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Las tres jóvenes que esperan justicia

Tres jóvenes fueron víctimas de delitos vinculados con violencia de género por parte del abogado y ex docente de secundaria de General Cabrera, Marcelo Pérez. Esta semana, apareció públicamente su nombre frente a un estudio jurídico en Río Cuarto. La Justicia investiga las denuncias pero no hay sentencia.

Por: Carina Ambrogi

El martes 9 de junio Lucía* ingresó a los Tribunales de la ciudad de Río Cuarto para participar por primera vez de un proceso penal. Oriunda de la localidad cordobesa de General Cabrera, solía visitar Río Cuarto dos o tres veces al año, cuando había que hacer algún trámite médico o para las compras anuales de los útiles escolares. Ese día la acompañaron su hermana y su tío Miguel*, quien en febrero de este año denunció a Marcelo Pérez (35), su amigo de la secundaria, por abuso sexual contra su sobrina Lucía. La adolescente de 17 años posee un retraso madurativo que la asimila cognitivamente a una niña de unos 14, según contó a esta cronista su tío.

El día que su sobrina le contó del episodio que los llevó esa mañana a Tribunales fue directo hasta Marcelo Pérez y lo enfrentó a trompadas. Sabía de otros hechos similares protagonizados por su amigo, pero nunca se imaginó que le tocaría padecerlo de cerca. Los vecinos pudieron separarlos, y desde entonces, busca que la justicia le dé las respuestas que las piñas no le dieron.

El proceso que nadie informó

En marzo de este año, estaba previsto que le realizaran la Cámara Gesell a Lucía, pero el inicio de la cuarentena pospuso la actuación. Cuando la policía de General Cabrera les avisó que tenían que presentarse ese martes de otoño, entendieron que era para atravesar la instancia pendiente. Para eso prepararon a la niña, quien desde que sucedió el episodio está bajo tratamiento psicológico por los trastornos que padece. Cuando llegaron a la sede judicial hicieron pasar a Lucía y a su hermana, de a una por vez, a una oficina en donde las entrevistó el psicólogo judicial. Al rato salió el secretario del Fiscal y le dijo que Lucía tenía que ingresar con él a otra sala. Hasta entonces, nadie les explicó nada de lo que sucedía, ni si quiera los saludaron por sus nombres. Después de unos minutos, llegaron los abogados defensores de Pérez e ingresaron a la habitación en la que estaba Lucía, situación que incomodó a Miguel quien pidió ingresar también. Le dijeron que no era posible, explicó que su sobrina tiene retraso madurativo y que seguramente necesitaba su compañía, y en eso estaba cuando salió el fiscal de instrucción, Daniel Miralles, para explicarle que la declaración se suspendía porque su sobrina estaba con un ataque de nervios. Miguel ingresó a la habitación y vio a Lucía llorando con la cabeza gacha y la cara tapada con sus dos manos. Había en la habitación junto con ella, cuatro personas que nunca había visto antes. De todas las personas presentes la sala, la única que se tapaba la cara de miedo o de vergüenza, era Lucía.

Según explicó después el Fiscal, la defensa había solicitado peritos que viven en la ciudad de Córdoba para que participaran de la Cámara Gesell, y ante la imposibilidad de trasladarse hasta Río Cuarto por motivo del aislamiento, le solicitaron al psicólogo judicial Martín San Millán que determine si la niña podía sostener un proceso de declaratoria. En una entrevista que según Miguel no llegó a los 5 minutos, el psicólogo judicial decidió que sí.

Las víctimas anteriores

Pérez es conocido en los Tribunales de Río Cuarto porque es la tercera denuncia que acumula por delitos vinculados con violencia de género. Familiares de Agostina Camaño fueron los primeros que lo denunciaron en diciembre de 2018, después de que la joven de 18 años salvara su vida de milagro al tirarse de un tercer piso para escapar de la violencia y amenaza de muerte de quien en ese entonces era su novio.

Su cuerpo inmóvil apareció en la madrugada del 23 de diciembre tendido sobre el patio del departamento que Andrea comparte con su hermana en Río Cuarto.  A Andrea la despertó un ruido seco, y al escuchar la voz de su hermana y la de una desconocida se incorporó de su cama y salió al patio donde se encontró con la herida.

“Estaba con los brazos moreteados y la cara llena de sangre, miré para arriba, yo no entendía de donde había caído. Nadie se asomaba. Sobre la pared del tercer piso había manchas de sangre”, recordó Andrea.

Junto a su hermana comenzaron a buscar ayuda, mientras intentaron mantener despierta a Agostina que cuando pasaba el tiempo les decía que se dormía.

“Nos contó que había escapado de su novio que le dijo: ‘encerrarte o te mato’. Que hacía tiempo lo quería dejar pero él le había dicho que no iba a poder porque es abogado y poderoso”, agregó.

Mariana Vargas, mamá de Agostina, considera que es gracias a estas dos vecinas que su hija está hoy con vida. Esa noche su hija estaba con Pérez en Río Cuarto con motivo de asistir a un casamiento.

