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Lavarse las manos: Parque Esperanza sin agua hace seis días

Imagen: Colectivo Manifiesto

Los vecinxs de la Villa 31 estuvieron nueve días sin acceso al agua. Se conoció también que los casos de coronavirus en ese lugar se habían dispararon de 3 a 133, además de morir una vecina. La negligencia del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires ante el desabastecimiento de agua de más de 50.000 personas en medio de la pandemia puso al descubierto, una vez más, la desprotección de la salud en contextos vulnerables. El abandono de los derechos humanos esenciales en medio de la emergencia sanitaria no es exclusiva de la capital: es bien federal.

En Córdoba, lxs vecinxs de Parque Esperanza están hace cinco días sin agua corriente y nadie les brinda una solución. Para ser más precisa, lxs vecinxs viven sin acceso al agua hace años: la única canilla de la cual se abastecían fue clausurada y el Estado provincial no gestiona la instalación del suministro de agua, en terrenos que él mismo dispuso como zona residencial. Lo que venía siendo pospuesto, en este contexto, no admite demoras al tratarse de una condición fundamental para preservar nuestra salud en tiempos de coronavirus: el agua. Agua para la nutrición, el aseo y la higienización de nuestros cuerpos, alimentos y hogares.

El jueves, la organización Jóvenes al Frente denunció, a través de un comunicado, la situación en la que se encuentran: después del violento desalojo sufrido por lxs vecinxs en 2018 y de un año de abandono estatal, firmaron un acuerdo con el Ministerio de Desarrollo Social mediante el cual el Gobierno provincial se comprometía a brindarles lotes para que lxs mismxs vecinxs construyeran sus viviendas. “El convenio con el gobierno provincial fue que, además de los lotes, iban a instalar agua y luz, y a brindar una ayuda económica para la construcción de un módulo de material. En este momento, la gente está viviendo en casitas de madera con nylon, la luz nunca la pusieron y el agua tampoco, la gente iba a un pico del edificio de enfrente que estaba para regar plantas. Hasta que el vecino cortó el suministro. Y quedamos sin agua familias completas, niñxs, adultxs mayores… es un total abandono de la provincia, a pesar de lo que ellos habían acordado”, puntualiza Irma, una de las tres vecinas de Parque Esperanza con quienes conversó La tinta.

La firma del convenio fue en 2018. Cuando se entregaron los lotes a los vecinxs, en 2019, no había ningún suministro de agua ni conexión eléctrica alguna, ni siquiera alumbrado público. En 2020, sigue sin haber acceso a servicios básicos en los lotes destinados por la provincia para la construcción de residencias. Hoy, que la situación no puede esperar por la pandemia, lxs vecinxs piden respuestas. Nadie contesta: están en cuarentena.

“El municipio dice que no puede hacer nada porque eso corresponde a la provincia y hemos tratado de tener una reunión con el Director General de Hábitat de la Provincia de Córdoba y no nos da ninguna solución ni respuesta, como es cuarentena, ni siquiera para una reunión. La gestión anterior tampoco dio una respuesta concreta. Ni el gobernador Schiaretti ni Vigo se han acercado. Tanto que hablan de pandemia… se lavaron las manos, como quien dice“, sostiene Irma.

Imagen: MEDIONEGRO

Sostener la vida

La salud de lxs vecinxs de Parque Esperanza se ve diariamente amenazada por no contar con suministro de agua potable, por vivir en edificaciones precarias y en condiciones de hacinamiento, y por estar expuestxs a focos de contaminación en el barrio. En este contexto de emergencia sanitaria, la situación de desprotección alcanza niveles críticos: “Con este tema de la pandemia, hay que cuidar la higiene y necesitamos sí o sí tener agua. Mi hija y yo estamos con infección urinaria porque no se pueden higienizar los baños como se debe. Hemos pedido ayuda, algunos vecinos nos acercaron bidones de agua, pero no es suficiente. Ha habido un caso de coronavirus acá cerca y necesitamos respuesta”, cuenta Claudia, otra vecina que integra la organización vecinal Jóvenes al Frente.

“Tampoco se nos dio la ayuda económica para empezar a hacer nuestras casas, todavía estamos en casitas muy precarias hechas con maderas y nylon. Ahora que viene el invierno, necesitamos poder construir nuestras casas de material. Además, acá al frente, tenemos dos basurales abiertos que es un medio de contaminación y contagio de enfermedades. Si hay que cuidarse de los virus, no se puede vivir en medio de la basura. El gobierno tiene venir a limpiar porque es otro medio de contaminación y hay muchas criaturas”, agrega.

