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Caso Neuss: Por qué es importante saber

El debate sobre lo que implica un tratamiento mediático responsable sobre el femicidio de Silvia Saravia abre un debate necesario. En tensión, visibilizar el patriarcado como sistema transversal de clases por un lado, y «blindaje de clase» por miedo al escándalo por el otro.

Por: Carina Ambrogi

El debate sobre lo que implica un abordaje con perspectiva de género en el tratamiento periodístico del femicidio cometido por Jorge Neuss (72), contra Silvia Saravia (69), abrió preguntas cuyas respuestas se contradicen aún dentro del arco de los feminismos.

Desde un inicio el abordaje mediático tuvo el halo protector que reciben los hechos sucedidos entre la gente de clase. Un manto que aleja por el miedo a los poderosos, por un lado, y lo aprendido gracias a los años de lucha feminista que separan a este caso con el de Nora Dalmasso. Los ríos de tinta de críticas y repudios que cayeron sobre el inescrupuloso chismerío periodístico del caso Dalmasso, que en 2006 llevó a la fama nacional a una mujer víctima de femicidio, sirvieron para que Saravia, por el contrario, sea para la prensa casi invisible.

Las primeras crónicas del caso Neuss lo describieron como un empresario poderoso e importante, los logros comerciales y vínculos sociales alcanzados en vida se ventilaron sin cuidado y sin problema, como si algo de esa información fuera útil para contextualizar la conducta de un femicida.

La vida de Silvia Saravia se resumió en cambio a ser la “esposa de”. «Blindaje de clase», lo llamó Lala Pasquinelli, fundadora del proyecto educativo «Mujeres que no fueron tapa» en una nota que brindó para la periodista de Télam Victoria Ojam.

«Es terrible cómo se invisibiliza a esta mujer, se la borra, no se habla de ella, no es nadie, es un fantasma, sólo la esposa de alguien», analizó la especialista y enfatizó en la necesidad de elaborar «protocolos de comunicación que no invisibilicen la violencia contra las mujeres pero que tampoco la propaguen».

Justo ahí, entre el límite de la invisibilización y la incorrecta propagación, la periodista Virginia Messi, de Clarín, propone en una nota de opinión el debate sobre lo innecesario de profundizar en la investigación de un femicidio cuando el asesino ya está muerto. Avanzar, según la línea que plantea, es caer en el morbo y la espectacularidad.

Morbo y espectacularidad no son hasta el momento los condimentos preponderantes en el tratamiento mediático de este caso, raro en un país en el que la violencia mediática por razón de género no encuentra freno legal ni freno moral alguno.

Según los tratados internacionales a los que Argentina adhiere y las leyes vigentes, investigar los asesinatos violentos cometidos por varones contra mujeres o personas LGBTYQ+ tiene un sentido que va más allá de lo que pueda significar para la causa particular. La Unidad Fiscal Especializada en Violencia contra las Mujeres (UFEM), en su Instrumento para la medición de femicidios. señala que la investigación logra abonar con información el debate público creciente en torno a la conceptualización de estos crímenes, que genera una demanda activa sobre los poderes públicos. “En ese sentido, diferentes organismos estatales y de la sociedad civil han coincidido en la necesidad de producir información consolidada sobre los femicidios como manifestación extrema de la violencia machista”, Señala UFEM además que la producción de información sobre violencia contra las mujeres en sus diversas manifestaciones es una obligación del Estado, acorde a la Convención de Belém do Pará que señala: “los Estados parte convienen en adoptar, en forma progresiva, medidas específicas inclusive programas para garantizar la investigación y recopilación de estadísticas y demás información pertinente sobre las causas, consecuencias y frecuencia de la violencia contra la mujer (…)”. Asimismo, Argentina es miembro del Grupo de estadísticas de género de la conferencia de estadísticas de las Américas de la CEPAL3 cuyo objetivo es “promover la producción, el desarrollo, la sistematización y la consolidación de la generación de información estadística y de indicadores de género para el diseño, el monitoreo y la evaluación de las políticas públicas”.

Los fundamentos que brinda UFEM abonan sobre la importancia de la labor investigativa que ha decidido sostener la fiscal María José Basiglio, de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) de Violencia de Género de Pilar. La instrucción de la Fiscal Basiglio arroja hasta el momento que Neuss era con su esposa un hombre violento, tenían problemas de pareja, y ella tenía planificado dejarlo. El femicidio de Silvia Saravia tiene entonces aspectos en común con los 181 femicidios que se sucedieron en el país durante el 2020: en todos los casos se trata de varones que asesinan a mujeres por razón de género.

Hace menos de un año, en un pequeño pueblito de Córdoba, Holmberg, un hombre asesinó a mazasos a su mujer justo el día que había planificado dejarlo. Una buena investigación podría informar sobre si el móvil criminal del hombre de Holmberg tiene relación con el del magnate del country de Pilar, y conocer que hay detrás de estos hechos aberrantes, que hasta el momento dan cuenta de que no es más ni menos que la cultura patriarcal, transversal a todas las clases. Respecto del tratamiento periodístico responsable en este caso, no debería ser distinto que el que recibe cualquier otro.

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