Mujeres al frente

Pre Cosquín 2025: Por primera vez, el festival incorpora la categoría “Solista femenina en malambo”

Itahí Donda Mezio, una joven bailarina de 16 años de Recreo, Santa Fe, fue la primera mujer en subirse al escenario mayor del Pre-Cosquín en el segmento Solista femenina de malambo. Itahí comenzó a practicar la disciplina a sus 7 años en un taller municipal de arte, a donde continúa su formación. Que se abra esta puerta en Cosquín es para ella “un reconocimiento y una conquista al trabajo que vienen haciendo las mujeres malambistas”.

 Por Carina Ambrogi. Foto: Gentileza Itahí Donda Mezio

Itahí Donda Mezio llegó a sus 5 años al centro cultural municipal “La Casa de la Cultura”, en Recreo, Santa Fe, con la intención de comenzar alguna actividad artística, como quería su mamá. Lo primero con lo que tomó contacto fue con el baile folclórico, que la cautivó. Inició clases con la profesora Carla Criado, la profe que aún hoy, a sus 17 años, menciona con profundo agradecimiento. Un poco más grande, a los 7, se sumó también a las clases de Malambo, con el profesor Andrés Frutos. “Algunos profesores no permitían a las chicas en esta disciplina, pero él siempre enseñó tanto a varones como a mujeres”, explicó a la Marea Noticias la joven bailarina. Este año, el profesor que la había incentivado desde pequeña a que participara de numerosos festivales y concursos, le dio la noticia de que había ganado un lugar para subirse al escenario del Pre-Cosquón. Itahí, cuando se subió al escenario mayor Atahualpa Yupanqui, de la Plaza Próspero Molina, se convirtió en la primera mujer en demostrar sus destrezas artísticas en la categoría “Solista femenina de malambo”, en el prestigioso certamen para nuevos valores. Hasta esta instancia llegan numerosas artistas que han competido previamente en sus sedes por provincias a nivel nacional y resultaron ganadoras. En el Pre-Cosquín, que se realiza las primeras semanas de enero, se eligen a las y los finalistas de distintos rubros que tendrán el honor de subirse al escenario mayor durante alguna de las 9 lunas del Festival oficial.

La incorporación de este rubro, en su 64° edición, resulta un avance tanto para las bailarinas de todo el país como para la sociedad en general, explica Itahí: “Me parece genial que se incorpore el rubro solista femenino porque muestra un camino que se va abriendo y en el que vamos avanzando las mujeres. No sé si lucha es la palabra, pero es el resultado de poder obtener nuestro espacio en un ámbito que siempre fue exclusivo de los hombres, y eso no está bueno. Si a una le gusta ¿por qué no lo vas a hacer?”.

Si bien rescata que bailarinas de malambo hubo siempre, recién ahora se empiezan a habilitar los espacios en distintos escenarios para visibilizarlas, al tiempo que se está rompiendo con la barrera tradicional del folklore en donde el varón es el que zapatea y mujer zarandea. Es habitual hoy tanto en el Festival de Cosquín como en otras plazas famosas, que las coreografías se protagonicen por parejas integradas por dos mujeres o por dos varones. “Ya no hay problema por el género, creo que se van rompiendo las estructuras de a poco y se va aceptando en la sociedad”, explica la joven.

En el campeonato Nacional de Malambo, el certamen más importante para la disciplina a nivel nacional que se realiza desde 1966, la presencia de las mujeres data de tan solo 6 ediciones, dando su inicio en el 2018. Este evento es considerado un hito n la historia del mambo nacional y genera 23 eventos a lo largo del país a donde se van seleccionando los talentos de cada provincia que terminan en el campeonato nacional.

Itahí ha ganado un lugar este año en el prestigioso concurso, para el que tiene ya el cronograma de ensayos previstos durante este año, que prevén una mayor profesionalización en aspectos como el estilo y una apuesta a ganar resistencia. Cuando le preguntamos qué lugar le da al baile en su vida adolescente, Itahí reconoce que el baile “es su vida”. “Si estás triste bailas, si estás preocupado bailas, si estás feliz bailas, es muchísimo disfrute. Nunca te cansás de hacerlo, es maravilloso, y permite transmitir emociones. Le pongo mucha pasión y compromiso porque significa un lugar muy seguro”, dijo.  “Los 7 artes le dan a la vida y al mundo algo hermoso. Como la danza que no es sólo que movimientos o cuantos trucos sabes hacer, es la importancia de que podes dejarle algo al espectador, intentar transmitir algo, así sea que vos estas disfrutando y eso también transmite”, dijo.

La experiencia adquirida en cada uno de los eventos a los que Itahí asistió desde pequeña, le mostraron que las barreras que había para que ella y sus compañeras pudieran subirse a los escenarios eran tradiciones sin sentido, roles que se asignaron porque si, y trabas invisibilizar lo que pasa con el baile folklórico en realidad. Porque en los talleres culturales, en los escenarios más pequeños, y en los patios de las casas, desde siempre hubo mujeres  levantaron polvareda con una energía y destreza que emociona. Es eso lo que celebra Itahí y tantas bailarinas de malambo, que se abra una puerta en una vidriera tan importante y de perfil tradicional como el Cosquín, para mostrar que la fuerza, la potencia, y la resistencia también son cualidades femeninas.

 

 

 

Compartinos tu opinión

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *