Mujeres al frente

Nosotras movemos el mundo: Avanza en Córdoba el liderazgo de mujeres en el ámbito gremial

Tres referentes gremiales de diferentes ámbitos y localidades de la provincia de Córdoba, reflexionan sobre las demandas y desafíos que enfrentamos en el ámbito laboral  las mujeres cis y trans. En consonancia, remarcan que sostenemos el mundo ejerciendo en gran mayoría tareas de cuidado que son invisibilizadas, y en el universo laboral, este estigma se sostiene.

 

Por Magdalena Bagliardelli, Romina Pezzelato y Carina Ambrogi

 

Avanzar en el sistema de salud

Estela Giménez es enfermera en el Hospital de Niños de la ciudad de Córdoba hace 18 años, y Secretaria Adjunta del Gremio de los Trabajadores de la Salud (UTS). Si bien reconoce que siempre existió un mal concepto sobre los gremios, ella aprendió que “con la lucha se pueden conseguir derechos”.

 

Su participación comenzó en 2003, en las asambleas, como una empleada más y gracias a la lucha de aquel momento, en el 2007, logró su estabilidad laboral.  Más tarde fue elegida delegada, secretaria de prensa y ahora en el puesto que ocupa ad honorem como secretaria adjunta.

 

“Tengo la convicción de que los trabajadores de la salud nos merecemos tener nuestras propias paritarias, que necesitamos mejorar nuestras condiciones de trabajo, y laborales  y porque nuestro gremio defiende la salud pública”, dijo a La Marea Noticias.

 

El gremio de la salud, en su composición, refleja la feminización que existe en los hospitales públicos respecto de esta actividad laboral. “En la comisión directiva tendría que haber cupo masculino -bromea- porque somos la mitad más uno. También se ve reflejado en la cantidad de delegadxs, que son mujeres la mayoría y en que la comisión directiva”, señaló.

 

No pasa lo mismo en la conducción de los hospitales de la provincia, a pesar de que el 60% del plantel está compuesto por mujeres. “Todavía no se las considera para la conducción, no se las valora institucionalmente”, comentó, y lo atribuye a la visión hegemónica que persiste: “las conducciones de los hospitales siguen estando en un 90% a cargo de médicos, no se tiene en cuenta a los enfermeros para conducir”.

 

 “A nosotras, las mujeres, nadie nos dio nada, cada derecho lo tuvimos que conseguir y nos costó muchísimo”

 

“Hay mucho camino por hacer, pero el trabajo de salud como está vinculado con el cuidado, y con eso de que “es innato en la mujer”, está mal pago”, expresó. “Nosotros somos laburantes, queremos sueldos. A la vocación la tendrán los curas”, ironizó.

 

Además, resaltó la violencia de género que hay en los hospitales, la precarización (a la que llama “la madre de todos los abusos”) y los abusos de autoridad, que en muchas ocasiones son invisibilizados, porque la mayoría de las mujeres son sostén de hogar y no pueden poner en riesgo su fuente laboral al denunciarlos. Es por esto, que entre las demandas del sector insisten en “el pase a planta y la estabilidad laboral”, porque no son los mismos derechos y posibilidades los de una trabajadora precarizada que la de quien dispone de un convenio de trabajo.

 

Sobre la cuestión cultural remarcó que es necesario empoderar a las mujeres, porque las tareas de cuidado siguen siendo sostenidas por ellas “Es difícil para las mujeres estar en un cargo de conducción ad honorem, afrontar la jornada laboral, con pluriempleos y ser responsables de la crianza de nuestros hijos. No es imposible, pero tendría que ser más digno y eso hay que exigir”, opinó.

 

La lucha gremial en clave de diversidad

Sol Molina es mujer trans, nacida en Villa Dolores, docente de Economía, Administración y Contabilidad, y delegada gremial en la Unión de Educadores de la Provincia de Córdoba (UEPC) por el departamento San Javier.

 

Tiene 35 años y este mes hace exactamente un año que inició su transición. Para ella, el festejo, la bandera de lucha y resistencia de este 8M lleva sentidos muy profundos. “Es el primer 8M que estaré en la calle frente a la sociedad como la mujer que soy”, sostuvo.

 

En nuestro país el promedio de vida de las mujeres travestis, trans, es de 35 años. Nunca será suficiente el repetir por qué: la primera expulsión es la que sucede en el hogar en la adolescencia. De ese destierro y esa herida a sobrevivir en la calle. ¿Quién contrata a una travesti?, ¿cuántas compañeras de trabajo trans tenés?, ¿las has visto como administrativas o empleadas de comercio?, ¿alguna te atendió como médica de cabecera?  Si suena ridículo es gracias a la histórica violencia que las sitúa en los bordes, donde casi no se vean…invisibles y al costado. O más bien en las esquinas.

 

El trabajo sexual en gran parte de los casos la única puerta abierta, la única que hendija que habilita el cisheteropatriarcado para mujeres así de desobedientes.

 

Sin embargo, a casi 10 años de la sanción de la Ley de Identidad de Género, a 15 años de la ley de Educación Sexual Integral y fundamentalmente, a la luz de las conquistas del activismo trans, son cada vez más las personas trans que acceden al mercado laboral en condiciones de trabajo dignas.

 

En un lento proceso de resonancia regional el cupo laboral trans empieza a hacerse efectivo en distintas localidades. Sol Molina es un ejemplo de esto, en una localidad chica y conservadora como Villa Dolores, se abrió camino como la primera docente trans del valle de Traslasierra, “siendo reflejo para lxs demás”, según ella expresa.

