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La negación versus la acción en contexto de pandemia

Por: Carina Ambrogi

Hace tan solo semanas el teléfono sobaba al compás del mesenger de Facebook con gente segura de que tendríamos una información oculta sobre algún caso positivo. La verdad era que en aquel momento no había casos. Ahora tenemos un acumulado en la ciudad de Río cuarto de 944 casos totales, y 712 casos activos.

Los primeros contagios suponían una ola de estigmatizaciones perversas, y los primeros días de aislamiento un miedo a salir generalizado. Estábamos en fase 1 y en las calles vacías, reinó un silencio de siesta pueblerina que nunca tuvimos en las horas pico de la ciudad.

Ahora que los contagiados son conocidos cercanos, la estigmatización no es graciosa para nadie, y paradójicamente, el bullicio de las personas en el centro o las colas en los semáforos reflejan que el miedo ya pasó. ¿Cómo se explica que con explosión de casos sea mayor el relajamiento social?

El sociólogo e investigador del Conicet Daniel Feierstein dio una respuesta a este fenómeno en un  twitt que se viralizó rápidamente con la pregunta: ¿Por qué fracasan las estrategias para frenar los contagios en Argentina?. Según su razonamiento esto ocurre por “dos importantes sistemas de defensa psíquica que operan a nivel colectivo: la negación y la proyección”.  Antes había reclamado que no se puede consultar a médicos para generar políticas de comunicación públicas masivas, para eso hay que consultar a los sociólogos que son quienes estudian los comportamientos sociales.  “La respuesta no es médica sino sociológica”, argumentó.

“Ya no queda un solo barrio sin casos”, dijo a este medio Mariana Paglialunga, una de las voluntarias que se sumaron al llamado del estado a ser parte ad-honorem de esta lucha cara a cara con una crisis sin precedentes. La trazabilidad muestra que la curva explotó no por la actividad comercial ni por los adolescentes que están de fiesta, el 90% de los contagios son producto de reuniones sociales y el pico esta entre los 35 y 39 años. “Una trazabilidad nos muestra que un caso tiene 30 personas con 30 domicilios distintos”, dijo. Esto a las claras que se trata de una reunión social a la que asistieron al menos 30 personas, si 30 personas, en una ciudad con dos muertos diarios por Coronavirus. Con 712 viviendas con casos positivos, pueden precisar desde el COE que no son los menos infirmadxs lxs que no tienen miedo, o incumplen las recomendaciones: la mayoría de los casos se dan en barrios de buenas condiciones económicas y acceso a la información.

Son los varones los que mas se contagian, en la ciudad representan un 53% del total. El  último reporte policial sobre incumplimiento de las medidas preventivas daba cuenta de una reunión de varones jugando a las cartas y los dados por dinero.

“Después de 30 años de estudiar las respuestas ante la catástrofe, lo más regular que se puede encontrar es precisamente que la acción humana en esos casos tiende a la negación y a la proyección. Nadie quiere aceptar la posibilidad de su muerte o la de sus seres queridos”, manifestó Feierstein. Esto explica los discursos de odio frente a las medidas restrictivas y la negación en las personas que siguen su vida con la presunción de que el virus no está, o no les afectará como para preocuparse.  “El otro día en una heladería le pidieron a un señor que se pusiera barbijo para ingresar y se quejó con furia. Me llama la atención cuando veo personas mayores que son grupos de riesgo que no se cuidan, puedo entenderlo en los jóvenes que pueden pensar que no la van a pasar tan mal, pero no en las personas que son población de riesgo”, dijo a este medio Nanci Rossi, otra voluntaria de los equipos locales.

El miedo

La cosa parece cambiar cuando el virus toca de cerca. “Cuando llamamos para anunciar que son vínculos estrechos de un caso positivo notamos mucha preocupación y a veces miedo”, dijo Rossi, “siempre nos agradecen el acompañamiento y el llamado” remarcó. Este primer llamado es lo que después manifiestan como un primer síntoma de malestar en el cuerpo, parece que el tomar conocimiento de la posibilidad real del contagio cambia la actitud.

Toda persona que sea contacto estrecho de un caso positivo de Covid, por más que su test haya sido negativo, debe permanecer en cuarentena obligatoria y preventiva por 15 días. Este pedido es el que tal vez cuesta más que se cumpla y es fundamental para bajar la curva de contagios.

¿Por qué bajó el pico en Italia o España?, se pregunta el sociólogo Feierstein. “R. Etchenique lo identificó con precisión: por la «inmunidad de cagazo». El miedo de la gente pudo vencer al mecanismo de negación. Pero eso tampoco es permanente ni automático y los rebrotes lo demuestran. La negación es persistente”, respondió.

Esa misma negación de quienes no quieren ver se transforma en “cagazo” para quienes son conscientes del riesgo que realmente implica un contagio. Es el caso de las personas que poseen patologías previas, un problema que se empieza a detectar en este momento con el colapso de la ocupación de camas de terapia intensiva por patologías distintas al Covid.

Las personas contagiadas no vuelven a los consultorios, tienen miedo. No se animan a asistir a los controles de rutina los diabéticos, los hipertensos, los que tiene controles oncológicos, quienes conocen la enfermedad o tienen otras patologías.  “Me llamaba la atención la cantidad de camas intensivas ocupadas por ejemplo por ACV. Creo que la gente por falta de control cardiaco termina con otras patologías más graves. Tienen que asistir a los controles”, pidió en diálogo con la prensa Juan José Ficco, Presidente del Colegio de Médicos de Río Cuarto, quien alertó que es el miedo lo que fundamenta esta actitud.

La acción

Conscientes del riesgo pero con la seguridad de que es ahí a donde quieren estar, voluntarias y voluntarios se sumaron al llamado del estado a ocupar los puestos disponibles para testeos, llamados de trazabilidad, llamados de control de contagiados, llamados de asistencia, entre otros.

“Me sumé porque me molesta la gente que se queja y no hace nada”, dijo Rossi. Psicóloga de profesión, decidió destinar tres medios días a ser parte de los equipos locales, que están bajo la supervisión de la Subsecretaria de Educación Marcedes Novaira. “Admiro a Mercedes, ella está ahí al frente todo el tiempo, eso te ayuda te empuja”, dijo. La subsecretaría de educación, que tiene bajo su órbita a mayoría de mujeres, fue la responsable hasta cumplidos los 100 días de aislamiento de organizar los voluntariados para control en los accesos de la ciudad. Después del reclamo el intendente decidió pedirle a todo el resto del equipo que se arremangue.

“Rescato el personal de Educación y de Salud”, dijo Mariana Paglialunga, ella se unió como voluntaria por “pasión”. Este sentimiento es para ella el que ve en todas las personas que decidieron enfrentar la pandemia desde la acción.

Cuáles serán las estrategias de comunicación locales para frenar la ola de contagios es una incógnita. Habrá que ver si aquí deciden hacerles caso a los médicos o a los sociólogos. Lo que es irrefutable a la luz de los números y de cualquier análisis, es que de esta ninguna persona se salva sola. La salida es social y colectiva.

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