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Parir en pandemia

Voy a parir en cuatro semanas. Mi hijo se va a llamar Felipe. Soy primeriza y desde que el test dio positivo empecé a tener miedos: a contagiarme, a contagiar, a perder el trabajo. Siempre quise ser mamá, nunca imaginé que me tocaría en medio de una pandemia.

Por Magdalena Bagliardelli.

 

Es jueves 22 de julio del 2021 y mientras espero para salir al aire, repaso las noticias en las redes sociales y me encuentro con la imagen de Pampita, la modelo y conductora de TV, que fue madre hace dos días y está en la puerta de la clínica junto a su flamante marido y la bebé más famosa de la farándula. Con traje blanco impoluto, pelo Pantene y ojos delineados, se quita la mascarilla para la foto. ¿Quién pensaría que pasó más de 10 horas de preparto?  Me pregunto qué sentiré después de parir y qué sentirán al ver esa foto las mamás que tuvieron problemas físicos y emocionales luego de dar a luz.

 

Cuando en marzo de 2020 se conoció en Argentina el primer caso de Covid-19, a Mayra le faltaban 30 días para parir a Josefina. Antes del decreto de aislamiento social, preventivo y obligatorio, dispuesto por el presidente Alberto Fernández a partir del 20 de marzo, el crecimiento de la panza era compartido por familiares y amigxs pero el último mes, la situación cambió. Los últimos chequeos fueron “con miedo” aunque la beba crecía bien.  Poco se sabía del virus surgido en China, que parecía un resfrío pero con un poder fulminante.

 

Mayra Daiana Isnardi tiene 33 y fue mamá el 16 de abril del 2020 en la Neoclínica de Río Cuarto, en el sur cordobés. El primer caso de Covid-19 en la ciudad se notificó dos semanas antes. Los protocolos en clínicas y maternidades se “ajustaron” para crear áreas destinadas a la atención de pacientes con la enfermedad y otras para el resto de las  patologías no asociadas al virus. Los nacimientos fueron más vigilados para evitar contagios. Mayra no pudo recibir flores, bombones, ni visitas. Solo el papá de la bebé. “El embarazo fue una de las mejores etapas de mi vida. Pudimos disfrutar en familia casi los 9 meses y el momento de dar a luz lo viviría una y mil veces. Lo único que no salió como quería fue que mi mamá no pudo estar (le tuvo que presentar a su nieta por celular)”.

 

En Córdoba, alrededor de 1.800 mujeres dan a luz por mes y a pesar de las dificultades para que se cumpla la Ley 25929 de Parto Humanizado, las autoridades provinciales rescatan avances. “Pensábamos que íbamos a encontrar un panorama negro pero nos llevamos una sorpresa porque hay indicadores de la salud pública que mejoraron”, responde para esta crónica Marcela Yanover, médica y directora de Maternidad e Infancia del Ministerio de Salud de Córdoba. Por ejemplo: el porcentaje de mujeres que llegaron al primer control antes de la semana 13 subió de 34 % al 41%, comparado al año 2019 (sin pandemia). El segundo control, antes de la semana 20, también mejoró de un 53% al 63%, mientras que el porcentaje de madres que al momento de parir no han sido vistas por ningún médico bajó de 4,46% al 4,15%.  Yanover lo adjudica a la recomendación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de garantizar los controles de niños sanos, embarazadas y continuar los programas de inmunización.

 

Tratamientos demorados

 

Cecilia Araceli Díaz está en la sala de preparto de la Clínica del Sud de Río Cuarto con su marido y una partera. El cuello del útero demora en dilatar y le sugieren ir a cesárea. El quirófano está a pocos metros. “Mi marido estuvo en todo momento conmigo, pero por protocolo Covid no pudo presenciar el nacimiento”, cuenta acerca del proceso vivido en abril. “No sentí miedo porque ya pasé por varias cirugías, pero sí mucha ansiedad”. La familia tampoco pudo ingresar a la clínica para conocer a su bebé.

