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Por qué dispararon contra Cristina Fernández

Hace más de 10 años que la vicepresidenta de la Nación es violentada de manera pública y sistemática por las estructuras más poderosas del país: la mediática, la política y la judicial. Pese a la larga lista de intervenciones judiciales, no se avizora que los actos denunciados hayan tenido alguna consecuencia que permita si quiera desalentarlos. Los hechos puntualizados en esta nota, permiten mostrar como la agresión fue en incremento, casi como una crónica de un gatillo anunciado.

Por: Carina Ambrogi

A fines de marzo de este año vandalizaron y derribaron la escultura de Cristina Fernández de Kirchner, que se erigió en el Paseo de los Presidentes, en Río Gallegos. Su figura estaba junto a la de Raúl Alfonsín, Carlos Menem, Fernando de la Rúa, Néstor Kirchner y Mauricio Macri, y fue la única que voltearon.

El cuerpo esculpido de la mujer que ocupó el cargo de Presidenta por dos mandatos cumplidos en Argentina, quedó en el piso, como “muerta”.

Posterior al hecho, la portavoz del gobierno, Gabriela Cerruti, apuntó contra los medios de comunicación y pidió que no construyan «violencia simbólica que después termina siendo violencia real». Es extraño el pronunciamiento, ya que la violencia simbólica “es” violencia real.

Ese mismo mes, mientras se debatía el acuerdo con el FMI, un ataque perpetuado con piedras rompieron las ventanas y parte del interior del despacho de la vicepresidenta en el Congreso de la Nación, ocasionando además de las pérdidas materiales, un peligro real para la integridad física tanto de ella como de su equipo.

CFK aseguró tras el ataque que “alguien planificó y mandó a ejecutar. Grave” la pedrada. Difundió las pruebas mediante un tuit en el que mostró el video del interior del despacho, y publicaron imágenes con las marcas de pintura roja que lanzaron contra el frente del edificio para identificar su oficina, el único objetivo contra el que se accionó violentamente.

La causa quedó en manos de la jueza federal María Eugenia Capuchetti, que interviene junto al fiscal federal Carlos Rívolo, los mismos que tramitan ahora el intento de magnicidio contra la Vicepresidenta de la Nación.

En ese momento, diversos referentes del espacio del Frente de Todos señalaron su disconformidad con la minimización del hecho por parte del mismo ejecutivo nacional. Entre ellos, Andrés Larroque, escribió un tuit en el que señaló “silencio y parsimonia”.

 

También en marzo de este año, la Ciudad de Buenos Aires apareció empapelada con carteles que vinculaban a la vicepresidenta con el mandatario ruso Vladimir Putin y la llamaron «asesina». «Culpable de 35.000 muertes. Elegiste negocios con Putin en lugar de Salvar vidas», decía el texto que acompañaba la foto de CFK.

 

 

El ejecutivo nacional mediante la portavoz Cerruti, repudió el hecho: «El presidente y el gobierno nacional repudian terminantemente la utilización de una imagen de la vicepresidenta en carteles de vía pública con insultos y acusaciones. El presidente instruyó que se investigue inmediatamente para encontrar a los autores», escribió la vocera.

Un poco más adelante, el jueves 21 de julio, un grupo de 10 personas irrumpió en la vereda del Instituto Patria, y comenzaron a proferir violentas amenazas de muerte e intimidaciones en perjuicio de la vicepresidenta y de todos los integrantes de la institución.

El Instituto Patria presentó una denuncia penal por «intimidación y amenazas de muerte» en «perjuicio de la vicepresidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner», daños «a la propiedad» e «incumplimiento de los deberes de los funcionarios», a raíz de unos hechos. En la denuncia, se advierte además «la actitud pasiva de la Policía de la Ciudad de Buenos Aires, que se aprecia en el video acompañado, que permite que las personas que se encuentran en el lugar arrojen basura, pinten paredes y cuelguen carteles con todo tipo de carteles amenazantes».  «Del mencionado link con el video, se desprende también un afectuoso saludo entre el uniformado y quien encabeza las agresiones, lo que nos estaría demostrando que se conocerían con anterioridad», sostuvo el texto de la denuncia.

 

Hace unas semanas, el 22 de agosto, el diputado del PRO Francisco Sánchez dijo que la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner «merece la pena de muerte”.

