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Ley ILE: La falsa dicotomía entre a favor y en contra del aborto

Por: Carina Ambrogi

Los pañuelos verdes y celestes dividen dos posturas que en realidad tienen el principal punto en cuestión en común: defender la vida. Los debates públicos en torno a este tema se limitan a una discusión superflua y se asienta en slogans, que no permiten ir al fondo del tema en cuestión y dejar en claro, para que después cada persona pueda ponerse un pañuelo u otro, que defiende cada uno.

¿Qué proponen los pañuelos celestes?

Las personas enfiladas detrás de los pañuelos celestes se embanderan bajo el slogan “salvemos las dos vidas”, uno de los éxitos del márketing actual cuyo sentido ha sido el menos cuestionado de los últimos tiempos. Estas personas debaten si estamos a favor o en contra del aborto, desentendiendo que ninguna persona está “a favor del aborto”, lo que está en cuestión y por lo que entró el tema en debate, es si estamos a favor de la legalización de la interrupción del embarazo o en contra de la legalización, es decir si apoyamos que esta práctica siga en la clandestinidad o si creemos que debe pasar a ser parte de los derechos que garantiza el estado.

No hay abortos porque no hay ley?

Las demógrafas Edith Alejandra Pantelides y Silvia Mario, a pedido del Ministerio de Salud de la Nación realizaron un relevamiento que concluyó que en Argentina se practican entre 430 y 522 mil abortos por año. Un aborto cada dos nacimientos. Un reciente informe publicado por “Proyecto Generar” y la “Fundación Soberanía Sanitaria”, da cuenta de la magnitud de las internaciones por eventos reproductivos y por aborto en el lapso de 2005 a 2015, una década, en la que se calculan realizados 45 mil abortos por año que requirieron alguna atención médica. Esta situación de abortos en la clandestinidad lleva a que los métodos seguros para abortar, como son por ejemplo los métodos químicos mediante las pastillas, sean de acceso sólo para las personas que pueden pagarlo. El aumento entre 2012 y 2019 del OXAPROST (nombre comercial de uno de los laboratorios para misoprostol), respecto del salario mínimo se incrementó de un 12% en 2012 al 47% en 2019. Es decir quien quiera acceder al método químico seguro debe destinar el 47% de un salario mínimo (en caso de que lo tenga). Esta cifra ayuda a dimensionar cuántas mujeres y personas con capacidad de gestar atraviesan situaciones de interrupciones de embarazo, y su impacto en el ejercicio de derecho a la salud y a la libertad reproductiva, y la brecha al acceso seguro en las mujeres que deciden hacerlo según su condición social.  Quienes no disponen de este dinero abortan como pueden, lo hacen con agujas, con perchas, con perejil, poniendo en riesgo sus vidas. Los casos de abortos mal practicados, además de ser un riesgo para la vida y la salud de las personas son un gasto enorme para el sistema de salud público, porque estas personas recurren a los centros de salud públicos ante las complicaciones. El aborto se ubica, según el informe de Generar y la Fundación Soberanía Sanitaria, dentro de las dos primeras causas de egresos hospitalarios, lo que muestra la magintud de esta práctica. En este sentido, plantean que despenalizar y legalizar el aborto supone un nuevo paradigma de comprensión de una realidad que existe, pero que en las condiciones actuales, termina siendo perjudicial para las más vulnerables: “Que las mujeres más pobres accedan a abortos seguros y legales es también una cuestión de justicia social, porque son ellas quienes enfrentan los mayores riesgos de daños graves de salud, de perder la vida o de enfrentar la persecución penal por llevar adelante la decisión de abortar que toman mujeres de todas las clases sociales”. En cuanto al costo para el estado si el aborto es legal el estado suministra una pastilla que tiene un costo mucho menor a la atención hospitalaria de medio o alto riesgo (ya hay laboratorios nacionales que producen).

Estos datos ayudan a pensar en como se puede garantizar que no se produzcan abortos si nada se modifica, es decir si el aborto sigue en la clandesitnidad: ¿porqué disminuirían la cantidad de abortos que se practican, como salvan vidas?. El aborto en la clandestinidad está demostrado que mata, que pone en situación de extrema vulnerabilidad a las mujeres pobres que deben interrumpir sus embarazos en el abandono absoluto de todo. Para comprender porque una persona con capacidad de gestar toma esta decisión es importante analizar que se trata de cuerpos psico-físico-sociales con capacidad de gestar, no de máquinas gestacionales, y que definitivamente cuando estas personas toman la decisión lo hacen sea legal o ilegal.

