queriendo contarnos qué es lo que está pasando por su cuerpo en ese momento, sepa quién está del otro lado. Que reconozca su rostro y su tono de voz… es una cercanía que no queremos perder, y que si bien en cuarentena nos cuesta un poco y es algo que estamos reconfigurando, para nosotras los talleres presenciales son un momento clave de nuestro accionar.

Lo otro que siempre nos intereso siempre es sistematizar los acompañamientos que hacemos.

Estamos por publicar la sistematización de los acompañamientos del año 2019. Fueron alrededor de 13 mil mujeres acompañadas y dos personas trans.

La red acompaña fundamentalmente a mujeres. Hablamos de esa experiencia. No queremos generalizar lo que es acompañar a cuerpos trans porque no tenemos esa experiencia, y estamos conversando en la red sobre los motivos por los cuales aún no la tenemos. Ver si esto está vinculado quizás a que las personas trans no se sientan convocades a consultarnos a Socorristas en Red ante sus procesos de abortos.

También nos interesa, y es parte de nuestra historia, la construcción de redes por fuera de lo nacional. Por eso venimos en un activismo muy emocionante y apasionado en la construcción de la Red de Acompañantes de América Latina y el Caribe, donde hay colectivas como “Las Comadres” de Ecuador, “Con las amigas y en la casa” de Chile, “Las parceras” de Colombia, el “Fondo María” y “Las libres” de México… compañeras de Venezuela, Brasil, Perú.

Allí hacemos un ejercicio para conocernos y entender un poco más los procesos de cada país y eso nos enriquece muchísimo para pensar lo que hacemos.

 Qué aportamos a la legalización y despenalización del aborto

Creo que fundamentalmente aportamos aspectos de la experiencia de acompañar abortos, que están directamente vinculados a la experiencia de quienes abortamos.

Nosotres no hablamos por las personas que abortan, no somos la voz de las personas.

Ni lo somos ni nos interesa serlo.

Porque no pensamos ese activismo como iluminadas que hablan por quienes no tienen voz, y todos esos modos de pensar la política.

Nosotras sí hablamos a través de la experiencia de acompañar. Y ese a través, es un a través que nos pasa por el cuerpo, por nuestras sensibilidades, por nuestras subjetividades y a partir de lo que nos pasa colectivamente.

Lo que aportamos como muy importante es esa experiencia y eso que yo llamo el ensanchamiento de nuestras existencias. Me refiero a que definir acompañar, encontrarse, ponerse a disposición de cuidar, ponernos a disposición de todo eso, hace que repensemos de qué estamos hablando cuando hablamos de abortos.

Y en eso va lo que decía antes de cómo desandamos nuestros prejuicios. Hablar desde esa experiencia lo que más ha hecho es colaborar en extender la sensibilidad despenalizadora y legalizadora.

Yo estoy convencida de que ese ha sido nuestro principal aporte al proceso de debate de la marea verde, de la que nos sentimos parte también.

Cuando hablo de otra sensibilidad, es porque el aborto claramente esta puesto en voz alta. Pero además estamos relatando, narrando, muchas de las necesidades que hay en relación a la temática, y demostramos que

«quienes acompañamos a las personas que abortan, no somos seres excepcionales. Somos seres de este mundo que hacemos de esta práctica de acompañar un modo de estar en el mundo»

Ese es nuestro principal aporte. Colaborar en crear otras sensibilidades con respeto al aborto y ojalá otras sensibilidades que pongan en discusión fuertemente la maternidad.

Por qué digo esto. Porque

«Queremos hacer entrar en el orden de las discusiones la maternidad o las maternidades, y los abortos. De tal manera que tanto la práctica de maternar, o de abortar estén equiparadas en términos de la felicitación»

Hay una felicitación enorme cuando alguien dice que está embarazada o embarazade, que va a tener un hijx. Se facilitan los embarazos, como parte del proyecto personal.

Que todas esas felicitaciones también lleguen cuando alguien diga: “estoy embarazada y voy a abortar”, necesidad de su experiencia vital de ese momento. Que se valoren esas decisiones de la misma manera.