 

Para quedar embarazada recurrió a una técnica de reproducción médica asistida, que comenzó el año anterior e implicó muchos estudios y hasta una cirugía. La pandemia retrasó el embarazo ya que durante los primeros meses se cancelaron los tratamientos. Cecilia temía “no poder quedar”. “Por suerte, en el primer intento salió todo bien”, dice Cecilia, quien se convirtió en madre por primera vez a los 32.

 

Según publicó la Sociedad Argentina de Medicina Reproductiva (SAMeR) en su página web, el 90% de los centros de fertilidad del país suspendió los tratamientos entre los meses de marzo y abril. En mayo los retomaron, pero con demoras en algunos procedimientos. En octubre, la SAMeR emitió un comunicado en el que declaraba que “con motivo de la pandemia Covid-19 no existe fundamento científico ni ético para limitar el acceso a tratamientos de reproducción asistida a los pacientes”  e incluso señalaron que “los resultados están dentro de los parámetros habituales según edad de la paciente y las distintas causas de la infertilidad”. La entidad asegura que, cada año, se realizan en el país unos 21 mil ciclos de fertilización asistida.

 

Vacunas y protocolo Covid

Las ganas de hacer pis no aflojan y María Belén Sánchez elige quedarse en el baño de la habitación de la Clínica riocuartense, mientras las contracciones se vuelven cada vez más frecuentes. Llegó con 9 de dilatación y en cuestión de tiempo, su nena saldrá al mundo. Ya conoce el proceso, porque tuvo a su primer hijo hace cuatro años pero los nervios siguen intactos como si fuera primeriza. Su marido también está ahí, sudando como ella. Aunque bien acompañada, extraña la mirada de su mamá que estuvo en el primer parto pero a quien la pandemia dejo afuera esta vez.

 

Es mayo del 2021 y el gobierno de Córdoba aplica restricciones para frenar los más de 2.000 contagios diarios. Los restoranes pueden abrir de lunes a viernes hasta las 23, y sábados y domingos hasta la medianoche. Las clases mantienen la modalidad presencial y virtual porque hay dudas sobre el movimiento que genera lo “periescolar”. Las actividades deportivas se suspenden, las reuniones sociales se limitan a 10 personas en lugares públicos y privados, y los salones de fiestas están habilitados para eventos de no más de 250 personas.

 

En la sala de parto todos tienen mascarilla menos María Belén. Necesita la boca libre para respirar sin esfuerzo y aliviar el dolor. No sabe si tiene o no Covid: la inminencia del parto no le dio tiempo para realizar el hisopado reglamentario.

 

“Siempre me cuidé –dice la mujer que hoy tiene 42- y cuando me enteré que estaba embarazada lo agudicé”, afirma por teléfono, en los ratos libres que pude contestar. “En algún momento sentí temor por la falta de información, porque había muchas dudas y a las embarazadas ni se les aconsejaba vacunarse”.

 

La campaña de vacunación en Argentina comenzó en diciembre del 2020 y recién a partir de julio las personas gestantes pudieron acceder a la vacuna sin indicación médica. Cuando se difundió la noticia, me encargué de avisarle a cada una de las embarazadas que conocía. El 2 de julio me aplicaron la primera dosis de Sinopharm y el 2 de agosto, la segunda. En medio, una amiga de la familia estuvo internada con asistencia de oxígeno y tuvieron que hacerle una cesárea para evitar que muriera. El bebé nació prematuro y finalmente ella se recuperó y ya está en su casa con él y sus otros dos hijos. La historia fue tan dolorosa que pasé un mes sin salir de casa.

 

“El año pasado se decía que la embarazada no tenía mayor riesgo, pero este año, gracias a estudios internacionales se vio cómo las mujeres embarazadas con Covid tenían mayor riesgo de preeclampsia (complicación potencialmente severa caracterizada por una presión arterial elevada), de contraer infecciones, de ingresar a UTI, riesgo de mortalidad y de parto prematuro”, explica Marcela Yanover.

 

En lo que va del año, al menos 15 mujeres embarazadas murieron por Covid-19 en Córdoba. Por fortuna o por acción de las vacunas en agosto no hubo que lamentar fallecimientos, afirman desde la cartera de Salud provincial.

