El intendente de Villa María, Martin Gill, está imputado por lesiones leves calificadas por el vínculo. El jueves pasado estaba citado a indagatoria, pero por tercera vez pidió una prórroga. El martes, después de las PASO, deberá declarar.
Lourdes Astudillo conoció a Martín Gill, intendente de la ciudad cordobesa de Villa María, a comienzos del 2022 a través de Instagram. Y el 10 de febrero se vieron personalmente por primera vez. En diálogo con La Marea Noticias, Lourdes, de 39 años, cuenta que en ese momento no le dio importancia al rol político de Gill. Sin embargo, hoy entiende que su rol como jefe del Municipio no fue menor a la hora de ejercer violencia sobre ella, ya que le sirvió -según denunció Lourdes en su presentación ante la Justicia- para utilizar recursos de la Municipalidad con el objetivo de ejercer control sobre ella.
La relación avanzó algunos meses hasta que Lourdes, mamá de dos hijos de una pareja anterior con quien mantiene muy buena relación, quedó embarazada y a la semana de confirmarlo y contarselo a Gill quien la obligó, mediante violencia psicológica, a interrumpir la gestación con pastillas. Ese hecho marcó un punto de inflexión y sumió a Lourdes en una crisis ya que ella deseaba continuar ese embarazo. Fue en ese momento cuando, según cuenta, comenzaron los episodios de control en un primer momento, y de violencia física después, llegando a sufrir golpes, zamarreos, empujones y a ser arrastrada por los escalones de una escalera por parte del intendente de Hacemos Unidos por Córdoba en Villa María.
En un par de oportunidades Lourdes le dijo que iba a denunciarlo ante la Justicia, pero siempre obtuvo la misma respuesta: “Hacelo. A mí no me toca nadie”. Hasta que finalmente en marzo de este año la mujer juntó valor y denunció al dirigente de Hacemos Unidos por Córdoba.
La Justicia trazó una orden de restricción y le dio a Lourdes un botón antipánico, cuya vigencia caducó hace apenas unas semanas. Además, en el marco de la investigación, la fiscal Juliana Companys ordenó que ambos fueran sometidos a pericias psicológicas y citó a declaración indagatoria al intendente, quien desde un primer momento dijo “estar a disposición de la Justicia ya que su principal interés era aclarar rápidamente lo ocurrido».
Sin embargo, bajo el argumento de su agenda política, Gill se fue escurriendo de la indagatoria. La última vez fue el pasado jueves 10 de agosto, fecha en que debía presentarse y también faltó. La nueva, y última fecha fijada por la Justicia, es el próximo martes 15 de agosto, sin posibilidad de ser reprogramada. La maniobra despega su imagen de las PASO de este domingo y le permite seguir en carrera para asegurarse un puesto en el Gobierno provincial el próximo 10 de diciembre, a pesar de la imputación que existe en su contra por lesiones leves calificadas por el vínculo y por violencia de género.
“Al principio parecía una relación normal, pronto se volvió abusiva»
-¿Podés recordar cuándo comienzan los episodios de violencia?
Sí. Fue en junio del año pasado cuando yo le informo a él que había quedado embarazada. Él no quería saber nada. Ahí comenzó en un primer un tipo de violencia psicológica, manipulación, control, inducirme a hacer cosas que yo no quería hacer. Todo esto lo pude ver después en terapia, con mi psicóloga, porque en ese momento no me dí cuenta. La violencia psicológica es difícil de detectar porque es muy sutil. Yo quería continuar el embarazo, pero todas sus opiniones eran en contra de eso. En un momento me propuso hace un viaje con mis dos hijos, los cuatro, y fue en ese viaje que prácticamente me obligó a interrumpir el embarazo. Tomé dos pastillas juntas del día después.
Después de eso me puse mal, y como que hice el duelo sola, sin su apoyo. Y encima en septiembre yo empiezo a notar que el estaba con otras personas. Y cuando se va de viaje ya descubro que me estaba engañando. Entré en un estado de nervios terrible por todo lo que había pasado y él que me hacía creer que yo estaba equivocada, que no era así. Yo estaba sola en su departamento y no me podía dormir. Revisé su mesa de luz y encontré un par de Valiums, que ni sabía para que eran, me fijé en internet, vi que eran para dormir, y me tomé dos. Después lo llame y le avisé que me sentía un poco mal. Cuando me despierto tenía a cinco personas que trabajaban con él, su médico personal, incluso una enfermera, que era la doctora del 107, todos ahí en el cuarto.
-¿Personas que trabajaban en la Municipalidad de Villa María?
Claro. Había personal del 107. Y después me mandó a una psipsicóloga venía todos los días, y me obligaba prácticamente a contarle todo, a la vez que me decían que no podía hablar con nadie sobre lo que había pasado porque lo iba a hacer quedar mal. Después, yo estaba con un problema por la hemorragia que había tenido.Me pusieron una especie de ampollas con hierro y esos días estuve como dopada. Me levantaba, me mareaba, se me bajaba la presión, no sabía lo que me pasaba. Yo creo que algo me pusieron, porque estuve cinco días así.
Después de ese episodio nos reconciliamos, él me dijo que me iba a cumplir mi sueño de tener un local de ropa. Fuimos a Carlos Paz a buscar unas cosas, y ahí comprobé de nuevo que me engañaba, y las situaciones de violencia física ya se repitieron en reiteradas veces. Él me decía que era para tranquilizarme, pero me tiró contra una bañadera, otra vez me ahorcó hasta casi dejarme sin respirar. En otra oportunidad me arrastró por los escalones de mi casa. Ahí fue cuando decidí sacarme fotos y denunciar.
-¿Cómo estás hoy?
Yo tenía mi vida normal, salía con mis amigas, me juntaba con mis amigas, iba a trabajar, estaba con mis hijos, era toda una vida super normal, estaba re bien, re bien. Antes de conocerlo a él. Y me cambió totalmente. Me hizo otra persona, que ahora gracias a Dios pude retomar, volver a mí, e ir haciendo deporte nuevamente. Hoy me siento bien nuevamente, puedo disfrutar de mis hijos, pero me costó mucho.
-¿Qué expectativas tenés del avance de la causa?
Luego de la indagatoria de él, vamos a poder acceder al expediente con mi abogada, eso es importante. Espero que haya justicia y que pague por el daño que generó y no solamente a mí, sino también a mis hijos porque al estar mal no los pude cuidar como lo hago habitualmente. Hace poco él se mudó a tres cuadras de mi casa, y cuando lo vi, entré en pánico y me puse a llorar. En otro momento le escribí. Son todas secuelas de situaciones de violencia, me explicó mi psicóloga. Yo sé que él es muy poderoso pero confío en la fiscal y en la Justicia, y creo que las mujeres debemos animarnos a denunciar este tipo de situaciones. Yo estuve muy sola en Villa María, ninguna organización de mujeres, nadie, se vino a acercar a solidarizarse o ayudarme. Pero igual me animé y no me arrepiento.