Hay cinco centros de salud disponibles en la ciudad para la entrega de pastillas e inyecciones. Desde los equipos de salud ven con preocupación el aumento de embarazos no deseados. En los barrios asumen que las distancias y falta de transporte interfiere en el acceso.
Por Carina Ambrogi y Magdalena Bagliardelli
El nuevo esquema de distribución de atención de los dispensarios de Río Cuarto establece que de los 16 dispensarios que funcionan en la ciudad, sólo tres entregan métodos anticonceptivos. A ellos se suman el Centro de Salud Municipal y el Hospital San Antonio de Padua. [Ver Mapa Interactivo]
Una de las problemáticas que genera este esquema de distribución, es la distancia que deben recorrer las mujeres para llegar a los centros habilitados para recibir su método.
Así lo refleja la concejala Patricia García, del Partido Respeto, quien recorrió los 16 dispensarios para conocer cómo se está realizando la entrega. “La verdad es que la falta de transporte complicó muchísimo, si hubiese transporte sería distinto. Hay chicas que tienen que irse desde el fondo de Las Delicias al dispensario que está al fondo de las “130” a buscar las pastillas, y no lo hacen, no van. Son como 40 cuadras, una locura para una población tan pobre. Otras son derivadas al Centro de Salud”.
Además, García señala con preocupación que “la gente tiene muchísima desinformación”. “Las mamás me decían ‘no me quisieron ni dar Amoxidal, han dejado de dar la leche, porque la dan en otro lado’, así que está muy jodida la situación”.
“En plena pandemia no sólo el hambre acecha sino que también hay que peregrinar para ocuparte de no volver a quedar embarazada, y no tiene que ser así”, sostiene.
La realidad barrio adentro
El barrio Oncativo reúne a más de 300 familias en la periferia de la ciudad. Mónica Benítez es la responsable de una copa de leche que antes de la pandemia ofrecía viandas de comida y merienda para la niñez. Su solidaridad y compromiso con las causas justas la transformó en una referente para las vecinas. “Acá nunca dieron anticonceptivos”, aseguró en relación a la salita “Casa del Sol”, que dispone de una enfermera para todo el vecindario.
Los anticonceptivos según contó hay que buscarlos en el Dispensario N1 (mientras que según el relevamiento, de allí derivan al 9) con un protocolo tan complejo que la mayoría ha optado por prevenir embarazos con anticoncepción inyectable, que compran con el dinero que ganan en las changas.
“Acá hay muchas mamás solas, para que te den los anticonceptivos tenes que ir a la mañana al Dispensario a sacar un turno y volver a las 12 del mediodía para que te los den. En época en que hay escuela a esa hora las mamás tienen que buscar a los chicos del colegio, no pueden ir a las 12. A veces se organizaban para que una volviera a las 12 y la otra buscara a los chicos pero no se los entregaban porque tenían que ir personalmente la que los pidió”, relató.
Las mujeres mamás por lo general de familias numerosas, están en muchos casos solas, y cuando no, la anticoncepción es un problema y responsabilidad único de la mujer. Algunas viven del fraccionamiento y zaranda de arena que venden en la ciudad, changa que debieron suspender por la pandemia. La escasez de recursos provenientes de estos ingresos diarios problematiza la compra de anticoncepción inyectable, cuyo costo es de $490 la más económica.
“Muchas veces les pedí que me dieran a mí los anticonceptivos y yo los reparto, las hago firmar y se los entrego, pero me dijeron que tiene que ir cada una”, explicó Mónica. También pidió charlas informativas para que le expliquen principalmente a la adolescencia de qué manera pueden cuidarse, pero sólo consiguió una charla el año pasado. “El año pasado un chico del Centro Cívico me dejo una caja de preservativos y se las entregue a los chicos del barrio, pero sería bueno una charla porque ellos no saben cómo cuidarse”, dijo.
En el caso de María, mamá de cuatro hijos (de 18,15,12 y 10), su situación se complicó durante la cuarentena. Su médica de confianza atiende en el dispensario 16 y cuando fue a buscar las pastillas, que en la farmacia cuestan $800, le dijeron que no las entregaban más, y que debía ir al 13. “Se complica el traslado, no hay turnos suficientes. Además, que seamos pobres no significa que no tengamos nuestro médico de confianza”, contó. “En mi caso, además, tengo un problema en el útero que me detectaron en febrero, y he llamado al Hospital para realizar unos estudios y no están dando turnos”, añadió.
Graciela Correa, referente de Barrio Jardín Norte, dijo que si bien están a 15 cuadras del Dispensario 13 (donde están entregando pastillas e inyecciones) ve con preocupación el aumento de embarazos no deseados que van a surgir luego de la pandemia. “La falta de transporte dificulta que las mujeres vayan a buscar las pastillas, no hay movilidad, y ahora que las mujeres están en casa, me preocupa la cantidad de panzas nuevas que va a haber luego de la cuarentena”.
Vale aclarar que en muchos casos no son las mujeres quiénes deciden cómo y cuándo tienen prácticas sexuales, por lo general es el varón quien tiene la potestad todavía sobre sus cuerpos.