“El gobierno nos ha dejado abandonados acá. Nos trajo de la capilla donde ya nos había dejado tirados inhumanamente y nos dejó en un lugar sin agua, sin luz y en casas muy precarias. Acérquense a ver cómo estamos viviendo. No se puede vivir así”

Imagen: «Colectivo manifiesto»

El aislamiento social también puso en relieve la precariedad laboral en la que viven millones de personas que, en este contexto, no encuentran cómo seguir parando la olla. Como dice Irma, “los niños, todos los días, tienen que comer”. La vecina de Parque Esperanza relata: “Estamos en una situación de emergencia total. No tenemos forma de laburar. Hay compañeras que estamos sosteniendo la familia entera. Yo estoy haciendo barbijos tratando de subsistir porque mi marido trabaja en la construcción y eso también está parado. ¿De dónde sacamos nosotros para poder construir si estamos apenas sosteniendo un pan en la mesa? ¿Y el agua y la luz? La mayoría de la gente tiene su único foco, su cocinita, su luz para coser como yo, para calentar el agua para un mate, es realmente muy triste la situación. ¿Hasta cuándo la emergencia para Barrio Parque Esperanza?”.

¿Hasta cuándo?

Hace varios años que lxs vecinxs de Parque Esperanza luchan por el acceso a la tierra y a la vivienda digna. Luego de resistir 13 intentos de desalojo en cuatro años, el 1 de junio de 2018, un numeroso cuerpo policial ingresó a Barrio Parque Esperanza y arrasó con los hogares de más de 120 familias. Incendiaron y destruyeron con topadoras las casas de lxs vecinxs, dejando a niñxs y adultxs a la intemperie, con lo puesto y las pertenencias que lograron rescatar. El predio de Estación Juárez Celman en el que vivían se anteponía a los intereses del sector privado, inmobiliario y desarrollista: fue arrasado para avanzar en la construcción de las calzadas, colectoras y banquinas del proyecto de Autovía que conecta Av. Circunvalación con la Ruta 9 norte.

Después de eso, varias familias vivieron durante más de un año en la capilla municipal, sin agua, sin luz y en condiciones de hacinamiento. La lucha incansable de lxs vecinxs por su derecho a tierra y vivienda digna logró hacerse oír: el año pasado, el gobierno provincial les cedió 33 lotes. Si bien el número era muy menor al de familias en necesidad de vivienda, lxs vecinxs aceptaron, redistribuyeron los lotes para que más familias pudiera acceder a la tierra, armaron jornadas de trabajo colectivo y esperaron que la provincia cumpliera con lo pactado.

Imagen: Colectivo Manifiesto

Rebeca, integrante de Jóvenes al Frente, puntualiza: “La necesidad es que habiliten una guía de caños para, aunque sea, garantizar una canilla para abastecer, al menos, una cuadra de quienes están ahí. Las acciones urgentes las hemos podido contener con las redes de colaboración de la gente, pero, desde el Estado, no hay acciones concretas. No estuvieron en Barrio Esperanza, no estuvieron en la capilla y tampoco están en Juan Pablo II. Necesitamos urgente que el gobierno tome cartas en el asunto sin asistencialismo. No sabemos dónde están los planos que nos dicen por donde pasan los caños, no podemos ir a hacer una jornada participativa de trabajo porque tampoco se puede en cuarentena”.

“Ya hace seis años que la situación es la misma y que no hay una acción directa desde el gobierno, no hay una búsqueda por dignificar la vida de lxs vecinxs. Hace meses que lxs vecinxs se terminaron de ubicar en el barrio y los servicios no están”

Lxs vecinxs exigen al estado provincial “la inmediata conexión domiciliaria, en carácter de urgencia y emergencia, de agua corriente y energía eléctrica para cada una de las familias; la instalación de la guardia policial para evitar conflictos con otros barrios aledaños que también sufren el déficit habitacional y acceso a la tierra; y la apertura de la cartera del Estado para acceder a prestaciones que tengan que ver con la construcción de una vivienda digna”. También piden la colaboración de la sociedad a través de la donación de bidones de agua para resolver de manera inmediata las necesidades mínimas para el consumo propio e higienización.

por Redacción La Tinta

 

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