De ESI si se habla

Somos tortas, existimos

Celina Mondelli desanda los caminos personales y colectivos que la llevaron a nombrarse torta y lo asume como identidad política para la lucha.

Me gusta mucho una piba” le dije a mi analista hace ya un tiempo atrás, cuando todavía no hacía diván y estaba aún pendiente de sus gestos frente a mis palabras. No imaginé que esa sesión iba a derivar en un mar de preguntas en el que todavía nado.
Hoy, 7 de marzo, es el día de la visibilidad lésbica en conmemoración de la Pepa Gaitán, asesinada por el padrastro de su novia en Córdoba en el año 2010. Hoy, recordamos a la Pepa y a cada compañera que sufrió o sufre la violencia en sus diferentes expresiones por ser lesbiana, torta, tortillera.

Me nombro torta a partir de que entendí que es una identidad política que asumo todos los días. Que nombrarnos tortas, es robarle a quienes nos discriminan el término torta para hacerlo nuestro y reivindicar nuestra existencia. Somos tortas, existimos. Somos tortas visibles por cada compañera que nos falta, por las que vendrán y por las que aún el patriarcado mantiene en el clóset. Nos nombramos tortas porque construimos nuestros caminos de lucha junto a las travas y las maricas, porque tomamos lo que le molesta a lxs machistas y nos lo apropiamos, transformamos el insulto y el menosprecio en identidad política y bandera de lucha.

Ser torta visible implicó contárselo a mi familia, a mis amigues y conocides, a mis jefxs, porque nos visibilizamos en cada paso que damos, sabiendo que nos exponemos al rechazo y discriminación que son pilares de la cultura patriarcal en la que vivimos. Sin embargo, también ser tortas visibles nos permite construir redes – y tejes – entre nosotras y con lxs compañerxs del colectivo de la diversidad, nos permite acompañarnos y cuidarnos, habilitar espacios de discusión política y disputar sentidos en cada lugar al que vamos.

Ese rechazo no apareció en todas las personas a quienes se los conté: mi hermano de 15 años (a quien sigo llamando “mi hermanito”) me sonrió y me abrazó fuerte, diciéndome que tenía que hacer lo que me hiciera feliz, que de eso se trataba al fin y al cabo. Lxs pibxs, lxs adolescentes, lxs niñxs pueden hoy vivir un poco más libremente y desprejuiciadxs, gracias a lxs compañerxs que nos precedieron en la lucha y a que día a día tomamos sus banderas e intentamos construir un mundo un poco más vivible, una Patria más justa, libre, soberana y diversa.
El lesbo odio existe todavía hoy, en el 2019, inclusive después de varios años de la sanción de Leyes como matrimonio igualitario o identidad de género. Ese odio, que se materializa en miradas con desprecio, insultos o comentarios en la calle, en ataques violentos a compañeras de diferentes partes del país, está vigente y legitimado por un gobierno que nos reprime y nos invisibiliza y por los diferentes grupos anti derechos que se oponen a la Educación Sexual Integral, que se oponen a la libertad, que se oponen a nuestra existencia.

Intentamos a diario transformar el enojo en otra cosa… Sabemos que a muchas tortas las matan por ser mujeres y a muchas otras sólo para “corregirlas”, sabemos que nos suavizan poniéndonos de fantasía sexual heterosexual diciéndonos “qué lindas las chicas” cuando tomamos la decisión de mostrar nuestros vínculos, sabemos que nos borran hablando de métodos anticonceptivos y que muchas veces nos dejan sin opciones reales de cuidarnos.

Sin embargo. somos tortas, acá estamos, (r)existimos. Construimos nuestros proyectos de vida según nuestros deseos. Hace poco unas torta-amigas decidieron ser madres. Lo nombran como un desafío, Naty me dijo: “lo lejos que estamos de lograr criar unx hijx en libertad”. Hicieron los tratamientos, y dicen que están visibilizándose a cada rato, inclusive cuando entran a un local a comprarle algo de ropa a niñe y las preguntas de lx vendedorx las espanta: rosa o celeste? varón o mujer?. Sin embargo, transitan su deseo y viven este momento compartiendo con les demás la felicidad y la ansiedad por la llegada de niñe: en tu cara y en tu cancha, patriarcado.

La sesión que conté al principio terminó después de una intervención de mi analista que iba a ser eje en mí de ahí en más: “cuando una sigue su deseo no hay posibilidades de que algo salga mal”. Así que acá estoy, acá estamos, deseantes, visibles y orgullosas.

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