Por: Carina Ambrogi
Un nuevo femicidio, el noveno en lo que va del año, fue la antesala del debate que se dio en la Legislatura de la Provincia de Tucumán, que finalmente aprobó la adhesión a la Ley Micaela por 39 votos positivos contra 8 en contra. Era la única provincia del país que no adhirió a la Ley. La adhesión a la ley 27.499, obliga a los tres poderes del Estado a capacitarse en materia de género, un avance que genera esperanza en una provincia con altos funcionarios que no sólo desconocen sobre lo que implica la violencia machista, sino que además la niegan. “Que nos hagan falta leyes para que se trate bien a las personas es una muestra de la decadencia en que vivimos. Es el gran ejemplo que nos deja Micaela y las mujeres que sufren esta epidemia de violencia”, dijo a la Marea Noticias Alberto lebbos, el papá de la joven asesinada en 2006 cuyo caso espera justicia.
En diálogo con la prensa, la Legisladora Sandra Tirado afirmó que lo viven como una gran victoria que hace unos días parecía difícil de alcanzar. “Hoy estamos con mayoría logrando la adhesión en la provincia, no podemos permanecer ajenos a la situación de violencia que vivimos. Tenemos que seguir capacitando a nuestro funcionarios no solo para que reconozcan los diferentes tipos de violencia si o para que no nieguen los femicidios”, dijo.
Legisladores de la oposición habían presentado un proyecto que pretendió establecer la objeción de conciencia para quienes no quisieran recibir la capacitación, es decir que se eliminaba el carácter de obligatoriedad que tiene la Ley, que incluso prevé sanciones para quienes no la tomen en los plazos determinados. Finalmente se aprobó el proyecto presentado por la legisladora Marta Najar, presidenta de la Comisión de Protección de los derechos de la Mujer.
La única modificación que genera preocupación es que la autoridad de aplicación de la Ley serán las cabezas de cada uno de los poderes, ocupados en general por antiderechos que han manifestado públicamente su oposición al instrumento. Para Alberto Lebbos, la adhesión resulta positiva: “Es un llamado de interpelación al sistema de convivencia en el que los seres humanos nos hemos establecido. Nos reunimos esta manada para establecer ciertas pautas, para no matarnos entre nosotros, entonces me sigue escandalizando que tenga que haber leyes para estas cosas tan obvias”, dijo.
