Editorial Chirimbote lanza Estamos para nosotras (Experiencias de socorrismo feminista en el siglo XXI). El libro recupera el accionar de las socorristas de Argentina, que acompañaron a 19.361 mujeres a abortar de manera segura con medicamentos e información necesaria.
Estamos para nosotras (Experiencias de socorrismo feminista en el siglo XXI), editado por Chirimbote, imprime en sus páginas las voces de integrantes de La Revuelta, colectiva feminista, que acompaña desde 2014 a abortar de manera segura; historizando cada paso dado, cada respuesta concreta ante un Estado que elige mirar para otro lado. Y lo hace de la mano, y pluma, de la periodista y escritora Laura Rosso.
La decisión de abortar es política porque posibilita un rumbo que puede abrir otros caminos. Los abortos feministas, acompañados y seguros existen en la Argentina y son las socorristas quienes los propician. Se trata de experiencias vitales para quienes abortan y para quienes acompañan, para socorridas y para socorristas.
Fueron, de 2014 a 2018, 19.361 mujeres las que abortaron acompañadas por las socorristas de Argentina: esos datos estadísticos se conocen por el trabajo de sistematización que cada colectiva de la red de socorristas realiza cada vez que acompaña a una persona que decide interrumpir un embarazo. Y cada práctica da cuenta de la resistencia, rebeldía y desacato que se envuelve en afectos y abrazos feministas que le dan relieve y sentidos nuevos a la palabra aborto.
Porque acompañar abortos de manera cuidada y segura se inscribe en un feminismo acuerpado y político. Un feminismo que es apuesta y pacto para desnaturalizar las formas de desigualdad y opresión. Acompañar es ayudar, sostener, compartir información, reírse, llorar, abrazar. Acompañar es acuerparse en el feminismo socorrista y salir a luchar.
De ese modo, y con ilustraciones de Lucía Garrido y bajo la coordinación general de Nadia Fink, Estamos para nosotras (Experiencias de socorrismo feminista en el siglo XXI) describe esas pedagogías que nombran en voz alta al aborto y lo visibilizan, porque a la clandestinidad no se vuelve nunca más; porque el Estado abandona, las socorristas no. 