Los pañuelos verdes

Las personas embanderadas tras los pañuelos verdes apoyan un movimiento que nació en la década del 30, cuando se presentó el primer proyecto de reforma del Código Penal para  despenalizar el aborto en casos de violación. Desde entonces el aborto es legal por las causales violación y por riesgo para la salud de la persona gestante. Recién en los 70 se renueva la apuesta con la creación de la “Comisión por el Derecho al Aborto”, creada por Dora Coledesky, para aavanzar en la legalización, de donde surgió el lema que se mantiene hasta la actualidad: “Educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar, aborto legal para no morir”.

Estos postulados refieren a que lo primero que debe garantizar el estado es lo que ahora conocemos como ESI, Educación sexual Integral, para que la población tenga información para decidir. Es decir que todas las personas puedan formarse para saber cómo planificar un embarazo y como prevenirlo, hombres,  mujeres e identidades diversas. Anticonceptivos para no abortar, hace referencia a que todas las personas puedan tener el acceso seguro, realidad que no sucede en la actualidad, por ejemplo en la ciudad de Río Cuarto el Secretario de Salud Municipal no tuvo problema en advertir públicamente en una entrevista con la periodista Julieta Fernández que este año no habían recibido los anticonceptivos requeridos por falta de presupuesto. Finalmente se señala “aborto legal para no morir”, en referencia a las mujeres que deben hacerlo en la clandestinidad sin recursos y ponen en riesgo su vida.

Estas ideas fueron tomando vuelo en los Encuentros Nacionales de Mujeres, cuya reunión inaugural, recuerda un trabajo periodístico de la Revista Emancipa, “fue realizada en el Centro Cultural San Martín de la Ciudad de Buenos Aires, en el año 1986. Algunas de sus asistentes fueron María Elena Walsh, María Luisa Bemberg, Nilda Garré, Liliana Daune y Diana Maffía”. Los debates trascendieron las calles para pasar al Congreso, en el inicio de la década del noventa se presentó un primer proyecto de despenalización del aborto en el Congreso Nacional, al que se sumó uno presentado por Patricia Bullrich en el año 94’. Desde el año 2007, cada dos años, la Campaña presentó su proyecto de interrupción voluntaria del embarazo. En el 2019 se presentó por 8va vez con los aprendizajes surgidos del debate parlamentario del 2018. En el día de hoy en que se realizan “pañuelazos” en más de 100 localidades de todo el país, la Campaña Nacional leyó un comunicado que dice: “En 2020 la Campaña Nacional por el derecho al aborto legal, seguro y gratuito cumple 15 años, ha presentado el proyecto por la legalización del aborto hasta la semana 14 de gestación, 8 veces consecutivas. Este proyecto se inscribe en el marco de los derechos humanos y consagra derechos constitucionales, adecuándose a las distintas exigencias de los organismos internacionales de los cuales nuestro país forma parte. Por lo tanto, el proyecto garantiza el derecho a la salud integral a mujeres, niñas, adolescentes, disidencias, en todo el territorio nacional. Caso contrario se perpetuará la discriminación territorial, por condición de clase, etnia y por identidad de género a más de la mitad de la población. Pensamos la educación con perspectiva de género como práctica democrática liberadora. A más de trece años de la sanción de la ley 26150 que crea el Programa de Educación Sexual Integral reafirmamos que nuestra consigna es una exigencia al gobierno nacional y también a los gobiernos provinciales”.

Para comenzar un debate emancipador que nos permita decidir realmente con libertar y conocimiento detrás de que pañuelo estamos, es fundamental dejar las cuestiones superfluas para buscar toda la información que nos permita conocer de que se trata.

René Favaloro, el médico que portaría un pañuelo verde si viviera dijo en 1997: «Los ricos defienden el aborto ilegal para mantenerlo en secreto y no pasar vergüenza. Estoy harto de que se nos mueran chicas pobres para que las ricas aborten en secreto. Se nos mueren nenas en las villas y en Sanatorios hacen fortunas sacándoles la vergüenza del vientre a las ricas. Con el divorcio decían que era el fin de la familia. Y sólo fue el fin de la vergüenza de los separados ilegales. Con el aborto legal no habrá más ni menos abortos, habrá menos madres muertas. El resto es educar, no legislar».

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