La camiseta alternativa de la selección abrió un debate que va desde la crítica por la superficialidad hasta la oportunidad de despolvar grandes demandas por la igualdad. En esta nota las periodistas Delfina Vetorre y Laura Farina coinciden en que la campaña sirve, pero faltan políticas concretas.
Por: Carina Ambrogi
“Pinkwashing” es el nombre que tomó la corriente que critica el “mes rosa”, en el que las marcas y los Estados se tiñen de ese color sugiriendo que trabajan contra la enfermedad del cáncer de mamas. En realidad, sostienen quienes critican las campañas, es que la intención cae en saco roto, porque lo que se necesita es que el dinero invertido se destine, por ejemplo, a investigaciones que logren nuevos o mejores tratamientos. Y suena lógico, la campaña de concientización es claramente criticable cuando se trata de una enfermedad que no se transmite de manera consciente.
Distinto es el caso de la discriminación por razón de género o la violencia por razón de género, contra lo que pretende generar conciencia la camiseta alternativa que usará la selección Argentina en QATAR 2022. «Por primera vez en la historia, Argentina presenta un diseño en tonos violetas, inspirada en la igualdad de género, una iniciativa que promueve los valores de diversidad e inclusión», explicó la marca en un comunicado. La violencia que daña o mata como el cáncer, se ejerce por personas que si deciden y eligen ejercerla, en base a lo aprendido de una cultura que enseña que esos valores son aceptados. Sirve entonces la acción para generar conciencia o sólo se trata de otro caso de Purplewashing?.
Delfina Vettore, periodista deportiva de la Cooperativa Al Toque y una de las escritoras del libro “Miralas gambetear”, considera que la polémica que se generó en torno a esta camiseta sirve para visibilizar el tema y hablar de cuestiones pendientes, pero suena a poco si la AFA no acompaña esta acción con políticas concretas que impulsen en este deporte la igualdad. “Creo que tiene que estar acompañado de otras políticas y otras actividades impulsadas no solamente por la AFA como entidad madre del futbol, sino en todos los ámbitos, en cuanto a visibilización y prevención”, dijo. En este sentido y con su trabajo cotidiano recorriendo partidos de fútbol femenino en la zona sur de la provincia de Córdoba, advierte que los desafíos son enormes: “Creo que hay mucho para desarrollar internamente el los clubes, se han creado áreas de género y protocolos en algunos clubes pioneros en Buenos Aires y también en la ciudad capital de Córdoba con el club Belgrano, pero a nivel local y regional el desafío es generar esos espacios, hoy ni Estudiante de Río Cuarto que está compitiendo a nivel nacional tiene protocolo contra la violencia de género”, explicó. Los clubes pequeños del interior del país difícilmente puedan generar áreas específicas por la escasa estructura con la que cuentan, pero según entiende Vettore, si se puede avanzar al menos en estandarizar Protocolos o con la capacitación en Ley Micaela para este ámbito.
Laura Farina es periodista deportiva para la radio comunitaria “Che” y responsable de transmitir los partidos de fútbol femenino de Junín de los Andes, al sur de Neuquén. Para ella Creo la camiseta violeta es un hecho simbólico interesante para ayudar a debatir y visibilizar, pero coincide en que lo que faltan son otras acciones. “ Las mujeres jugamos al futbol desde hace muchísimo tiempo, sobre todo en este país tan futbolero, y lo que ha pasado es que los varones nos han invisibilizado por eso ahora tomamos las calles y los micrófonos, para que nos vean”, enfatizó. En este sentido remarcó que después de sufrir años de postergación que el mensaje de algunos dirigentes siga siendo que el fútbol femenino no es redituable habla de todo lo que falta. “Las mujeres a fuerza de gambetas, de defensas y de goles llegamos a todo lo que hemos logrado en los últimos tiempos, y la mayor visibilidad la dio la lucha feminista en todo el mundo”, finalizó Farina.
