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¿Existe un perfil de los agresores?

En este artículo traigo un tema que poco se habla en las mesas familiares o en los medios de comunicación: ¿cómo son los varones que agraden a sus parejas?, ¿existe un denominador común?, ¿todos los hombres son iguales?, ¿ser violento es irreversible?. Para hacer frente a los mitos y estereotipos que reproducen ignorancia y poco aportan a la causa, abordaremos el tema en profundidad, buscando posibles respuestas.

Por @FloStraso para La Luna con Gatillo

Machista no se nace, se hace. Del mismo modo, es posible des-hacernos machistas. Para ello necesitamos cuestionarlo… todo. Podemos pensar que no son las personas las responsables, sino las instituciones (como la familia, la escuela, la iglesia y la publicidad) las que se empeñan en construir roles de género que devienen en seres dañinos. Porque sí, el patriarcado es malo para todis.

Hablar del perfil de los agresores nos sitúa un pasito más allá del problema de la violencia de género, que siempre puso foco en las mujeres. Es empezar a hablar de “la otra parte”, del problema y de la solución. Si releemos las estadísticas, detrás del femicidio diario hay un varón hetero cis ejecutando el crimen. Las campañas de prevención y asistencia se dirigen a ellas, pero ellos también pueden pedir ayuda.

Ejemplo de campaña focalizada en las mujeres. 

Primer mito: ni locos, ni enfermos

Un estudio elaborado por CISCSA afirma que patologizar al violento es un mecanismo que oculta la dimensión estructural de la violencia machista. El sentido común reforzado por el periodismo se refiere a los agresores como locos, enfermos y animales. Nombrarlos así los aleja de la racionalidad y los des-responsabiliza de sus acciones. El director del Centro de Varones de Córdoba, Jorge Ibáñez, aseguró en una entrevista que sólo el 20% de ellos posee patologías mentales y que el 80% sabe lo que hace.

Dice Ibáñez: “La violencia no es patológica; tienen una marca cultural muy fuerte y en relación a la mujer que agredieron, donde justifican sus reacciones”. Por eso en el Centro trabajan sobre conductas aprendidas con un enfoque motivacional: trabajar la motivación al cambio en mediano/largo plazo.

Esa marca cultural de la que Ibañez habla, no nace de un repollo: nace de los estereotipos de género, que aún en el siglo XXI se mantienen, donde se espera del niño -devenido hombre- la fuerza, el dominio, la insensibilidad, el guardarse las cosas para sí y no charlarlas, hasta descargar sus males con una trompada a la pared.

Segundo mito: ni pobres, ni analfabetos

Otro de los mitos que envuelve a varones violentos y así los oculta detrás de sus privilegios, es el hecho de asociarlos a cierto sector social. Ibáñez afirma que la mayoría de los asistentes al Centro (en carácter de obligados por proceso judicial y también voluntarios en insignificante porcentaje) poseen el secundario completo y hasta algún nivel terciario. Afirma que son de todas las clases sociales y también de todas las edades: prestan sus servicios a varones que van desde los 18 hasta los 75 años.

Esta estadística evidencia la mala costumbre argentina de echarle la culpa a los pobres, cuando en realidad el problema radica en el seno mismo de la sociedad, de la crianza y el crecimiento, y no en una clase social. Muchas veces, el agresor cara de bueno (como se ve en pelis como en “Crímenes de familia”) goza del beneficio de la duda.

Un ejemplo del beneficio de la duda a favor del agresor en un programa de aire con pico de rating.

Una guía que anticipa las conductas violentas

El Ministerio de las Mujeres de Córdoba dictó un curso virtual sobre “Atención a varones” que realicé y que me dejó algunas enseñanzas que quiero compartirles. Estos radican en la noción de “factores de riesgo” entendida como circunstancias que avecinan y anuncian que un varón puede ejercer violencia. Y, ¿adivinen qué? Todas las personas podemos identificarlos y hacer algo al respecto.

De los factores de riesgo es importante entender que a más factores, más probabilidades de que la violencia suceda. Aunque algunos agentes públicos aún no lo quieran entender, los femicidios son crímenes que se pueden evitar, y las situaciones extremas de violencia están llenas de señales que tenemos que descifrar. ¿Vamos a ellos?

Factores individuales:

  • Consumos problemáticos de alcohol o drogas.
  • Antecedentes de violencia con alguna pareja o integrante del grupo familiar.
  • Denuncias previas.
  • Comportamiento frustrado por pérdida o falta de trabajo, desaprobar un exámen o pelea/discusión con un tercero.

Factores relacionales:

  • Inestabilidad y conflictos en la pareja.
  • Dominio por parte del varón.

Factores socio-culturales:

  • Roles de género estrictos.
  • Sanciones débiles de la comunidad ante la violencia de género.

“Los varones también sufren violencia de género”

Es una afirmación errónea. Pues, aquellos varones hetero cis que son agredidos por su pareja, ex pareja o por alguna mujer de su nucleo familiar sufren de “violencia doméstica”, aquella que se entiende como la agresión efectuada por un integrante del grupo familiar, haya o no vínculo sanguíneo, y haya o no convivencia.

El género es ese concepto abstracto que deviene en carne cuando aprendemos, generalmente por imitación y herencia cultural, qué hace un varón, qué hace una mujer, etc. No existen evidencias de que la violencia hacia los varones sea ejercida por mujeres de manera sistemática (no hay leyes ni estadísticas que así lo demuestre).

Hacerse cargo: la salida es colectiva 

Un informe del Instituto de Masculinidades y Cambio Social de Argentina reveló que más de la mitad de las personas entrevistadas, no integra un espacio de trabajo sobre masculinidades y que les gustaría hacerlo. ¿Qué desearían trabajar? La revisión crítica de las masculinidades y reflexionar sobre las posiciones de privilegio de los varones y de las prácticas machistas. Si te interesa esta línea, empezá por seguir en Instagram a privilegiados y losnenesnolloran.

El Centro de Varones de Córdoba, que pertenece al Polo Integral de la Mujer, aseguró en una de las charlas brindadas que delimitar los riesgos (bajo-medio-alto) de que ese varón vuelva a violentar es una de sus prioridades. El director afirmó que un factor de riesgo clave es el socio-comunitario, aquel que se caracteriza por la baja sanción de las personas ante hechos de violencia de género.

A modo de cierre, no sé si respondimos algunas de las preguntas iniciales, pero sí cargamos con nueva data nuestra caja de herramientas para identificar situaciones indeseables y prevenir, es decir actuar, antes que lamentar la violencia de género.

Como sociedad, podríamos dejar de dudar de las víctimas y solicitar espacios de reflexión y tratamiento para aquellos varones que tienen conductas machistas. Espacios que sean motorizados por el Estado y apoyados por los ciudadanos.

Por último, dejemos de referirnos a ellos como enfermos o analfabetos e incorporemos la idea de que tienen un problema y necesitan ayuda. 

👉🏼El Centro Integral de Varones tiene su sede en la calle Rondeau 258 (Nueva Córdoba) y atiende consultas por WhatsApp. Agendá y compartí: +54 9 3513 07-0929
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