Se cumplieron ayer 38 meses de la desaparición de Delia Gerónimo Polijo de la localidad codobesa de La Paz. Desde las organizaciones que acompañan a la familia se convocó a concentrar en los tribunales de Villa Dolores. La cantidad de personas es cada vez mayor. El hartazgo también. La justicia ha dado muestras de sobra de su ineficacia y de una injusticia que convoca cada vez más al pueblo. No hay paz sin Delia
Por Romina Pezzelato
Fotos: Francisco Bagnato
La justicia injusta debiera ser un sin sentido, un improbable, un oximoron. Pues no, ya bien lo sabemos. Lo confirman los permanentes fallos que re victimizan a las víctimas, los fallos que miran para otro lado sobre los culpables, o la inacción de la que siempre suponemos motivos. Tal es el caso de la búsqueda de Delia. A 38 meses su familia no obtiene respuestas.
Por la causa han pasado cinco abogades diferentes y según lo que plantea tanto el abogado Germá Romero Marcón como las organizaciones que acompañan a la familia (Mesa de Derechos Humanos de Traslasierra y Mujeres que abrazan) en las 2000 fojas que integran el expediente, hay información suficiente para profundizar la investigación y llegar a los culpables.
¿Qué queremos?: ¡JUSTICIA!
¿Por quién?: ¡POR DELIA!
¿Cuándo?:¡ AHORA!
Se escuchaba ayer frente a los tribunales de Villa Dolores. Más de doscientas personas se concentraron para exigir que cese el silencio, la inacción, la inoperancia.
La fiscal Lucrecia Zambrana autorizó el avance en torno a tres de las ocho líneas de investigación propuestas por la querella.
Sin embargo, las expectativas respecto a las acciones de la fiscalía son cada vez menores. «Hoy reclamamos con una modalidad muy diferente, esta vez no queremos hablar con la fiscal, porque estamos cansados de las demoras en la investigación”, expresó Mary Luque, integrante de la Mesa de Derechos Humanos de Traslasierra, a los medios presentes.
En tanto Mario y Modesta, padre y madre de Delia, volvieron a pedir apoyo y a exigir que la justica les brinde las respuesta que hasta el día de hoy no llegan.
En Traslasierra hay movimiento, hay ruido, hay un pueblo gritando frente a tribunales. Y hay gente también incómoda.
Es tiempo de respuestas y ya no hay silencio posible.
Sigue siendo fundamental que quienes saben algo del caso lo digan, que dejen de circular los secretos a voces que recorren la región.
Que la justicia actúe y demuestre que en esta parte de la provincia de Córdoba escuchan (a 38 meses) la voz de todo un pueblo dolido e indignado por la ausencia de Delia.
Justicia lenta no es justicia.