«12 años por robar impunemente es casi nada. El año pasado presenté un proyecto de ley para que este tipo de delitos sean considerados traición a la Patria. Merecen la pena de muerte, no una liviana prisión domiciliaria», escribió el Diputado en su cuenta de Twitter tras el pedido de 12 años de prisión para la vicemandataria por parte de los fiscales Diego Luciani y Sergio Mola, por la causa conocida como “Vialidad”.

La causa “Vialidad” tendrá extensas páginas en donde el tiempo podrá precisar todos los tipos de violencia en los que se ha incurrido, muchas de las cuales han sido denunciadas.

La falta de inacción de la Policía de la Ciudad de Buenos Aires, a cargo de Horacio Rodríguez Larreta, en la manifestación frente al Instituto Patria, contrasta sobremanera con la manera en que reprimió, sin motivo aparente, a ciudadanos y ciudadanas que se manifestaron en favor de CFK, en una vigilia que comenzó justamente el día en que Luciani pidió 12 años de prisión e inhabilitación. A la violenta represión, le siguieron mensajes de odio por parte de la oposición, entre quienes se destaca Patricia Bullrich, que no cesó de arengar públicamente a Larreta para que escale con medidas de represión violenta contra la ciudadanía reunida de manera pacífica y en familia frente al domicilio de CFK.

Los hechos puntualizados durante este año no están aislados, y se sostienen con la construcción de un mensaje de odio y violencia simbólica hacia la figura de la vicepresidenta que lleva más de 10 años.

“Violencia simbólica contra una mujer. Una vez más Clarín y Sabat lo hicieron. Hoy una caricatura que ocupa la totalidad de la pág. 3… “ posteó en 2017 la vicepresidenta respecto de una de las tantas imágenes misóginas que el matutino le dedicó.

Entre los más repudiados figura la tapa publicada por la revista Noticias en septiembre de 2012, cuando la entonces presidenta Cristina Fernández de Kirchner aparece pintada en trance de llegar al orgasmo. “No hay antecedentes en el mundo”, señalaron desde los feminismos de un hecho similar de violencia explícita contra la máxima autoridad política de un país. La Tapa fue repudiada por gran parte del arco político, principalmente por mujeres, y se realizaron también presentaciones ante la justicia para que se respeten las leyes vigentes para “prevenir y erradicar la violencia contra las mujeres”.

La Dra Perla Prigoshin, coordinadora nacional de la Comisión Nacional de Acciones para la Elaboración de Sanciones de la Violencia de Género (Consavig), dijo en aquel momento: “En la mencionada publicación, so pretexto de bucear en las motivaciones psicológicas que tendría el uso de la cadena nacional por parte de la primera mandataria, se incurre en una conducta violenta no sólo hacia ella sino también respecto del resto de las mujeres que habitamos el país”.

Lejos de ser la única o la última, las imágenes continuaron apareciendo en una clara violación a la Ley 26.485, de protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres en los ámbitos en que desarrollen sus relaciones interpersonales.

Esta “construcción de sentido”, que se realiza desde algunos medios de comunicación hegemónicos, es la que sostiene y configura otros tipos de violencia, como la física. “No es un loco suelto: son tres toneladas de editoriales en diarios, televisión y radio”, dijo el ministro del Interior Wado de Pedro, en alusión a la responsabilidad de los discursos de odio frente al atentado contra Cristina Kirchner, a lo que sumó que se “subestimaron todas las advertencias”.

Hace más de 10 años que la vicepresidenta de la Nación es violentada de manera pública y sistemática por las estructuras más poderosas del país: la mediática, la política y la judicial. Pese a la larga lista de intervenciones judiciales, no se avizora que los actos denunciados hayan tenido alguna consecuencia que permita si quiera desalentarlos. Los hechos puntualizados en esta nota, permiten mostrar como la agresión fue en incremento, casi como una crónica de un gatillo anunciado.

Cabe preguntar entonces, si la mujer que encarna hoy la segunda autoridad máxima para la administración del país, dos veces presidenta mandato cumplido, no puede transitar una vida libre de violencia pese a contar con todos los recursos para exigirlo: ¿Qué queda para el resto?.

¿Cuál es el compromiso real del oficialismo y de toda persona con responsabilidad funcional a lo largo y ancho del país para garantizar un derecho humano fundamental como es vivir una vida libre de violencias?

¿Qué pasa con todas las denuncias presentadas por CKF, como así también por cada ciudadana que sufre las mismas tipologías del delito?

¿A dónde quedó la promesa casi a gritos de erradicar el patriarcado que hizo el Presidente de la Nación?

¿Por qué le dispararon a Cristina?

Porque con este Estado de Patriarcado, se puede.

 

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