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Caso Azul Montoro. «Los magistrados y funcionarios debemos deconstruirnos»

Por Romina Pezzelato

La semana pasada se dio la sentencia de cadena perpetua a Fabián Casiva, asesino de Azul Montoro, mujer trans de 24 años asesinada a puñaladas el 18 de octubre de 2017.

La sentencia sienta precedente en nuestra provincia al ser el primer caso (tercero a nivel nacional) que se caratula como femicidio, respetando la identidad autopercibida de la víctima.

En nuestro país se estima que el colectivo trans está integrado por entre siete mil y diez mil personas. Cuya expectativa de vida de vida en el caso de las travestis oscila entre los 35 y los 40 años.

El 85% de las mujeres y femineidades trans y travestis ejerce el trabajo sexual o está en situación de prostitución.

La condena por el femicidio de Azul, emerge como un acto de justicia que nombra. Da lugar. Habilita la existencia de identidades que en ámbitos absolutamente patriarcales como la justicia, son invisibles.

Imposible no ver en este proceso la resonancia de la lucha de la comunidad trans travesti que históricamente nos interpela gritando los nombres de las muertas a diario. Nos sacude pidiendo a gritos que las crónicas las nombren. Que sus historias salgan del silencio y la oscuridad.

En Córdoba el proceso de la causa de Azul estuvo acompañado por su familia, por el colectivo trans travesti, y por funcionarios y magistrados de la justicia que acompañaron con perspectiva de género. “A veces la gente piensa que un magistrado que trabaja con perspectiva de género, es alguien que hace algo políticamente correcto, alguien piola, simpático, que algo que nos cae bien. No es así. Esto es Ley Suprema de la Nación. Desde 1994 todos los pactos que firmamos lo son”, Afirma Guillermo Gonzaléz, fiscal de instrucción del caso de Azul.

En diálogo con La Marea Noticias afirma respecto a la sentencia: “Nosotros estamos muy conformes con la sentencia. No estamos contentos, no se puede estar contento con una condena penal porque implica un fracaso de la sociedad. Luego de dos años de trabajo, la justicia que necesaria para Azul y para su familia, implicaba en lo conceptual la visibilidad de sectores vulnerables a los cuales el Estado se olvida de proteger. Era reivindicar eso e interpelarnos como sociedad, en qué hacemos y cómo desarrollamos nuestra mirada hacia la diferencia, hacia la diversidad. En ese sentido estamos muy conformes con esta sentencia”

¿Cómo analiza el impacto a nivel social?

Esto se mira como un proceso. Es importante el impacto. Hay sectores más deconstruidos que otros, hay personas con indiferencia y sectores reactivos. Pero es así que se van naturalizando los logros. Hace uno años esto era impensado. Hoy es novedoso hacer este planteamiento, pero se puede hacer y recibe un buen acogimiento desde instancias judiciales, y esperamos que a futuro se naturalice y sea totalmente normal.

El sistema judicial como en casi todas las sociedades el mundo, tiende a ser un sector conservador. El tema es que tiene que acompañar los cambios profundos. Transmitir cierta tranquilidad y certeza, porque si no acompaña los cambios sociales, no tiene mucho sentido

Estamos todavía muy atravesados por mandatos del patriarcado, y la justicia no escapa a esto.

Claro que nuestro trabajo tiene importancia para ir cambiando estas circunstancias.

¿Cuál ha sido su proceso en lo personal en esta causa?

La experiencia en lo personal ha sido muy fuerte. Siempre en las causas hay que buscar equilibrio porque el desgaste emocional es grande y puede afectar la calidad del trabajo. Pero no es cualquier trabajo y no se puede ser neutral. En casos como estos más aún. Lo hemos vivido con mucha garra, con mucha fuerza. Y tiene su correlato con este resultado. Al mismo tiempo en este proceso estuvimos acompañando a la familia de Azul, y estuvo bueno este ejercicio de la empatía para que ellos sintieran que eran escuchados y acompañados. Nos dijeron algo muy importante, que nosotros realmente habíamos visto a Azul, que habíamos visto a la persona, a la mujer, desde un comienzo. Y eso para nosotros es lo más importante que hemos recibido como devolución en este proceso

A futuro para González el desafío es continuar avanzando: “Deconstruirnos los magistrados y funcionarios, porque tenemos la obligación de investigar y resolver con perspectiva de genero”

Cadena perpetua.

Condena perpetua para quienes violentan a las identidades que nos muestran, nos enseñan, que la humanidad es muchas humanidades.

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