 

Su proceso de transición se vivió al interior de la escuela: “Ha sido algo fascinante ver a mis estudiantes como parte de esta construcción y deconstrucción, porque me conocieron como una persona y luego de las vacaciones de invierno apareció otra. Ha sido muy bonito para ellxs y ellxs tuvieron un papel fundamental para mí”.

 

 

La Marea Noticias: ¿Y con tus compañerxs docentes cómo fue el proceso?

 

Sol Molina: Respecto a lxs docentes, todxs tenemos nuestras ideas y son respetadas. He sido muy bien aceptada por el colectivo docente en su mayoría. Hay otros que se abstienen, no opinan, miran de lejos, pero bueno todxs somos partes. Gracias a dios lxs docentes se han tenido que construir y reconstruir y les ha costado porque es un proceso. Es muy valorable. A lxs directivxs les ha servido para aprender, formarse y manejar la situación ante cualquier eventualidad, y conmigo misma, en cómo nombrarme para hacerme sentir bien. Mi nombre de pila escrito en los libros de temas, por ejemplo, se tuvieron que formar porque para ellxs era algo nuevo.

 

Soy una de las primeras docentes que ha tomado la bandera de que todo debe cambiar y todxs tenemos que ser partícipes de esta construcción.

 

Por qué paramos

 

En relación a las principales demandas de cara al 8M para el colectivo travesti trans, Sol expresa: “El 8 M las mujeres trans también paramos para pedir que se garanticen los derechos que todavía no se están garantizando. Hay una ley, la Ley de Identidad de Género, que muchas instituciones no ponen en práctica. A las instituciones les falta, cuesta. Tienen que empezar a hacerse cargo. Paramos para que las leyes sean garantizadas, porque existen, pero nosotras somos las que hacemos que se garanticen”.

 

“A mí el 8M me genera mucho impacto. Me veo plantada como mujer. Es mi primer festejo como mujer frente a la sociedad. Es un momento importantísimo. El año pasado en marzo inicié mi proceso de transición. Es algo fascinante y hermoso, impactante, volví a nacer. Me hace ser muy feliz mi transición. Es posicionarme el 8M como mujer trans que se permite el cambio, amarse, para ser feliz. Es el respeto a una misma”, agregó la Delegada.

 

A un año de su transición, Sol habita la escuela como “una más”, y no deja de mencionar el festejo que es para ella haber compartido su proceso con toda la comunidad educativa: “Esto tiene que servir para Villa Dolores. Esto va a permitir que más adolescentes, niñxs sean felices y no tengan que escaparse de esta ciudad”, agregó.

 

Uno de sus mayores desafíos como delegada e integrante del consejo docente del Departamento San Javier es ser una referente para las instituciones educativas de la zona, lo que la llena de proyecciones en relación a las niñeces y adolescencias: “Puedo ser reflejo para que se puedan ver lxs estudiantes que hoy no se permiten ser. Que no se permiten amarse. Hay mucho por trabajar con el colectivo de docentes que todavía se niegan a la apertura a la ESI que es una ley, y la sienten como una mala palabra. Pero lxs adolescentes vienen hoy con un chip de la integración, de compartir, unir, creo que lxs grandes somos el problema”, advirtió.

 

En su rol como delegada apuesta por fortalecer las capacitaciones al cuerpo docente y agregó: “En mi caso, mi proceso de transición es algo chiquito todavía, pero creo que desde el lugar que me toque seré esa referente que les permita a lxs niñxs y adolescentes ver un reflejo y una luz para sean felices”.

 

De construir para gobernar en igualdad

María Florencia Granato es economista y trabaja como docente en la Universidad Nacional de Río Cuarto. Estrena cargo desde hace pocos días como Secretaria General del Gremio Docente en esa institución. El sindicato con 48 años de trayectoria, tenía en la anterior gestión el liderazgo de un varón.  “Llegue hasta aquí entiendo por un compromiso asumido con la militancia colectiva”, analizó.

 

Pese a la feminización del sector de la educación, aún hoy los altos mandos en gremios y en gestión en las universidades no están ocupados por mujeres. Para Granato, la llegada de las mujeres a esto espacios impacta en la capacidad que ellas tienen para tramitan los conflictos. “Las mujeres e identidades diversas tienen mayor capacidad de escuchar y empatizar, y eso genera cambios a la hora de resolver políticamente los problemas que se presenten”, dijo.

 

El mayor desafío que ve en adelante tiene que ver con los cambios culturales que deben producirse para lograr la co-responsabilidad en las tareas de cuidado.

 

“Venimos pregonando por cambios culturales y por políticas públicas que permitan que las tareas de cuidado y de reproducción sean compartidas, para que las personas independientemente de su género tengas las mismas posibilidades de desarrollarse laboralmente”, puntualizó.

 

Esta situación sumada a los estigmas culturales que aún persisten, impiden -según dijo- que muchas mujeres no cuenten con independencia económica “y por consiguiente tampoco tengan la soberanía sobre su cuerpo, sus sentires y sus libertades”, remarcó. En este sentido en la Universidad el reclamo se traduce en políticas públicas que garanticen que las tareas de cuidado puedan ser asumidas por espacios institucionalizados.

 

Por otra parte, indicó que otras de las barreas hacia la igualdad está marcada por la estigmatización que tienen determinadas carreras vinculadas a un género definido, y en ese sentido la presencia de mujeres no siempre es acompañada, a veces incluso se repele con mecanismos de violencia sutiles. “Tenemos barreras a la hora del acceso a cargos, y en el ingreso a determinadas carreras masculinizadas que no ven con buenos ojos que estemos ahí”, enfatizó.

 

Compartinos tu opinión

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *