Violencias

Con estereotipos patriarcales y sin perspectiva de género, comienza el juicio oral por el crimen de Nora Dalmasso

Este lunes 14 comienza el juicio con Jurados Populares contra Marcelo Macarrón, viudo de Nora Dalmasso, imputado por “Homicidio Calificado –por el vínculo, por alevosía, y por precio o promesa remuneratoria”. En la requisitoria se evidencia una instrucción con estereotipos patriarcales y sin perspectiva de género. A 15 años de su homicidio, ¿tendrán los efectores judiciales la voluntad política de incorporar los avances en esta materia?

Por: Carina Ambrogi

 

Hace 15 años asesinaron a Nora Dalmasso en la casa que habitaba en el barrio Villa Golf, de la ciudad cordobesa de Río Cuarto. La cobertura mediática, judicial y policial de entonces, permiten ver a la distancia los peores estereotipos discriminatorios y violentos que existían contra las mujeres. Roberto Petinatto arrancaba su programa en el Prime Time de la televisión con una remera que decía “yo no estuve con Norita”, y el episodio daba inicio a un show de risas y superficialidades.

 

Hoy la remera del conductor sería, como mínimo, multada por ENACOM o el INADI, y desataría además una horda de críticas en las redes sociales. En el ámbito de la justicia desde el año 2006, cuando ocurrió el asesinato de Dalmasso, hasta la fecha, se incorporaron diversas herramientas jurídicas que debieran atenderse a la hora de investigar el crimen violento de una mujer en manos de un varón. Según explicó a La Marea Noticias Sofia Duarte, Politóloga especialista en género Derechos Humanos y Seguridad, entre las conquistas esta la Ley 27791 que se aprobó en el año 2012, que incorporó la figura del femicidio, agravante del homicidio simple. Se aplica cuando media en el hecho la cuestión de género. Se realizaron además diversos avances como la Ley Micaela, que obliga a los efectores judiciales a capacitarse en género para no investigar y castigar sin analizar cómo impacta la cultura patriarcal en los delitos penales. Si bien la figura de femicidio no se puede aplicar en este caso porque el hecho ocurrió en 2006 y la Ley se sanción en 2012, si se debería incorporar toda la jurisprudencia y avances en el análisis de los hechos en base a comprender la “cuestión de género”, que ya se avizoraba constituiría la Ley Micaela, que se aprobó pocos meses después de que el Fiscal Luis Pizarro, a cargo de la causa entonces, concluyera su investigación.

 

El hecho

Para el Fiscal Pizarro meses antes del 25 de noviembre de 2006 Marcelo Macarrón, un médico cirujano de la ciudad de Río Cuarto, planificó el homicidio de su esposa. Meticulosamente y sin dejar rastros o evidencias empíricas, el hombre contrató a un sicario, quien por “promesa remuneratoria o ventaja política” asesinó a Nora Dalmasso la madrugada en que el viudo estaba en Punta del Este. Hasta allí viajó con sus amigos a disputar un torneo de Golf, el único que ganó en toda su vida. El motivo que subyace la acción fueron las “desavenencias matrimoniales “, por las que Nora Dalmasso habría manifestado su deseo de divorciarse. La ruptura del contrato matrimonial tendría como resultado un impacto negativo en el patrimonio de un “hombre tacaño”. Este patrimonio fue además obtenido gracias al trabajo del varón, quien al momento del homicidio era un médico cirujano, mientras que Dalmasso era una “administrativa de medio término” en su empresa familiar. Es decir, el crimen se planifica para prevenir los efectos negativos que tendría un posible divorcio, siendo Macarrón el más afectado al tener que dividir los bienes alcanzados fruto exclusivamente de su trabajo.

 

La mate porque era mía

Gabriela Bard Widgor es Doctora en Estudios de Género por la UNC, Investigadora del CONICET y autora de diversos textos que analizan las violencias patriarcales. Las investigaciones realizadas sobre las razones femicidas en Argentina, le permiten asegurar que el detonante en más del 30% de los femicidios, es el pedido de divorcio o ruptura de una relación por parte de la mujer, hecho que desencadena diversos tipos de violencia.

