Por Romina Pezzelato
Desde el día de ayer circula por las redes un flyer, que no llega a ser comunicado pero que bien sabemos el impacto que logra. Emitido desde el perfil de redes del 35 ENM – San Luis. Es decir, el 35° Encuentro Nacional de Mujeres.
Quienes seguimos atentxs y alertas la configuración de este encuentro anual, sabemos de las tensiones con que se dio el cierre el año pasado. La votación y el masivo pedido por el cambio de nombre a: “Encuentro plurinacional (no somos una sola nación sino que les compañeres de naciones indígenas de nuestro territorio, han de ser nombrades y abrazades en la definición “pluri”.) de Mujeres, Lesbianas, Travestis, Trans, Intersexuales, Bisexuales y No Binaries.
Por qué tan largo?, porqué nombrar tantas identidades?.
“Que si son y se sienten mujeres deberían sentirse incluides”
“Que si su biología es otra, entonces no son tan mujeres”
“Que si han sido varones, están condicionades por esa experiencia”
Han sido algunos de los tristísimos, dolorosos y agraviantes argumentos desde un minoritario sector que participa del encuentro y que no acuerda con nombrar el arco iris de identidades que lo habitamos. Dicho sector está asociado históricamente al Partido Comunista Revolucionario y las agrupaciones que nuclea.
Otro ejemplo de esta violenta posición es la carta abierta de Rosana López Rodriguez a la activista travesti Florencia Guimaraes García, que el año pasado (el 14 de marzo) publicó Razón y Revolución desde su Frente de feminismo socialista Trece Rosas (https://razonyrevolucion.org/carta-abierta-a-florencia-guimaraes-garcia/) , en la que se puede leer:
“El sujeto político de las luchas feministas somos las mujeres y ser mujer es una condición objetiva, que difiere de otros tipos de opresiones y subordinaciones. El peso de la reproducción humana, la feminización de la pobreza, las mutilaciones genitales, los casamientos infantiles, las violaciones, los femicidios, son problemas de mujeres. Cosas que otras “identidades” no vivirán nunca, desde las más graves hasta las, aparentemente, más sencillas, como el costo que implica el cuidado y la higiene durante la menstruación (que para las mujeres más pobres es prohibitivo además de dolorosamente invalidante). Algo que parece una nimiedad, porque esa es la perspectiva patriarcal que se nos ha impuesto (que hay que callarlo, que hay que esconderlo, que esas “cosas sucias” no nos pasan porque a ellos no les pasan, y ellos nos quieren así, como si no nos pasaran), le sucede a la mitad de la humanidad durante al menos tres días de cada mes de su vida.Esos datos objetivos, no sometibles a opinión ni “autopercepción”, hacen que la mitad de la humanidad tenga esa configuración, más agravada o más llevadera según la pertenencia de clase y la sociedad de la que estemos hablando. Sin embargo, fundamentándose en la teoría queer (Butler, Preciado y otras), el sexo ha pasado a ser performativo y no tiene ningún fundamento biológico ni social. Entonces, el feminismo se empieza a vaciar de sujeto político. Si ser mujer es una performance, entonces cualquiera puede ser mujer, lo que es lo mismo que decir que la mujer no existe. Si a ello sumamos la operación posmoderna por la cual se ponen todas las determinaciones a la misma altura (“mujer” tiene la misma importancia que “trava”, aunque las travestis en Argentina no suman más de 10.000 y las mujeres más de veinte millones), peor.[3] Si le agregamos la pretensión de ocupar el mismo espacio a gente que ni es mujer ni se reivindica ni se percibe tal (“maricas”, “bisexuales”, “no-binaries”, “gordx”, “gente que anda en silla de ruedas”), mucho peor. Si encima sacamos de lo que va quedando lo que no hay por qué sacar (“lesbianas”), el resultado es un espacio vacío. O mejor dicho, lleno. Lleno de cualquier cosa menos de mujer. De esto se trata cuando decimos que el transactivismo y lo queer destruyen el sujeto político del feminismo”
Para Rosana López Rodriguez, les compañeres lesbianas trans, travestis, bisexuales, no bineries e intersex, son cosas. No personas. Cosas
¿Qué clase de humanidad propone esta mirada del mundo?, ¿qué violencias nos propone, ¿qué construye?, ¿qué destruye?
Por qué vamos a este lugar para referirnos al flyer que circula desde ayer?
Porque se trata de sectores que a pesar de ser minoritarios el interior de la organización del encuentro, siguen pulsando en sentidos contrarios. Atentando a la valiosa construcción que este encuentro significa para el feminismo en nuestro país.
En diálogo con La Marea Noticias Pamela Mackey, integrante de la comisión organizadora del 35° Encuentro Plurinacional de Mujeres, Lesbianas, Travestis, Trans, Intersexuales, Bisexuales y No Binaries, afirmó que: “desde la organización tuvimos una primera audiencia con Ayelen Mazzina, responsable de la Secretaría de la Mujer y la Diversidad, con quien avanzamos en varios y acuerdos y reconoció que el encuentro es plurinacional”. La comunicación emitida en el día de hoy (adjuntada al pie) desde la Comisión se inicia diciendo: «…trabajamos para garantizar el Encuentro en territorio Huarpe, Comechingón y Ranquel.
A todas luces se sigue gestando tan «pluri» como lo soñamos.
Actualmente la comisión aguarda una nueva reunión con Mazzina, y una audiencia con el comité de crisis de la provincia de San Luis, por lo que aún no se ha emitido ningún comunicado oficial.
“Estamos en ese proceso, no largamos el comunicado hasta no tener más elementos luego del diálogo definitivo con la provincia. Más allá de que presuponemos que no va a poder ser en octubre, esto es muy dinámico y día a día se va viendo qué se puede y qué no”, explica Pamela.
Sigue siendo preocupante el accionar de quienes desde la irresponsabilidad y la falta de respeto asumen la palabra e incluso el logo sin ser parte del colectivo que hoy está a cargo de la organización.
Estamos activxs aún en la pandemia
El encuentro es con todes
#LoQueremosPluri