El círculo

La relación con el agresor comenzó en el colegio cuando era su alumna, ella tenía 16 años y él 35. Para Mariana el noviazgo fue siempre de manipulación violenta. Primero la fue alejando de su familia y después de sus amigas, y cuando estaba en el último año de la secundaria aceptó dejar la casa de sus padres para ir a vivir con él.

“La violentaba psicológicamente con insultos como tonta o inservible, y le impedía asistir a las reuniones de compañeros de colegio, cuando lo hacía tenía que volver temprano. También ejerció violencia física como ahorcamientos, chocarle la cabeza contra la pared o golpearla con un palo que tenían en la casa”, recordó Mariana.

El 23 de diciembre de 2018 no era la primera vez que escapaba de los golpes de su novio, en otra oportunidad según afirmó su mamá en la declaración testimonial, tuvo que escapar por el balcón de la casa donde estaba, subir al techo y bajar a la casa de al lado, a donde viven los padres del agresor porque le estaba pegando.

El 10 de enero de 2019 el fiscal de instrucción de tercer turno de la ciudad de Río Cuarto, Fernando Moine, dictó la prisión preventiva del encartado por considerarlo presunto autor de los delitos de amenazas y lesiones graves calificadas en razón del vínculo y por mediar violencia de género. La medida fue apelada por la defensa y ratificada por la jueza de control, Luciana Alba, quien coincidió con los criterios del Fiscal.  Pero ante la nueva apelación de la defensa el juez de cámara González Castellanos, contrariamente al Fiscal y la jueza de control, consideró que no existía riesgo procesal que justifique la prisión preventiva y entonces Pérez recuperó la libertad, mucho antes de que Agostina recuperara el anda.

No pasaron ni dos meses hasta que volvió a prisión por una nueva causa. El 17 de abril, el fiscal Daniel Miralles había ordenado que Marcelo Pérez volviera a la cárcel tras dos nuevas denuncias: una por “abuso sexual con acceso carnal, por aprovechamiento de la inmadurez sexual de la víctima”, y otra por “desobediencia a la autoridad”. La nueva víctima tenía 14 años cuando sucedió el abuso por el que se lo investiga, y nuevamente fue un tío el que buscó justicia a las piñas cuando se anotició del abuso. Cuando llegó furioso a la casa de Pérez no lo encontró, y despachó la furia contra su padre, que quedó noqueado en el piso.

General Cabrera es una localidad cordobesa con altos índices de violencia de género, pero como en la mayoría de las ciudades del interior, se considera que estos son problemas “puertas adentro”. Sin embargo, y pese a que no es común para la ciudad la movilización en grupo, más de 300 personas se movilizaron por las calles de la ciudad durante una hora para pedir justicia y repudiar los hechos de violencia de género y abuso sexual. Las manifestantes eran en su mayoría mujeres jóvenes. Salieron de la plaza central y realizaron la primera sentada frente al Instituto Superior Jerónimo L. de Cabrera, a donde Pérez era profesor. La segunda sentada fue frente a la caza del imputado y la tercera frente al edificio policial, a donde con aplausos y cánticos pidieron justicia. La localidad no cuenta con sede de Tribunales, motivo por el cual las causas se derivan a la ciudad de Río Cuarto.

Por esta acusación el Fiscal resolvió por segunda vez la prisión preventiva del imputado, que fue apelada por la defensa y ratificada por la jueza de control, que coincidió con los criterios del Fiscal.  Pero nuevamente ante la apelación de la defensa el Juez de Cámara consideró que no existía riesgo procesal y entonces Pérez recuperó la libertad. Para justificar la revocación de la prisión preventiva el juez de la cámara segunda del crimen Carlos González Castellanos, ante la prensa dijo: “Agostina cayó del segundo piso pero no hubo violencia de parte de él” y “la chica de 15 años que había sido abusada había fraguado un documento para aparentar tener 16”, “Es un tema grave, pero no hubo violencia. Fue un susto, algo que no debe hacer”.

González Castellanos comparte la titularidad de la cámara segunda del crimen con el Juez Emilio Andruet, padre de Lautaro Andruet, abogado defensor de Marcelo Pérez.

Esa libertad le permitió acumular su tercera causa, que irrumpió en la vida de la niña que la mañana del martes 9 de junio, era la única que en los Tribunales de Río Cuarto permanecía con la cara tapada, llorando de miedo.

Esta semana, un cartel blanco sobre una pared negra anuncia la apertura de un flamante estudio de abogacía en pleno dentro de la ciudad: Marcelo Pérez y Lautaro Andruet ofrecerán sus servicios profesionales a quienes requieran asistencia para la defensa de sus derechos e intereses.

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*Los nombres de las menores de edad implicadas así como el de sus familiares fueron modificados para preservar el derecho a la intimidad de las mismas.

Si sufrís violencia de género comunicate al 144, línea de atención nacional y gratuita contra la violencia de género.

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