Actualidad Mujeres al frente

Las delegadas de la fábrica de Mielcitas tomaron la empresa y esperan “alguna solución”.

Desde fines de 2018 las y los trabajadores de Ateparece, ex Suschen, comenzaron a evidenciar la crisis financiera de la empresa. Hace una semana la delegada tuvo que confirmar que estaban sin trabajo, aunque formalmente no tienen telegrama de despido ni explicación alguna por parte de la firma. Son 110 personas, el 80 por ciento mujeres, muchas jefas de hogar, que además del sueldo no percibieron aguinaldo, vacaciones, ni paritarias.

Silvia Ayala habla con vos cortada, es la que le queda. Hace una semana tuvo que mirar a sus compañeras y compañeros a los ojos y decirles que estaban sin trabajo. Roberto Duhalde el dueño de la empresa Ateparece,  ex Suschen S.A., desapareció sin ninguna explicación.

“El jueves cuando me toco informarles a mis compañeras que estábamos en la calle nos miramos entre nosotras y fueron 5 minutos de lágrimas. Dijimos esto no puede seguir así, y decidimos hacer un escrache al frente de la casa del dueño, primo hermano del ex presidente. El apellido pesa, y así como pesa anda a saber a dónde está”, relata a La Marea Noticias, Silvia, una de las delegadas de la fábrica. Se enteró de la situación junto a las otras delegadas en la tercera audiencia a la que asistieron en el Ministerio de Trabajo, cuando los apoderados de la firma les comunicaron que no podían dar precisiones de lo que pasaba con la empresa porque no tenían noticias de Duhalde, para ellos también había desaparecido.

“No tenemos ni un telegrama de despido ni nada, no aparece nadie. El dueño se fue y quedamos a la deriva, estamos adentro de la fábrica porque somos trabajadores, la tomamos con el acompañamiento del Sindicato y esperamos noticias a ver si legalmente tenemos alguna solución o si el Ministerio de Trabajo puede intervenir”, explica.

Ciento diez personas trabajaban en la fábrica, cerca del 80 por ciento son mujeres, la mayoría de ellas jefas de hogar. Hay mamás de niños con problemas oncológicos y discapacitados, que además del sueldo dependen de la obra social para continuar con los tratamientos médicos.

El abandono en cuotas

La crisis que se avizoraba desde fines de 2019 se hizo evidente el último mes, cuando los y las trabajadores acudían a la empresa a cumplir horario, pero no contaban con materia prima para poner la planta en funcionamiento. Según explicó la delegada: “esto es una maniobra de él (Roberto Duhalde), y de otras personas que están atrás y que todavía no las vemos. Este hombre no compraba materia prima porque estaba todo planeado, al no comprar materia prima no podíamos producir, hacía más de un mes que limpiábamos sobre lo limpio”, dice.

La firma fundada en 1976 en la localidad de Rafael Castillo, Buenos Aires, tiene como productos estrellas el alfajor trillizo “Suschen” y las “Mielcitas” en invierno, y el jugo “Naranjú” en verano. Había comenzado a dar señales de problemas económicos a fines de 2018, según relatan los trabajadores, en aquel momento se les notificó de las dificultades y en conjunto con el Sindicato resolvieron que cambiar la razón social podría traer alivio a la situación financiera, manteniendo la antigüedad de quienes trabajaban, para evitarse cargas impositivas.

Estaban en plena temporada de producción de los jugos, cuando les pidieron que no se tomen las vacaciones en su totalidad, la mayoría hace cerca de 20 años que trabaja allí por lo que les corresponden aproximadamente 28 días. Las trabajadoras decidieron aceptarlo con la promesa de que se las tomarían en julio, pero las vacaciones de julio no llegaron. En marzo les comunicó que no podía pagar los sueldos completos, les abonaron el 50% y el resto en cuotas. Ante estas irregularidades, a lo que se sumaba la falta del pago del aguinaldo y paritarias, las delegadas decidieron hacer una presentación en el Ministerio de Trabajo, con la intensión de que se pudieran presentar a un Procedimiento de Crisis y así “ahorrar impuestos”.

El primero de julio asistieron la primera audiencia en el Ministerio, a donde la empresa según sus delegadas se presentó a “tomar vista”. Hubo una segunda audiencia sin novedades y en la tercera, el 11 de julio, se presentaron el abogado y un apoderado de la firma para notificarles que ellos tampoco tenían noticias de responsable de la empresa. “La última vez que lo vimos fue el 3 de julio cuando vino a la fábrica a buscar lo recaudado”, afirma Silvia.

“De no creer”

Como ella, varias compañeras llevan 20 años dedicados a esta empresa, a algunas les falta un año para jubilarse, y el panorama no les es alentador. Permanecen en el lugar de trabajo con turnos de 12 horas para cuidar lo que les queda: la maquinaria. Esperan que algún inversor les ofrezca continuar, pero hasta el momento todos los que se han acercado les ofrecen continuar con la mitad del personal. ¿Y qué hago con el resto?, todas necesitan trabajar, se justifica Silvia.

Nunca se imaginó que las dificultades económicas del año pasado pudieran terminar en lo que hoy le resulta imposible de creer. Después de 20 años, con dos hijas grandes y un niño todavía en edad escolar no se preocupa por ella, porque tiene casa propia y sabe que comida no le va a faltar. Se preocupa por sus compañeras, las que alquilan, que ya empezaron a pedir a los familiares que les hagan un lugar.

En plena campaña electoral, cuando la cúpula política se niega a admitir los despidos y cierres de fábricas, las nuevas desocupadas y desocupados de Rafael Castillo le ponen nombre y apellido a una triste realidad que se repite a montones. Silvia junto a sus compañeras siguen esperando que algo de racionalidad les devuelva la dignidad del trabajo, y no hay slogan de campaña que les impida ver lo que hay detrás del conflicto: “Yo no vote a este gobierno, la gente que lo voto llevo a todo este desastre y todavía hay quien no se da cuenta, que este hombre les sigue mintiendo, les siguen engañando, que esto va a ser peor, que la reforma laboral ya está hecha.  Vamos a llegar a un momento en que la gente va a salir a la calle y los más perjudicados vamos a ser los pobres. ¿Porque en 2001 que paso?, los más perjudicados fueron los pobres. ¿Murió algún político?, no, murieron los trabajadores”, dice.

 

 

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