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Sara Gallardo, ese bicho°

Por: Camila Vazquez#

La tradición

Tardía. “Residual”, dice la crítica. Habla del tema cuando ya se agotó, afirma la crítica. ¿Qué otros nombres van a sostenerte para atravesar sola esta pampa literaria?, ¿qué otros hombres van a sostenerte?

Ninguno. Llegarás tarde al faro de la literatura nacional. Contra toda desmemoria patriarcal, llegarás, Sara.

La sin tradición

No importará el pasado mítico de tu sangre -como si importa en Borges, el escritor de “la sangre

heroica”, el del doble linaje: hijo de próceres y de ingleses-. O importará y entonces los hombres serán adjetivos en tu biografía: un adjunto a tu género que poco alcanza para hallar un ínfimo reconocimiento en la cultura. La hija de un historiador, la nieta de un reconocido científico, la bisnieta de Miguel Cané – ese naturalista-, la tataranieta de Bartolomé Mitre, la esposa del filósofo Héctor Murena, así dirán.

El país del humo

Sara Gallardo nació en 1931 y comenzó a publicar en la década del 50’. Su obra se halla integrada por títulos como Enero (1958), Pantalones azules (1963), Los galgos, los galgos (1968), El país del humo (1977) y Eisejuaz (1977). Durante muchos años, se desempeñó como periodista para la Confirmado, La nación y Atlántida.

Su obra literaria retoma la pampa y lxs sujetxs bárbaros que esta engendra cuando el proyecto de país ya no necesitaba un dispositivo literario que incluya al gaucho, que lo forje como persona, primero; pero como peón de campo sumiso, después, como logró performar la puesta estética del Martín Fierro de Hernández, y la de los naturalistas, como el propio tío de La Gallardo, después.

Su obra inclasificable, como buen bicho, explora la narrativa breve, el cuento, y la novela. Visita el fantástico y el realismo. Y cuando opta por esta última opción, lo hace con toda la vitalidad que las grandes obras de ese género cultivaron: Gallardo logra refractar el habla viva y a veces imaginaria de sujetxs olvidados de nuestra historia nacional: la mujer sola de la pampa, sumida en las grandes penas de amor a las que el género las reduce; a las maternidades obligadas; al deseo profundo de abortar, tal como evidencia en Enero, su primera novela. Sí, pero además, el primer texto de la literatura argentina que habla del aborto y de la violación con el recurso del silencio: ¿cuándo dice aborto y violación?, ¿por qué no escribe esas palabras la autora?

Pero también al habla del indio mataco -tal es el caso de Eisejuaz-. Allí refracta una lengua que hay que reconstruir -y para esto hace falta la ficción, pues nadie antes se preguntó cómo hablarían los matacos en nuestra literatura-. En Eisejuaz, un indio transculturado percibe la realidad con una racionalidad otra, pero atravesado por la imposición cristiana. Así, el cristianismo cala en él y en su lengua de manera “pagana” para los ojos de los colonizados.

¿Por qué no es vanguardista Sara Gallardo? ¿Por qué se celebra la oralidad de Rulfo y no esta, local y grandiosa, de quienes antes no tuvieron voz en el canon nacional?

Aquí estamos, Sara. Nuestro tiempo nos obliga a rescatar de la desmemoria a los relatos que llenan de humo los límites claros del canon patriarcal.

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°1 El título hace alusión a una imagen muy difundida de la autora en la que encabeza la tapa de la revista Confirmado y el título que la acompaña es el mismo que reproducimos aquí.

# Camila Vazquez es Profesora en Lengua y Literatura por la Universidad Nacional de Río Cuarto, donde continúa estudiando la licenciatura en letras. Trabaja como docente en escuelas secundarias. Ha dictado dos talleres de lectura literaria. Escribe narrativa y poesía. Recientemente, ha publicado algunos de sus poemas en los volúmenes II y III de la antología Verso Raíz, hojas de poesía. En 2017 obtuvo una mención por su cuento Desventajas del jaque mate en el concurso organizado por ACIC en la provincia de Córdoba. Milita en la ciudad de Río Cuarto en el Colectivo Cultural Glauce Baldovin  https://glaucebaldovin.wordpress.com/

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