Actualidad Mujeres al frente

La lucha de género en las fuerzas de seguridad.

Por: Carina Ambrogi

“Quiero reconocer el papel de la lucha de las mujeres en este lugar que me toca ocupar, donde se entiende la seguridad ciudadana como una nueva relación entre las fuerzas y la sociedad, atravesada por el género”, dijo Nilda Garré, la primera mujer que ocupó el cargo de Ministra de Defensa en la historia de la Argentina.

Un 8 de marzo de 2012 garré estaba en Defensa, organización vertical y patriarcal por excelencia, presentando una campaña de sensibilización en Igualdad de Género que operaría dentro de las fuerzas. Tenía en frente a Dora Brarrancos, la prestigiosa Investigadora, Socióloga, Historiadora y Feminista, quien tomó posteriormente el desafío de crear la Diplomatura de Género para la Fuerza Aérea.  Estaban también las mujeres emblema de la lucha por los derechos humanos, las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo. “Cuando hicimos ese acto me acuerdo que invite a Hebe de Bonafini y a Estela de Carlotto. Bonafini, que no es de desmayarse habitualmente, casi se me desmaya. Me dijo: “yo que voy a hacer en el Ministerio de Defensa”. Ese es el tema le respondí, si nosotros no logramos penetrar esos ámbitos y teñirlos con otra visión, otra filosofía, con un sentido de justicia distinto y como una mirada de derechos sobre todos los ciudadanos, si no logramos transmitir esos mensajes también allí, realmente estamos renunciando y estigmatizando”, recuerda para La Marea.

En aquel momento, hace ya 7 años, su postura sobre la inclusión de la perspectiva de género y de derechos humanos dentro de las Fuerzas de Seguridad se entendió por estas mujeres como un paso positivo. “El mensaje que intenté transmitir fue que era bueno que se establezca al menos un diálogo en esos ámbitos, no solo por los derechos de las mujeres sino también de los derechos humanos. Hicimos mesas en ese sentido, incluso con integrantes de la Marina. Cada sector se dijo las cosas que se tenían que decir, son diálogos que están pendientes en nuestra sociedad y habrá que ir ajustándolos gradualmente, pero tienen que tener una prioridad importantísima en el temario que deben afrontar esas instituciones”, afirma con voz de autoridad la actual Diputada.

El desafío de liderar el Ministerio de Defensa le llegó cuando no lo esperaba, si bien desde 1973 momento en que asumió por primera vez como Diputada, eligió estar en la Comisión de Defensa, que Néstor Kirchner la llamara para transmitirle que sería la próxima Ministra de Defensa la Nación la dejó sin palabras. “No me lo esperaba para nada, pero me apasionó la idea”, recuerda. Siempre eligió esa área porque en su militancia durante los 70 comprendió que era un problema importante para la sociedad entender cómo se ejercía el control político de esta área, notaba que este control siempre habido sido delegado desde el poder político a los militares en un caso, y a las fuerzas de seguridad en otro. “Entendí que era indispensable que se asumiera, casi por primera vez, para que se ejerciera el control constitucional que correspondía de las Fuerzas de Seguridad, y que los militares acataran al comandante en jefe, que era el Presidente de la República”, explica.

Para los militares resultó menos incómodo que se tratara de una mujer quien los comandaba, que su pasado de militancia política dentro del Peronismo. Se sumó un cóctel interesante con el que tuvo que lidiar primero en Defensa y después en el Ministerio de Seguridad.

La búsqueda de sororidad

Para Garré es y fue una necesidad impulsar políticas de género dentro de las fuerzas armadas y en las fuerzas policiales. Para acertar en cuáles serían esas políticas comenzó a invitar a las mujeres a almuerzos informales, de los que no logró obtener demasiada información, el miedo que les enfundaba ser parte de una organización tan vertical y machista les impedía hablar por miedo a las sanciones disciplinarias.