  • Leo algunas preguntas:

¿Se puede participar siendo menor de edad?

Sí se puede participar. Hay activistas que han ingresado siendo menores teniendo 15, 16 o 17 años. Muchas de la mano de sus madres, debo decir. Por supuesto allí hay una serie de cuidados que debemos tener. Participan de reuniones y eventos de la red. No todes hacemos lo mismo en la red. Yo por ejemplo no atiendo la línea pública de La Revuelta. Hay compañeres que lo hacen con una sabiduría enorme, que van desarrollando cada vez más su capacidad de escucha. Parte de lo que hacemos en esta red es potenciar nuestras mejores capacidades. Algunas atienden el teléfono, otras están en la sistematización, otres acompañan en los talleres, etc.

 ¿Por qué se alejaron de la problemática del aborto como un tema de salud?

Hay una idea de que el aborto es un tema de salud.

Para nosotres es una práctica cultural mucho más cotidiana de lo que pensamos, y no suponemos que tenga que estar maniatada exclusivamente al sistema de salud.

Por eso decimos aborto legal en cualquier lugar. Allí también hay disputas con cierto activismo que grita “aborto legal en el hospital” como lugar sagrado para llevar adelante la práctica del aborto.

Nosotras decimos que si estamos convencides de la autonomía, de la libertad para decidir, hay que garantizar que la persona lo pueda llevar adelante en el lugar que elija: puede ser un hospital, un consultorio, la casa de la amiga, del amante, el lugar que sea. El lugar donde va a estar más cuidada.

Nuestros acompañamientos demuestran que muchas personas eligen como lugar su casa, y no quieren acercarse al sistema de salud aun cuando están comprendidas en las causales.

«Expropiarle al sistema de salud una práctica que nos expropió a las mujeres, porque históricamente las mujeres sostuvimos prácticas vinculadas a cómo resolver los abortos y a nuestros modos de anticoncepción»

En todo caso excede el campo de la salud. La salud habla y ha hablado mucho de los abortos.

Otro aporte a la lucha por la legalización y despenalización, es que hemos bajado los índices de ingresos por abortos inseguros a los hospitales.

Eso es un reconocimiento que en los lugares donde hay colectivas socorristas en general, si hay capacidad para mirarnos amorosamente y no como enemigas que les disputamos cuerpos (porque hay personal de la salud que nos mira así), si hay confianza, en lo que hacemos y nos miran con esa confianza, reconocen que hay muchos menos ingresos de mujeres en esas condiciones. Con consecuencias por abortos clandestinos inseguros en curso.

Y otra serie de cosas:  protocolo de interrupción legal del embarazo, más garantías en relación al tema, más conocimientos en relación a cómo abortar de manera segura gracias lo que hacen otras redes… Parte de los aprendizajes del socorrismo es que no podemos solas en nuestro activismo. Necesitamos actuar con otres y esa es una apuesta política también.

¿Cómo relacionás vos o las Socorristas la práctica de la red con la política feminista?, ¿cómo es la articulación con el estado?

La articulación con el estado no es con todo el sistema. Eso es muy importante y lo fuimos

pudiendo analizar en algunas conversaciones. No articulamos con el sistema de salud como sistema. Más bien, articulamos con profesionales tales y cuales, con nombre y apellido, amigables de la causa.

Yo cuando hay activistas socorristas que se quejan de profesionales médicos o médicas, o trabajadoras sociales que no hacen lo que tendrían que hacer (y está bien quejarse) a veces digo, es lo que pasa en todos los campos. Yo como docente soy muy crítica de la docencia que no trabaja desde todo lo que nos propone la Educación Sexual Integral. No la ley, sino la apuesta epistemológica que hay allí para reconfigurar las relaciones pedagógicas con el estudiantado. Y eso no me hace pensar que todas hacemos eso porque la ESI existe.

Creo que en todos los campos hay gente que no va a garantizar derechos. Que tenemos que empujar para que el estado se haga cargo de esto, pero que no es posible en una disputa como esta.

