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De qué hablamos cuando hablamos de “cis”

Por Violeta Alegre para Agencia Presentes

Ilustración: Florencia Capella

El neologismo y tecnicismo ´cisgénero` fue introducido en el año 1991 por el psiquiatra y sexólogo alemán Volkmar Sigusch. Ya que existían las identidades `trans´, también debía existir un modo para nombrar a las personas que se identifican con la asignación sexo-genérica al momento de nacer. El prefijo `cis´ (que proviene del latín) significa “del lado de acá” o “de este lado”.

 

 

 

Por su parte, la química orgánica toma este sufijo para referirse a sustituyentes o grupos que están orientados hacia una misma dirección, en contraste con lo trans, donde los sustituyentes están orientados hacia direcciones opuestas.

 

Lo mismo ocurre en la Biología Molecular. `Cis´ es utilizado como prefijo para describir alguna cosa que actúa desde la misma molécula, en contraste con lo Trans que actúa desde diferentes moléculas. Por ende, lo cis es lo que no es trans.

 

Parece indispensable la llegada del concepto de cisgénero para darle poder al lenguaje y transformar las políticas de género. Los estudios feministas, queer y trans ponen en crisis las nomenclaturas convencionales del sexo/género.

 

Reacciones

He observado reacciones de personas cisgénero en donde, al desconocer el término “cis”, se sienten insultadas por parte de identidades trans cuando nos atrevemos a nombrarlxs junto al prefijo. Otras tantas se sienten incómodas, ya que la palabra “cis” está asociada a la normatividad y entonces se infiere que les decimos ´normadxs´.

Como dice le activista no binario Lx Negrx , “lo trans denuncia lo artificial de lo cis, en cierto sentido, y resisten porque jaquea su naturalidad y eso lxs incomoda”.

Por su parte, la escritora y activista estadounidense por los derechos LGBT Riki Wilchins dice que la identidad trans no es un hecho natural. Más bien, es una categoría política que nos vemos forzadxs a usar cuando hacemos ciertas cosas con nuestros cuerpo.

 

Lo mismo, en mi opinión, es cierto para las categorías “mujer” y “varón”, aunque las manipulaciones requeridas para producirlos están naturalizadas y mitificadas.

 

Pero, para ir más lejos, me gustaría poner en cuestión a lo cis ya no solamente en la identificación: “ser cisgénero es que tu identidad de género se ajuste a tu sexo, al sexo asignado al momento de nacer”, sino también a una correlación con la performatividad de género como la entiende la teórica Judith Butler en su libro El género en disputa. La autora afirma allí que la performatividad de género se basa en la repetición ritualizada (por repetición) de actos de habla y de todo un repertorio de gestos corporales que obedecen a un estilo relacionado con uno de los dos géneros culturales y así se va constituyendo el género.

 

Teniendo en cuenta este enunciado de Butler, ¿la palabra cis no estaría más estrictamente relacionada a la performatividad de género y no tanto a una `filiación´ entre asignación genital e identificación?

 

De hecho, hay muchas personas leídas como cisgénero que no responden a una performatividad de género relacionada a su cis-sexualidad y también son marginalizxs y carecen de privilegios institucionales y sociales: maricas, putos, tortas butch, no binarixs y más.  Pero a su vez son identidades que no entran dentro del paraguas trans.

 

 

Alianzas

Entonces ¿la “hermandad cisgénerica” consiste en ser conscientes de los privilegios que poseen en un cuerpo social?  ¿Solo basta con no ejercer el cisexismo? ¿Basta con reconocer los privilegios de la cis-performatividad de género para crear alianzas con otrxs identidades oprimidas por el cisexismo?

 

Un ejemplo claro de cisexismo es cuando nos preguntan a las personas trans: ¿por qué ustedes reproducen estereotipos de género? O ¿por qué intervienen sus cuerpos? A lo que yo les preguntaría: ¿Ustedes no reproducen estereotipos de género? ¿lxs cis no intervienen sus cuerpos?

 

¿Cómo podría una persona cis a través de la práctica discursiva de alianza con lo trans convertirla en empatía concreta? ¿Acaso dicha reafirmación no estaría reasegurando alguna porción de normatividad? Normatividad que existe en la asignación medico-jurídica y que no solo termina ahí, sino en construcción de jerarquías de clase, racializacion, nacionalismo, capacidades, etc.

 

Nada más alejado de la realidad cuando una persona cis nos intenta mostrar su alianza con las identidades trans diciendo “yo soy unx trans más..”. No, las alianzas no siempre se verbalizan y menos así.

Creo que se debe registrar en el reconocimiento y ser consciente del acceso a derechos institucionales (familia, educación, salud, trabajo, vivienda, ciudadanía) como también en la inclusión afectiva social.

 

Ya sabemos que no tiene la misma repercusión emocional, social ni mediática que aparezca una persona trans descuartizada que que lo haga una persona cis. Incluso esa discriminación está presente dentro de los feminismos y los colectivos LGB.

 

Teorizar desde la existencia trans abre nuevos paradigmas en donde muchos otros movimientos no llegan, por experiencias vitales, porque ponemos en tensión privilegios, pero más aún, porque es necesaria la alianza real para poder batallar sistemas de opresión bastante difíciles de hacer caer, como el patriarcado, la heteronormatividad, el cisexismo, y los modos de relacionarnos en esta era en donde incluso los vínculos afectivos aparecen mercantilizados.

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