Surgieron entonces los observatorios, encargados de realizar encuestas con profesionales especializados en las que se reservaba la identidad de las entrevistadas. “Sabíamos que los problemas existían pero no en que magnitud”, recuerda la ex Ministra. Las mujeres habían sido incorporadas desde hacía pocos años a estas funciones, y todavía no se habían realizado los cambios básicos que supone que las tareas sean desempeñadas por ellas. Surgieron desde problemas de mujeres que utilizaban botas talle 42 y se ampollaban los pies porque no había de su tamaño, las embarazadas que pasaban horas inadecuadas paradas en las guardias con un arma al hombro, la falta de jardines maternales en donde pudieran dejar a sus hijes, ya que para un sueldo de sub oficial pagar un jardín privado resultaba un “lujo” imposible, o la falta de horarios de lactancia que no estaban porque complicaba el funcionamiento del regimiento, entre otros.

Con las conclusiones del observatorio, se creó en 2007 un Consejo de Políticas de Género, que estuvo centralizado primero y se descentralizó después en Oficinas de Género más cercanas a las trabajadoras.

Las distintas políticas en este sentido, como la eliminación del cupo que regía para las fuerzas, hizo que cada vez sean más las mujeres que se suman a esta actividad. Algunas por tradición familiar o respeto a la tarea, pero muchas por una simple necesidad laboral, es el empleo que consiguen.

Para la Diputada Garré la presencia de mujeres en estas áreas es importante: “las fuerzas son instituciones fundamentales en la vida de los países, tienen que existir tanto las fuerzas armadas como la fuerza de seguridad, y tienen que expresar la realidad da la sociedad en la que están inmersas.

En la sociedad hay mujeres y varones y las fuerzas tiene que expresar esa pluralidad, hay perspectivas distintas que las mujeres van a incorporar. La comprensión que aportan de algunos temas es muy útil y hay que alimentarla, pero tienen que ser respetadas en el ejercicio del desempeño de estas funciones”.

Las mujeres policías y el movimiento feminista

Hace algunos meses comenzó a aparecer con notoriedad la noticia de la existencia de la Red de Mujeres Policías, que denunciando los abusos y violencia a las que son sometidas decidieron organizarse e impulsar una Ley Nacional con visión de género.

Resulta que el impulso que tuvieron las acciones realizadas en los Ministerios no tuvieron demasiado alcance a nivel nacional, ya que al ser un país federal, cada provincia tiene protocolos propios y la mayoría no adhirió a los impulsados por las áreas de género.

“Me reuní con ellas,  siempre supimos que había algunos grados de estigmatización o de cierta subestimación pero tuvimos relatos de mucho ensañamiento,  de violencia verbal extrema, medidas que expresan resentimiento hacia las mujeres, sanciones fuertes que implican relegamiento al momento de ascender, la arbitrariedad, el machismo y el prejuicio que tienen los jefes generan situaciones de extrema injusticia y mucho prejuicio, y además como hay mucha violencia hay  amenaza de sanciones, sumario y finalmente la suspensión, que hace que por ejemplo no perciban el sueldo durante el período en que están sancionadas, lo que les genera problemas económicos muy grandes. Las policías que nos vinieron a ver mostraban una situación de sumo stress, estados depresivos, muy nerviosas, y aun así desafiando todo eso estaban haciendo la denuncia, aun sabedoras de que eso tiene sus consecuencias”, relata Garré.

Para ella, el crecimiento del movimiento de mujeres es tan grande que está impulsando más coraje en las mujeres que pertenecen a este tipo de instituciones, que en materia de derechos están todavía muy atrasadas.

Respecto de la incorporación de este sector al movimiento feminista hay una distancia todavía importante. “Creo que hay que dar un debate dentro del movimiento de mujeres, si nosotras nos quejamos de la discriminación, porque discriminar a algunas mujeres por su profesión o actividad cuando son más víctimas a veces que el resto de las mujeres porque están en espacios en los que esa victimización es más común, más habitual que en otros lugares.

Que estigmaticemos por la tarea que desarrollan no parece justo, no parece lógico, y genera algo que nosotras criticamos, estigmatizar, separar, dejarles de dar contención, apoyo a la lucha de mujeres que están en ámbitos muy difíciles” resume.

En un debate que recién comienza para algunas, vale la pena recordar las palabras de Dora Barrancos, quien trabajó para que estas instituciones comiencen a transitar un cambio: “Lo que importa es el reconocimiento de sí, la adquisición de nuevas sensibilidades y sentimientos sobre la propia existencia, el salto formidable de dejar el sometimiento y conquistar, con la autonomía, planos de mayor dignidad”.

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