Porque es una disputa por la concepción acerca de la humanidad de la otra persona que va más allá incluso de esa perorata (a veces la siento como una perorata) de los derechos.

Es la humanidad de la otra persona y tu propia humanidad, te enfrentás en tu humanidad con esa otra humanidad que tenés, ojalá con vos.

Entonces las articulaciones van y vienen y no son iguales en todo el país.

La red es muy heterogénea.

Tenemos principios que nos mueven para accionar, pero si la colectiva de La Rioja no encuentra donde abrir puertas con el sistema de salud, va a hacer esfuerzos para encontrarse con algún amigable, pero no es su entera responsabilidad si no existen. Podemos activar para que existan, pero nos excede.

Las articulaciones varían de provincia en provincia y con la historia que tenemos las colectivas. Qué quiero decir con esto. La Revuelta es una colectiva que está por cumplir 20 años de existencia. No veinte años de acompañamientos, porque la red la empezamos a formar en 2012, como dije. Pero sí tenemos una historia en nuestra provincia que no es la misma que la de la colectiva que se armó en el 2018. Porque nos escribieron y nos dijeron que, ante la decisión del Senado de no aprobar la ley, “decidimos ser Socorristas”. De eso hubo un montón en el 2018. Hay muchas colectivas nuevas conformadas por activistas jóvenes. La respuesta ante la crueldad del Senado de la Nación, fue más socorrismo. La red creció un montón.

Las expectativas que vamos poniendo en las colectivas son distintas de acuerdo a esa historia de conformación y a esa experiencia política. No queremos subsumirnos a todas en un mismo y único modo porque eso sería negar la territorialidad y la singularidad que para nosotras es muy importante.

Lo que quise decir en relación a la política de los afectos, es por lo que nos moviliza. Cuáles son los son los afectos distintos que fuimos construyendo hacia los abortos nosotras. Se me viene pensar el cómo nombramos.

Y aprendimos a nombrar junto a quienes acompañamos

En los primeros años, siendo (les diría) feministas un poco omnipotentes, iluminadas, cuando una mujer abortaba y en el encuentro decía “bebé”, nosotras nos imponíamos ahí y les decíamos: “bueno, no es un bebé, mide tanto…” y pasábamos por encima un modo de nombrar que entendíamos que si nombraba distinto, estaba menos arraigada a la cultura patriarcal y heteronormativa del aborto, pero después aprendimos que esa experiencia es singular. Y que esta idea de que ninguna mujer aborta un hijo, es una idea que tenemos que revisar. Hay mujeres que abortan hijos cuando dicen: “este hijo no puede venir en este momento de mi vida a este mundo”.

En todo caso lo que reivindicamos es el poder enorme, aun no siendo libre y feminista el aborto como lo queremos, que tienen todos los cuerpos con capacidad de gestar, de definir y decidir cuál vida será y cual vida no.

Esa es una potencia tan grande, que es lo que el patriarcado no soporta. Esa capacidad de decidir qué vida será y qué vida no será.

Ahí nosotras hemos empezado a discutir sobre eso porque si no, nos quedamos atrapadas en modos de discusión sobre el aborto, en los que nos queremos diferenciar de los sectores antiderechos negando la existencia misma de lo que hay en esa corporalidad cuando tiene un embarazo.

No hay un ser humano en todo caso, pero no es que no hay la posibilidad de vida.

 

En el aislamiento obligatorio

Parte de lo que hemos construido en la red es una responsabilidad inmensa con los abortos y con quienes abortan. Más de una vez hemos pensado qué pasaría si desaparece la red. Si decimos: “paramos por un año y nos dedicamos a otra cosa”.

Pensamos que no. No podemos desaparecer porque

«tenemos responsabilidad social con la vida, con la salud, con los proyectos de las personas que han decidido abortar»

Con la cuarentena nos mareamos, vino la incertidumbre y la angustia de pensar cómo íbamos a seguir. Pero en ningún momento pensamos en apagar las líneas de teléfono. Cada colectiva lo decidió sin un centro político que lo indique.