 

“En el caso de Dalmasso es impresionante como se evidencia que no se trata de un monstruo motorizado por una “conmoción violenta”, como se decía antes. Es un sujeto que piensa y sabe lo que hace. Fue tan racional y minuciosamente planificado, que costó encontrar evidencias”, sostuvo la investigadora.

 

“Esta “subjetividad femicida” es la que cree que o sos mía o no sos de nadie, sos mi objeto, me perteneces y no podés tomar ninguna decisión de ningún tipo sola”, agregó.

 

La masculinidad hegemónica funciona entonces para la especialista como un dictamen estructural patriarcal histórico que le dice a los hombres que la mujer le pertenece, y que pueden hacer de su vida lo que les plazca.

 

“Los femicidios son la expresión más radical del masculinísimo heterosexual dominante, que opera por dos vías por un lado como ejercicio moralizante que dice que pueden hacer las mujeres y que en la sociedad, y por otro lado son comunicaciones entre pares, entre varones, a donde se muestra como se mantiene el orden y se ejerce la masculinidad”, explicó.

 

En este caso fue tal el impacto del orden impuesto por el femicidio, que hasta la fecha ninguno de los hombres que acompañaron a Macarrón en su viaje, ni ninguna de las amigas de la víctima rompió el supuesto “pacto de silencio”. Puede que en el juicio oral para el que están aprobados 30 testimonios, alguien voluntaria o involuntariamente pueda contar lo que sabe.

 

Él provee, ella cuida

Nora Damlasso fue presentada a lo largo de estos años en las distintas instancias judiciales, como una mujer que gozaba de los logros económicos obtenidos por el trabajo de su marido. Lo mismo sostiene el fiscal que considera que quien pierde con un presunto divorcio es Macarrón, y para evitarlo planifica un crimen por encargo.

 

“Los estereotipos de género llevan al fiscal a pensar que él es el proveedor y ella la cuidadora. Piensa la situación con el estereotipo clásico basado en la distribución sexual del trabajo, lo que perjudica a la víctima en dos cuestiones, una porque se invisibiliza el aporte económico que ella realizo en la vida familiar, y otra porque su tarea de cuidadora es cuestionada por una vida que no tenía relación con una madre estereotipada”, explicó al respecto Titi Isoardi, consultora, especialista en género y seguridad.

 

“Esta estudiado que el divorcio empobrece más a las mujeres que a los varones”, sostuvo Gabriela Bard Widgor, porque implica mayores pérdidas para ellas y menores oportunidades y alternativas de solventar su economía. “Ya sabemos que el acceso al trabajo es inequitativo para las mujeres, por lo general no podemos acceder a salarios bien pagos, y las tareas domésticas y de cuidado que no son reconocidas ni remuneradas, pero si constituyen un aporte real a los propios varones”, agregó.

 

El INDEC intentó medir cuál es el costo de este trabajo y determinó que de monetizarse, no se podrían afrontar con todo el salario promedio de una sola persona.

 

Con más herramientas, ¿habrá voluntad política?

El juicio por jurados populares que inicia el lunes, contará con la mayor cantidad de herramientas jurídicas en la historia para que se desarrolle atendiendo a los últimos avances en materia de género. Sin embargo, como afirmó la especialista en seguridad Sofia Duarte, la aplicación de estas herramientas va a depender de la voluntad política e investigativa de la autoridad judicial.

 

Escribió en este sentido Gabriela Bard Widgor: “Nunca existieron tantas leyes, regulaciones de derechos humanos, teorías y literatura disponibles sobre violencia de género, sobre derechos de las mujeres, de cuerpos y sujetos feminizados. Y, sin embargo, como plantea Segato (2016), las mujeres continúan siendo víctimas de todo tipo de violencias, muriendo en manos de varones, controladas médicamente o condicionadas por estereotipos de éxito y belleza”.

Se puede conocer la verdad si no se mira a donde corresponde?

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