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Es Ley: Crónica de la vigilia en una ciudad patriarcal

PH: Luciana González Martínez

PH: Luciana González Martínez

Por: Carina Ambrogi

PH: Luciana González Martínez

Siete de la tarde, calor agobiante, la plaza central todavía lleva el nombre de un genocida: “Roca”, al frente la custodia una catedral imponente de columnas de mármol. “Villa de la concepción”, se bautizó a la ciudad que después quedaría con el nombre de Río Cuarto, en honor al río que la atraviesa. Las mujeres empiezan a llegar, con los mismos pañuelos que portan desde 15 años, cuando algunas pocas   audaces se animaron a mostrarlos. “Locas” y “putas” les gritaron y aún les gritan, a quienes hicieron presente en la ciudad de corset colonial la campaña que pedía por un nuevo derecho.

 

El aborto existe desde siempre en Río Cuarto, como en todos lados, pero cuidadosamente las estructuras patriarcales controlaron que el municipio no garantice, aún hoy y pese a su obligatoriedad, el aborto legal ni si quiera en mujeres violadas o con riesgo para su vida, un derecho vigente en Argentina desde 1921 que la comunidad internacional acordó en enmarcarlo como tortura.

 

Un pañuelo verde de unos tres metros de ancho y dos de alto sostuvieron entre varias cuando decidieron dejar la plaza central después de un “pañuelazo” y caminar hasta la vigilia. A diferencia de otras concentraciones, la caravana no acusó partidos políticos, la bandera verde era la consigna. La vigilia fue frente a lo que se conoce como Galpón Blanco del Andino, un lugar alejado del centro, un edificio bien recuperado y restaurado de la vieja estación de tren. En ese predio hace unos tres meses encontraron asesinada de manera violenta por uno o varios masculinos, todavía no se sabe, a Mónica Ordoñez. Su femicidio todavía no es caratulado como tal por los funcionarios judiciales de la ciudad, que al igual que el resto de las estructuras locales, se resiste a los avances verdes y se enmarcó en la figura de “homicidio”. Hace menos de un mes cerca también de este predio, una niña de 3 años fue asesinada por las llamas que incendió el machismo de su padre y la inoperancia del Estado, la mamá de la niña había alertado a la justicia de esta violencia, tampoco se caratuló como femicidio.

 

Las mismas personas que exigieron justicia y se movilizaron por estas barbaridades, fueron parte de las más de 200 personas que anoche asistieron con otro espíritu, uno más bien de fiesta. Pantalla gigante, sonido contundente, Trapos colgados de de movimientos sociales, políticos, y sindicales se contuvieron en la impecable organización de la Multisectorial de Género y Diversidad de Río Cuarto, que tuvo a su cargo la coordinación y gestión del evento. Barbijos obligatorios, puestos de hidratación, baños cuidadosamente higienizados con turnos rotativos de limpieza voluntaria, garantizaron una noche cómoda y confortable, que el espíritu de las ancestras se ocupó de iluminar con una inmensa luna llena.

 

La Multisectorial es una conjunción de voluntades que desde hace más de un año ha logrado construir unidad feminista en esta misma ciudad en que las estructuras patriarcales se metieron incluso en el Ni Una Menos. Por primera vez en la organización participó activamente la flamante Secretaría de la Mujer, incluso se hizo presente una Subsecretaria de la dependencia, tal vez la única que no tuvo miedo de mostrar el verde de sus ideas, tal vez la que llegó cuando otras ya le allanaron ese camino.

 

Baile, canto, aplausos, abucheos, felicidad. Mayoría de jóvenes y jóvenas,  de la generación en la que los varones se animan a mover la cola con ritmo y sin miedo a la descalificación que tendrían los mayores. Reposeras, mantas, mate, cerveza, solo faltaron las minas en teta, las pintadas y destrozos, tal vez por eso ningún medio de la ciudad movilizó el más mínimo esfuerzo por cubrir el evento histórico que se les escapó de sus propias narices ocupadas en vaya a saber que agendas.

 

El viento que arrasa, típico de la zona, quiso aguar la fiesta y la multitud acompañó paciente la relocalización de los parlantes. Un senador de palabras pausadas y presencia añeja sirvió para garantizar el tiempo necesario que permitió que la votación se escuchara en todo el predio.

 

«Es positivo», dijo con voz neutral la Vice Presidenta del Senado desde el Congreso de Buenos Aires, y en esta vigilia, una de las más de 120 se realizaron en toda la Argentina, de la garganta salió el grito, de los ojos las lágrimas, de los brazos los abrazos.  Es Ley.

 

A las 4,30 de la madrugada, 9 horas después, la grupa que se juntó con el calor sofocante de la tarde volvió a la plaza y plantó de nuevo un pañuelazo frente a la catedral, esta vez en otro país, a donde el aborto no es más clandestino. La mayor parte de la sociedad entendió la necesidad del derecho, la defensa de la vida y de la libertad, una pequeña parte aún no. Lo bueno de todo, es que aún en estas recónditas regiones a donde ni los medios de comunicación entienden el proceso histórico que se les escapó, a partir de hoy nadie obliga a nadie, a vivir como el mandato de privilegio quiera.

PH: Luciana González Martínez
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