 

“Hubo temor en algún momento y creo que siempre nos quedará el miedito por este virus. Con el tiempo nos acostumbramos a convivir con él y aprendimos que respetando los protocolos y utilizando bien los equipos de protección no tenemos riesgos de contagiarnos o a los pacientes”, explica Luciana Grasseler, licenciada en Obstetricia  que hace 15 años acompaña a mamás que van a tener a sus hijxs en la capital alterna de la Provincia.

 

Mientras prepara la clase de preparto que brindará por Meet el martes a la tarde, Grasseler cuenta que cuando reciben a embarazadas con Covid se activan los protocolos para cuidar tanto a quien va a parir como a lxs bebés por nacer y el resto de las mamás internadas. En general, “se le solicita a la mamá prueba de PCR al internarse”.

 

Parir con desinformación

A comienzos de la pandemia, una investigación realizada en el marco del proyecto extensionista “Mi cuerpo, mi decisión” con integrantes de las facultades de Ciencias Sociales, Psicología y Filosofía y Humanidades de la Universidad Nacional de Córdoba, mostró que había un estado generalizado de desinformación entre las personas que estaban por dar a luz.

 

Casi la mitad de las encuestadas (46.2%) dijo haber recibido nula o poca información sobre el embarazo, parto y postparto y Covid-19. Un 34% dijo haber sido bien informada, mientras que un 19.9% recibió información parcial pero no suficiente, detalla la investigación.

 

Otro dato, es que un 50% de las informantes manifestó haber recibido un trato muy respetuoso y en la mayoría de los casos (69%) refieren a una experiencia satisfactoria del parto, aun cuando advierten la realización de prácticas médicas (inducción con oxitocina, episiotomía, maniobra de Kristeller, etc.) sin su consentimiento previo.

 

“Desde qué parámetros evaluamos la experiencia del parto cuando muchas de las prácticas médicas desaconsejadas desde la propia evidencia científica (y consideradas violencia obstétrica) se encuentran naturalizadas, también, por quienes la padecen”, cuestionan las coordinadoras del proyecto, Ana Lázzaro, doctora en Ciencias Sociales, y Magdalena Arnao, doctora en Filosofía, ante una consulta que les formulé para un artículo publicado en el sitio web Qué Portal, de la Facultad de Comunicación de la UNC.

 

Acerca de cómo los equipos de salud se adaptaron a la Ley de Parto Humanizado en medio de la pandemia, la funcionaria a cargo de Maternidad e Infancia de Córdoba se niega a “generalizar” pero asegura que “hay situaciones donde las mujeres la han pasado mal y quedaron disconformes”.  En otros casos, hay gente que comprendió el contexto y “se aggiorna a ello”.

 

Pampita surfeó la pandemia

La bebé llora y así se presenta al mundo. De fondo, la voz del médico que la recibe. Una cámara registra la escena cuya protagonista es la modelo argentina que acaba de convertirse en madre por quinta vez. En abril había anunciado que grabaría un reality sobre su vida familiar. El último capítulo se filmó el jueves 22 de julio del 2021 en una sala de parto. En menos de 11 días, el lunes 2 de agosto, Pampita volvió al programa de TV donde trabaja y a los pocos días la vimos trepar a un caño para hacer una coreografía. La situación me genera incomodidad, debo admitir. Estoy a menos de un mes de ser mamá y ya dejé de trabajar, como marca la ley. Además, conseguí que mis empleadores me autoricen el cuarto mes de licencia sin goce de sueldo que dispuso la provincia de Córdoba y el orgullo se me cae al piso. ¿Qué pensarán mis empleadores cuando ven que ella vuelve a la semana y para mí son 120 días? La comparación suena odiosa pero es lo primero que se me cruza por la cabeza. Tan odioso como que se refuerce la imagen de una “super mujer” que es distinta a la mayoría, las que no aparecen en la tele o en las redes sociales, porque no generan rating ni venden tapas de revistas.

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