Hicimos una reunión virtual con cien activistas de esta red hace pocas semanas y fue muy emocionante escuchar los relatos de cómo cada colectiva se las ingenió para continuar con la atención telefónica.

Es mucho más complejo garantizar la atención del teléfono en la casa doce horas al día, que cuando esto sucede en un centro cultural, por ejemplo, que estás cinco horas atendiendo y luego viene la que te reemplaza.

Bueno, apretamos los dientes, pero además nos sentimos acompañadas para tomar decisiones que, en algunos casos como ahí plantea Bárbara, permitan que los teléfonos estén activos más horas aún.

Nos está pasando que la atención telefónica es de más llamadas, que vuelven a poner al aborto en el lugar de mucha angustia. Pero ahora la angustia está muy vinculada a: “no sé si lo voy a poder resolver”.

Lo que estamos haciendo es atender telefónicamente y orientar a las mujeres para que una activista del territorio la acompañe con una video llamada, o en la forma que se pueda.

Las video llamadas son llamadas largas, y en algunos momentos son difíciles de sostener porque no es lo mismo irte de la casa y asistir a un taller durante dos horas, que esconderte de la familia para poder hablar por teléfono.

Esto requiere imaginación, proponerles más cosas a esas personas, y creo que lo estamos resolviendo.

No bajo la cantidad de llamadas.

Y se hace más difícil que antes, todo lo que tiene que ver con el acceso, pero estamos allí.

Si una mujer nos conecta y pasan varios días, la llamamos más veces, le mandamos más mensajes, le proponemos un video, que nos sienta cerca, que nos sienta allí y que sepa que va a poder resolver la situación. Hay anécdotas divinas, en algún momento haremos el anecdotario de los acompañamientos en tiempos de cuarentena.

Yo extraño el encuentro cara a cara en los talleres grupales, pero esta es la manera en que afrontar esto porque es necesario cuidarnos, mantener las medidas, evitar transgredir el aislamiento y es muy importante armar creativamente estrategias para que puedan resolver, aunque no se encuentren con nosotras.

Vías de contacto con la Red de Socorristas:

 Página web: socorristasenred.org

Todas las colectivas allí mencionadas tienen redes sociales para contactar.

Estamos por lanzar una campaña de placas informativas sobre el derecho al aborto en cuarentena, y a quiénes acudir, como el Ministerio de Salud de la Nación a través del 0800, o la Red de Profesionales por el Derecho a Decidir. Nosotras no nos sentimos únicas. Nos sentimos parte de un proceso para garantizar de manera segura los acompañamientos

Para despedirme me gustaría leer un poema más del libro “Hoy elijo contarlo” de Edith Galarza y Mary Coller.

El libro es fruto de una iniciativa que tomamos de “Las Comadres” de Ecuador, que es hacer encuentros post abortos. Quienes después de abortar quieren encontrarse con nosotras, pueden hacerlo. Son posibilidades que tenemos que explorar aún más. Estos son encuentros post aborto que hicimos en el 2018 con distintos formatos. En el 2019 entregamos el material de campo de los relatos a estas dos escritoras, y ellas produjeron este libro que es un libro colectivo. El diseño editorial es hecho por Laura Ratto y Patricia Curlo.

Lloran conmigo

y no duermen de noche

Estas brujas q desandan las estrellas.

 

                       Calientan el mate en cualquier casa

Mientras dejan que el brebaje haga lo suyo.

Piensan modos formas y maneras

de andar juntas cuidando la manada,

lamiendo las heridas

como lobas atentas en la selva.

 

Capaces de escuchar el sufrimiento

revueltas

Como reinas desterradas

 

Descubro estas extrañas

mujeres

mirando a otras mujeres,

que en medio de sus horas

levantan los abortos de estos días.

 

Otras locas,

                 Hijas pródigas del pañuelo blanco,

que tiñeron el pañuelo de verde

y de violeta.

 

Mary Coller

Muchas gracias.

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