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Mujeres Quemando: “Partimos de nuestros deseos”

 

Catorce mujeres juntas. Creando, compartiendo la amistad, la vida, los sueños.
“Que se abran las puertas de la imaginación!” Se escucha al inicio del espectáculo.
De ahí en más el viaje.
Nos sentimos entre ellas, en esa “bola” que somos juntas, y entra a escena diciendo, gritando, bailando, riendo y llorando.
Es muy fácil vernos en ellas porque desde el escenario se abre una puerta, que es sin duda también espejo.
Para reírnos de nosotras mismas como mujeres y como sociedad. De lo que nos duele, nos pone en contradicción, nos interpela, nos maravilla… De las estafas a las que asistimos a diario, en esa especie de hipnosis que nos propone la “mujer barbuda”, por ejemplo.

El circo. El circo cabaret como propuesta escénica y política es el hilo conductor de este espectáculo del que se van despidiendo, porque este año se viene “Manifiesta”

En diálogo con La Marea fuimos reconstruyendo el camino que las une, que muta y va transformando tanto la mirada del mundo, como la propuesta artística.

Las Mujeres Quemando son una colectiva de artistas del oeste del conurbano bonaerense, que desde el 2012 sostiene la presentación de un espectáculo mensual. Esto no encarna demasiada victoria (o sí?). El hecho es que cuatro de ellas viven en el Valle de Traslasierra. Y ahí sí suena complejo.
“Nacemos hace siete años. Ante todo éramos amigas, nos juntábamos a cenar . Y en esos encuentros cada una mostraba lo que estaba haciendo en proceso. También en la misma época empezamos con las quemas.
Después de comer y brindar, salíamos al patio a quemar todo lo que nos es pesado, lo que queremos soltar, lo que no pudimos concretar y nos pesa, las formas de nuestra persona que queríamos cambiar…Y también lo que queríamos que venga (el fuego como trasmutador), los deseos…”, relata Gisela.

¿Y cómo se dio el pasar de esos encuentros a un espectáculo?

“En un momento yo (Gisela) decido venirme a vivir a Córdoba y Vale dijo: “Pero ya que te vas por qué no hacemos una varieté donde nos encontremos en un escenario?”. La emoción inunda la voz de Gise y la ronda completa.
Al toque nos cebamos y empezamos a delirar…Era una sola función en la vida, hicimos un video… todo fue dándose de manera increíble. Estuvimos meses armando esa noche, era como nuestro “cumple de quince”.
Y también pensamos: ¿un solo día? Decidimos repetir y nos dio lugar la sala No Avestruz.
El día de la función ninguna sabía lo que iba a hacer la otra… teníamos una coreografía de cierre juntas… eso lo ensayamos todas. Y fue hermoso. Sucedieron las dos funciones a sala llena.
Yo me vine a vivir a Traslasierra, viajaron todas para acá y lo hicimos en un espacio cultural en el que estábamos varias, El Viejo Tala. Ahí nos vio el que luego llamamos el “falso productor” que nos iba a llevar a todos lados. Era un chanta. Desapareció. Y nosotras estábamos ya muy enganchadas. Resolvimos hacerlo. Actuar una vez al mes y financiar la movida de viajes con la misma función”.

Desde ese momento se inician las Mujeres Quemando en un viaje de esos que no tienen retorno. Del espectáculo “Varieté” pasaron a “Circo Cabaret” y hoy cocinan “Manifiesta”.


¿Cómo es el proceso creativo de esta colectiva para construir un espectáculo?