Educación y salud sexual para decidir
La obligatoriedad del estado de educar a las personas con capacidad de gestar para que puedan prevenir y planificar su vida reproductiva se garantiza por lo general mediante la Ley de Educación Sexual Integral, que es obligatoria en todos los centros educativos públicos y privados del país. Esta posibilidad de acceso a conocimientos e información que permitan el acceso al derecho no la tienen quienes no acceden tampoco a la educación, es por eso que muchas personas viven toda su vida reproductiva sin tener conocimientos sobre los métodos de prevención de enfermedades o embarazos, derecho que según la constitución nacional deberían ser garantizados para toda la población.
Además, la Ley 25673 de Salud Sexual y Procreación Responsable establece el acceder gratuito en hospitales y centros de salud, obras sociales y prepagas a un método anticonceptivo de los incluidos en el Plan Médico Obligatorio: preservativos, pastillas, inyectables, DIU, anticoncepción de emergencia y anticoncepción quirúrgica (ligadura tubaria y vasectomía).
Al respecto, Emilse Schule, coordinadora del Programa Salud Sexual Reproductiva y Adolescencia del Hospital San Antonio de Padua dijo a este medio que “durante los primeros meses de cuarentena, sí disminuyeron las consultas por métodos anticonceptivos”. “Ahora se está empezando a regularizar”, contó.
“A mí también me preocupa la cantidad de panzas que van a aparecer”, admitió. “Manifestamos esta inquietud a la Dirección, y gestionamos un número de teléfono accesible (0358 -4678700, interno 1038) para que puedan llamar y sacarse las dudas, o gestionar turnos para la colocación de un implante subdérmico”.
“Yo estoy accesible todos los días para brindar atención, pero como el Hospital está vallado, la gente no se anima a venir. Es difícil conseguir que el paciente se concientice de que se tiene que cuidar y, además, la actividad sexual forma parte de la vida diaria, es simple como comer, dormir y respirar, entonces cuidarse significa un esfuerzo intelectual físico para todos los pacientes. Sí sería más fácil y utópico si tuviésemos un médico de familia por barrio, como en Cuba, sería lo ideal para tener el territorio más cubierto”, comentó.
En cuanto a la actividad durante la pandemia, indicó que “si bien en estos días hubo menos consultas, las pacientes que vinieron a Salud Reproductiva o a internación, todas se fueron con su método anticonceptivo”.
Respecto a los métodos más utilizado por las menores de 35, dijo que “casi todas ingresan con anticonceptivo oral, para no tener necesidad de andar con el dolor de las inyecciones”. Además, antes de marzo, venían colocando 25 implantes subdérmicos por mes, que tienen 3 años de protección.
En el caso de las mujeres que tienen más de 3 hijos escogen la ligadura tubaria. “Ahora es accesible para toda mayor de 18 -con o sin hije.”
Por otro lado, las vasectomías no son tan frecuente, según Schule, debido a “falta información” ya que “de por sí los hombres no van al urólogo a hacer su control de rutina”.
Sobre la entrega de preservativos, la coordinadora del Programa de Salud Sexual dijo que tienen entre 500 y 1000 unidades por mes y que pueden solicitarse en el consultorio de salud sexual y en farmacia.
Por su parte, Daniel Grippo, director de la Maternidad Kowalk dijo que “no debería haber un aumento de embarazos no deseados durante la pandemia porque -según entiende- los métodos se siguieron entregando”.
“Río Cuarto tiene un dispensario en los 16 centros periféricos, donde se entregan métodos. Ahora es muy fácil decir ‘no me llega el método anticonceptivo’ cuando tiene que caminar 5 cuadras y no lo van a buscar”, dijo.
Ante la consulta de los motivos por los cuales las mujeres de barrios vulnerables suelen tener mayor cantidad de hijes, opinó: “Me entra la duda si es por los beneficios que le dan por tener un chico. Si lo natural es no querer un embarazo y te están dando los métodos anticonceptivos gratuitamente, ya queda en cada uno. Nadie te va a reconocer ‘sí, me embaracé porque es un beneficio económico’, pero en muchos casos uno ve que sacan la cuenta de lo que cobran por tal cosa y por ahí te lleva a pensar eso. Es una apreciación personal, no hay ningún estudio que lo determine, es una opinión personal. Creo que hay algunos casos que tiene que ver con eso y por ahí la comodidad de que te tengan que entregar en el momento en que vos lo necesites. Creo que la accesibilidad al método anticonceptivo la tienen pero no te lo llevan a tu casa”.
¿Dónde busco mis anticonceptivos? [Especial interactivo]
En el Dispensario 9 (calle Ignacio Pirovano 340), el Dispensario 13 (Bv. Buteler y Payró) y el 14 (H. Irigoyen y L. Leuvuco) se entregan con normalidad. A ellos se suman el Centro de Salud Municipal y el Hospital San Antonio de Padua.
En este mapa interactivo, está disponible la información de cada centro de atención municipal y las derivaciones correspondientes.
https://www.google.com/maps/d/viewer?hl=es&mid=1DVT-2apu_xkg84coXSxWP_4-lsH-sz_i&ll=-33.12203863124836%2C-64.34356840000001&z=14
