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Ribeiro y el refuerzo de las masculinidades hegemónicas

Por: Carina Ambrogi

Bajo el lema “El tamaño si importa”, la empresa de venta de electrodomésticos Ribeiro lanzó una serie de spots publicitarios que refuerzan uno de los estereotipos machistas más tradicionales de la cultura patriarcal: la frustración del hombre que tiene el pene pequeño.

Los spots comienzan con el texto: “según un estudio, 6 de cada 10 hombres la tiene chica”, y posteriormente se caracterizan escenas de la vida conyugal en la que los hombres se muestran visiblemente deprimidos junto a su pareja por tener “eso pequeño”, que finalmente y a modo de  “chiste fácil”, relacionan con un televisor.

Sin demasiada creatividad argumental, los guiones refuerzan la idea que privilegia a los hombres que portan un miembro viril robusto, vinculado directamente como una cualidad que les otorga poder, en contraposición a quienes tienen el miembro más pequeño situándolos en situación de inferioridad,  subordinación o vulnerabilidad respecto a su condición de varón. Esta construcción  heteropatriarcal denominada muchas veces como “falocentrismo”, en relación a las ideas de Sigmun Freud sobre la tendencia de colocar al “falo” como centro de la constitución subjetiva, ya no es aceptada por grandes sectores de la sociedad. Al igual que cualquier discrimación por estereotipos de género sea  dirigida hacia hombres o mujeres,  son repudiadas rápidamente en las redes como sucedió con la campaña de Carrefour “con C de cocinera”.

Una fuente confiable del Ente Nacional de Comunicaciones (ENACOM ex AFSCA), adelantó en diálogo con La Marea Noticias que dado que el spot se pudo detectar en una emisión televisiva (el ente sólo tiene injerencia en radio y televisión no así en gráfica o redes), pudieron realizar un análisis del contenido mediante el que encontraron elementos suficientes para iniciar un expediente de infracción. La falta estaría contemplada por las leyes vigentes contra la reproducción de contenidos con  violencia simbólica y/o mediática.

Este organismo encargado de monitorear y sancionar los contenidos que violan las leyes vigentes,  logró mantenerse pese a los recortes que se realizaron a partir de la asunción de la actual administración nacional, cuando se fusionaron las Autoridades Federales de Servicios de Comunicación Audiovisual (Afsca) y de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (Aftic) en un único ente, el ENACOM. Los recortes también se ramifican a distintas reparticiones nacionales y provinciales que tienen el mismo objetivo, como es el caso de la Defensoría del Público de la Provincia de Córdoba. Hace dos días renunció Santiago Marino,  Director de Análisis, Investigación y Monitoreo de la Defensoría como resultado de las condiciones laborales desfavorables en las que se encontraba trabajando. En una carta pública señaló que en el organismo se vivía: “un ámbito hostil, de persecución, maltrato, cercenamiento, incertidumbre laboral y vaciamiento desde la intervención”.

Dado el vaciamiento que hay en los entes de control y la política de responder más a la presión social que a los argumentos de los mismos, se vuelve trascendental la denuncia de los contenidos por los usuarios comunes y las organizaciones en las redes sociales, como sucedió con el caso del triste spots de Carrefour, en el que no pudieron intervenir los órganos de control por ser una publicación gráfica, pero se bajó la campaña por el repudio social.

En esta pulseada que parece medir quien la tiene más larga, resulta importante sumar centímetros ganados mediante el activismo de quienes buscan desde hace tiempo una sociedad de iguales, libre de estereotipos sexistas de una época que para muches ya pasó.

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