“Hoy la grupa está en cuestionamiento, como todo lo que nos pasa alrededor. Todo va mutando, somos mutantes… (ríen) Las particularidades son muy fuertes, entonces es costosa una construcción colectiva que pase por un mismo cuenquito. Al comienzo era conocernos desde el arte y unirnos. Todo lo que llegaba tenía que ver con mujeres juntas y era novedoso. Nadie exponía los pañuelos verdes al principio hasta que una compañera los trajo del Encuentro Nacional de Mujeres …y no nos cuestionamos. Al unísono salió: sí, lo hacemos!
La construcción colectiva es cada encuentro nuestro, donde partimos de “cómo estamos nosotras”. Eso es lo fundamental: cómo estamos y cuáles son nuestros deseos. Eso nos ordena las fichas.
Aparecen entonces muchas cuestiones personales: una quiere ser madre, la otra quiere crecer profesionalmente, otra tiene problemas económicos, otra está puérpera. La grupa escucha todo eso, y me parece honesto.
Luego de ver cómo nos sentimos, vemos de qué queremos hablar con todo eso que nos pasa.
Hay algo que se teje desde la realidad de cada una y se sana desde el arte. Se transforma en un número cómico con el que la gente se identifica. El humor nos atraviesa y nos hace livianas a la hora de ponerlo en el espacio escénico.
También estamos estudiando mucho. Es una escuela autodidacta Mujeres Quemando. Cada una trae mucha información, textos, debatimos.
El inicio surge desde lo espontáneo. Luego de siete años, pensamos cómo seguir manteniendo esa frescura pero con posicionamientos colectivos firmes, que al comienzo estaban más desarticulados”, dice Vale.

Ustedes en el espectáculo tocan distintas aristas de la lucha de las mujeres, que por lo general en muchos ámbitos se ponen en tensión. Como colectiva hay diversidad de miradas, imagino… ¿Trabajan desde consensos? ¿Acuerdan un mismo posicionamiento político de los temas que tocan?

“Hay diversidad. Todas venimos de distintas experiencias políticas y estamos también en diferentes momentos personales. El año pasado nos sentimos atravesadas por la marea verde. Participamos del Encuentro Nacional de Mujeres en Trelew, y nos pusimos el pañuelo…
La construcción que tejemos es parte de una dialéctica propia. Vamos andando y reflexionando el paso, que hoy nos encuentra en un lugar muy diferente al de los inicios. Varias de nosotras somos activistas en diversos ámbitos: programas de radio, grupas de investigación, docencia, disidencia”, dice Ana.

“Ayer pensaba en la permeabilidad de todas… Estamos en contextos diferentes pero hay un vínculo que nos pone pendientes en la escucha mutua. Recibiendo con amor esos procesos, como el cambio de identidad, por ejemplo. En los espacios que ocupamos como madres, artistas, docentes, marica o trans en un barrio… hay algo de eso en la escucha colectiva que nos hace crecer. En lo particular siento que el cis-centrismo que hace que las personas cis sean las que determinan el mundo (la heteronormatividad), implica que las personas trans nos denominemos de alguna manera, nos hagamos saber para existir. Yo lo vivo las Mujeres Quemando como una familia más, y ese lazo me sostiene. Acá hay de todo, muchas maneras de vicenciarse: cis heterosexuales, tortas, trans”, agrega Gemma

Las Mujeres Quemando nos invitan a quemar juntas: el miedo, los estereotipos, los mandatos, el amor romántico, las estafas que propone el “deber ser”, la doble opresión de la mujer desde las tareas domésticas no remuneradas y el trabajo en situaciones de explotación…
Que ardan en el fuego: “las mentiras, el binarismo y el biologicismo que es el que dice que sólo existen mujeres y hombres biológicos. Lo impuesto, la red de trata de mujeres y de niñes, los abortos clandestinos, los estereotipos de belleza, los mandatos sociales”, brotan las palabras en la ronda.
Mecha se suma: “También quemamos la celebración colectiva, la risa, la fuerza que tenemos juntas, invitamos a los colores, al festejo, al circo. La quema se vuelve invocación. Pedir para que venga lo bueno”.

¿Y qué nos espera como sociedad si todo esto se quema?

“Si todo esto se quema creemos que vendrá la revolución, la humanidad que queremos ser, como dice Susy Shock”, dice Ana.

No sabemos muy bien qué nos espera.
Pero las Mujeres Quemando son acaso la invitación a correr el riesgo de saltar al vacío. En la escena, en la mirada, en cada encuentro.
Juntes, y riendo.

fbk / ig: Mujeres Quemando

 

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