Mario González, profesor de la Universidad Nacional de Río Cuarto, fue imputado por abuso sexual agravado, después de tres años de radicada la denuncia. Desde el momento en que se difundió la imputación, se presentaron tantas mujeres a denunciar nuevos hechos que la fiscalía comenzó dar turnos para receptarlas. Solicitaron 15 días para poder dimensionar los hechos. Las denuncias incluyen vejaciones de todo tipo contra niñas y adolescentes que jugaban al Hockey en la institución educativa, contra estudiantes y docentes. Las denunciantes advirtieron públicamente que la Universidad, ámbito a donde se realizaron los abusos, no las acompañó.
Por: redacción La Marea Noticias – Foto Gentileza Puntal
El Fiscal de Instrucción de cuarta nominación de los Tribunales de Río Cuarto, imputó por el delito de abuso sexual agravado a Mario González, profesor de la Universidad Nacional de Río Cuarto, a tres años de radicada la denuncia. Tras la imputación, el periodista Pablo Callejón difundió el caso junto a los testimonios de algunas de las denunciantes. Desde entonces, comenzaron a presentarse en la fiscalía tantas mujeres para aportar nuevos hechos que comenzaron a dar turnos para recibirlas. Desde la fiscalía, pidieron a la prensa 15 días para poder brindar información precisa sobre la dimensión que habrían alcanzado los delitos que se investigan. El docente actualmente sigue siendo parte de la Universidad, cobra el salario pero no asiste por haber presentado él mismo carpeta psiquiátrica. La causa “durmió” en la Unidad judicial durante dos años, recién cuando las denunciantes se presentaron con un abogado particular pudieron saber que nunca se había remitido a la Fiscalía. “Me sorprende que ante este hecho tan grave no haya tenido un impulso mayor la causa. Estaba en la Unidad Judicial y el fiscal no tenía conocimiento. Dos años estuvo allí y no pasaba nada. La víctima era menor de edad cuando ocurrieron los hechos”, dijo a Póster Central Federico Guerrieri, abogado querellante.
Además de radicar la denuncia en la justicia ordinaria, las querellantes se presentaron en el área de género de la Universidad Nacional de Río Cuarto en 2020, apenas se sancionó el protocolo de actuación contra la violencia y discriminación por razón de género. Desde la Universidad apartaron al profesor de las clases de Hockey, pero continuó brindando servicios de manera presencial en la institución, por lo que las víctimas tuvieron que cruzarlo en distintas circunstancias, algunas señalaron que lo sentían a modo de “intimidación” por parte del presunto abusador. Una de las denunciantes, quien formó parte del plantel educativo durante 30 años, decidió dejar la actividad tras vivenciar un “abandono” por parte de la Institución. En diálogo con el periodista Pablo callejón, la mujer dijo: “Fuimos formadoras de alumnas durante 30 años, contamos lo que había ocurrido. Sabíamos que las chicas que denunciaron los abusos por parte de este profesor tenían razón. Es muy doloroso lo que pasó, nos dejaron solas”.
La docente además de conocer lo que padecieron algunas alumnas, fue víctima de abusos por parte del profesor hoy imputado, pero dada la antigüedad de los hechos, no pudo ser parte de la querella. Radicó la denuncia en la Universidad, y sobre la experiencia comentó: “Me causó muchísima tristeza y me sentí culpable de no haber hablado en su momento con mis compañeras para que esto no siguiera pasando. Ha sido un dolor muy grande tener que dejar. Pero valió la pena luchar, no solo por mi causa sino para que esto no vuelva a pasar. Que las familias puedan ir a hacer un deporte y esto no quede impune. En la Universidad no se tomó con seriedad esto. Dentro de la Universidad hubo complicidad. No nos sentimos acompañados por los directivos nuestros. No se si no nos creyeron, pero no nos acompañaron. Nos sentimos solas”.
En el año 2018 por primera vez una alumna de Hockey se animó a hacer público mediante redes sociales los abusos de los que fue víctima. Tras esa publicación, según comentó la docente entrevistada por Callejón, el profesor reunió a todo el equipo docente para plantear que no sabía porque lo acusaba. La docente en esa misma reunión le manifestó que sabía de qué se trataba, y tuvo que enfrentar a su agresor cara a cara frente a sus compañares de trabajo. Después de esto comenzó lo que denomina un “peregrinar”, para conseguir justicia. “A él lo separaran como profesor de hockey, pero seguía en la Universidad. No queríamos ser cómplices de esto. A pesar de que no debía ir, concurría a la cancha o en los lugares donde jugaban las chicas. Controlaba, miraba, iba a los viajes. Pero, esto nunca fue visto por las autoridades. Nos decían que no podían hacer nada”, agregó.
Otra de las entrevistadas identificada como L. dijo que fue abusada de niña cuando concurría a las clases de hockey. “Hice la denuncia en 2019 y mi causa prescribió el año pasado. Decidí presentarme como testigo para ayudar a otros casos. Es muy difícil denunciar estos hechos. No teníamos los medios. Lo hicimos después de que la Universidad aplicó el protocolo. Antes no podíamos. Tengo conocimiento desde hace muchos años de que son muchas las víctimas, lo mío no fue un hecho aislado aunque me sentía muy sola, no tenía con quien hablarlo”, precisó.
“Estos hechos comenzaron en el mismo campus de la Universidad, en las canchas en la parte de la pileta. Nosotras éramos menores y mi familia ponía toda la confianza en la Universidad”, agregó.
La institución que falló
Después de dos semanas de que los hechos aberrantes tomaran estado público, la dirigencia de la Universidad Nacional de Río Cuarto emitió un comunicado público en el que sostienen que se actuó según lo establecido remitiendo el área de género un informe con el que se inició un sumario administrativo y, puntualizan : “Paralelamente al sumario dispuesto, se adoptaron las correspondientes medidas de prevención y protección de las personas denunciantes, según los objetivos y principios rectores del Protocolo, a saber: Respeto, Privacidad, Confidencialidad y No revictimización”.
Respecto de la prevención y protección, las denunciantes han manifestado públicamente que tuvieron que seguir sufriendo la presencia del docente en la universidad en los espacios los que ellas se desarrollaban, por lo que este comunicado estaría contradiciendo la palabra de las víctimas. Por otra parte, entre los principios rectores figura la Diligencia y celeridad: “la investigación y resolución de las denuncias deberán ser realizadas con las garantías debidas, profesionalidad, diligencia y sin demoras injustificadas”, sin embargo, el comunicado advierte que desde el 2019 el profesor no presta servicio en el área de deportes pero el sumario aún no ha finalizado. Entre las funciones que se señalan para la actuación del equipo técnico del área figura “garantizar el acompañamiento, contención de las personas afectadas, y celeridad de los trámites”.
Hasta el momento, se desconocen actividades promovidas por la Institución tendientes a contener y acompañar a la comunidad universitaria afectada de manera directa e indirecta con los hechos relatados.